El internado, La colmena

Capítulo 2. Entre el regalo y un castigo

—No, eso no debió ser real—Gustavo y Juanjo seguían hablando y discutiendo a medida que caminábamos hacia la casa, la verdad es que yo simplemente no puedo borrar de mi cabeza la cara de Itae y Cenit.

—Debió usar algún elemento químico, estoy seguro—Juanjo buscaba una explicación racional.

—¿Qué opinas Luriel?

Quedo en silencio, a decir verdad no tengo idea, doy y doy vueltas al asunto y no se me viene nada que sea lógico ¿Habrá sido un simple truco en serio?

—Quizás sea un elemento de autoignición— la voz de Iracema se mete en mi y automáticamente pongo los ojos en blanco.

—No te dijeron que es de mala educación meterse en conversaciones ajenas, metiche— ella me saca la lengua mientras Gustavo y Juanjo se ríen—, pero Quizás tengas razón, ¿Y cómo explicas la arena?

—No, no encuentro explicación — Dice apenas mientras arrastra su maleta y su mochila a cuestas, el anteojo se le está por caer y su coleta se le ha aflojado.

—¡Dios, eres un pequeño desastre Iracema!—Digo mientras le quito la mochila y la ayudo a llevar, Gustavo le coloca bien los lentes y Juanjo le quita la maleta para llevársela—¿Qué es lo que traes tanto? ¿Cosas de chicas?—pregunto quejándome por el peso de la mochila.

—Son libros... y no existen las cosas de chicas, solo existen las cosas Luriel... pero de todas maneras gracias.

—Me debes el almuerzo...—dije con fastidio.

Llegamos hasta la entrada de la casa, que realmente parece un castillo, y para describir el lugar me faltarían palabras.

—Es oro...—la voz de Iracema suena realmente sorprendida al ver los muros de la casa, y es para estarlo.

Estamos acostumbrados a la opulencia, somos hijos de los empresarios más millonarios del mundo... pero oro en las paredes es muy ostentoso incluso para nosotros.

En la entrada a la casa, estaban unos adultos y todos llevaban en sus ropas un identificativo de sus nombres con el prefijo de Prof.

—No les parece muy extraño que todos esos profesores no parecen de más de 45 años, o soy el único—claramente Juanjo tiene razón, es muy extraño, pero ahora que lo pienso, en el bloque hexagonal tampoco es que nuestros profesores parecieran mayores, pero los de aquí... sí,  es raro.

—Quizás sólo sea política del Internado—La voz de Florecía la mejor amiga de Yara y mi exnovia, ¿Cómo no?, se metió en medio de nosotros ¿Qué le pasa a la gente que sólo interrumpe en las conversaciones de nuestro grupo? ¿No saben lo que es la privacidad?

Resoplo, por que me fastidia un poco, pero finalmente entrego a Iracema sus cosas, sin decir nada me adelanto y voy junto a una de las profesoras. Ella olía bonito, y era impecablemente hermosa, su cabello negro me llamaba la atención, porque brillaba y me daba ganas de querer pasar mis dedos entre ellos.

Sacudo la cabeza, porque me estoy desviando y pensando en tonterias.

—Profesora...—miro su ficha—, Zania...

—Sí, dime—responde amablemente mientras me sonríe.

—¿Me podría indicar cuál seria mi habitación y decir quienes serian mis compañeros de cuarto?

—¡Oh! Claro, ¿Tu nombre?—Pregunta y mira su planilla, cuando veo que el bolígrafo se mueve solo sobre las hojas <<¿Cómo? No, debo estar alucinando>>—¡Ahhh! No hagas caso al boli—Dice tranquila, pero yo estoy con la boca abierta—Ya te explicaran qué es, y también aprenderás a hacerlo.

—Yo... eso... tengo preguntas—dije y ella rio, pero negó con la cabeza.

-Ya tendrás tiempo de hacerlas... ahora, tu nombre.

-Luriel Solder Gianti Merlís.

—Ohhh, eres el primero en mi lista, debes ir hacia el pasillo de la derecha, habitación A 25, ummm tus acompañantes son: Iracema Tainá Asturia Golix y Yara Asucena Fuentes Amter.

Una risita nerviosa salió de mi y negué con mi dedo, no puede ser.

—Debe haber un error, o sean, entiendo todo lo de nos mezclan y ya... pero no puedo estar con ellas.

La profesora levanta una ceja y voltea su plancheta para mostrarme los nombres, y yo siento que me dan una patada en el hígado, no puede ser. No puedo estar en la misma habitación que el de la chica que me gusta y la chica que odio, esto no debe estar pasando.

Es como que me ofrezcan el infierno y el paraíso en una misma bandeja.

Gustavo viene rápidamente junto a mi y con una risa tonta me habla.

—Juanjo y yo estaremos con Florencia, ¿Puedes creerlo? ¿Y tú?

Lo mato con la mirada mientras que le apunto la lista que la profesora sigue mostrándome. Gustavo ríe sonoramente, y sólo tengo ganas de ahorcarlo.

—Y antes de que preguntes; no, no puedes cambiar de habitación ni compañeras—Dice la profesora, así que no me queda de otra que poner mi cara de angustia.

—Ve el lado bueno—dice Gustavo para que solo yo lo escuche—, vas a ver más seguido a Yara y ya no parecerás un psicópata... o vas a empeorar... en fin, te sacas la lotería.

—¿La lotería? La insoportables de Iracema estará conmigo en la misma habitación, creo que ya odio el internado y nunca lo había odiado Gustavo.

Me quejo, muevo mis brazos de forma exagerada mientras hablo y camino con rapidez. 

Estoy tan sumergido en mi enojo y frustración que no me fijo por donde voy y termino chocando el idiota de Gerardo de quién se cae la mochila de Yara al suelo. Él me mira con odio, y por supuesto que yo también.

Yara está tras él y de verdad quiero saber ¿Cómo es que una chica tan hermosa está con un patán como este tipo?

—¿A dónde crees que vas perdedor?—Me dice mientras avanza avanzo unos pasos, olvidé que me tiene hambre y que siempre busca excusas para pelear conmigo.

—¿No lo ves? A mi habitación Idiota— mi respuesta la verdad que no está ayudando a apaciguar nada. 

—A la habitación de mi novia...—Dice fuerte causando que muchos miren hacia nosotros.

—No tengo ganas de discutir contigo gorila de dos neuronas, si quieres ve a escribir tu queja, a quien corresponda... 




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