El internado, La colmena

Capítulo 10. La huella

No hace tan siquiera falta que recuerde cada texto leído sobre esta leyenda.

El 7mo hijo de Taú y Keraná, es el más temido, dicen que en los cementerios va a la media noche a roer los huesos, por eso huele a podrido, y ahora que lo voy recordando, mi mente traer momentos más precisos de  lo que viví anoche.

La imagen de Iracema, y una pata peluda apoyándose en su espalda, luego un gran peso apoyandose en la mía.

¿Por qué mi padre habla de que gracias a él se pudo trabajar con Cenit e Itae? ¡¿Por qué me molesta de sobremanera que Katú esté acariciando la cabeza de Iracema?

—Deberías darle más espacio...—Interrumpo al ver que está muy cerca de ella. Pero solo digo la verdad, se supone que debería darle más espacio, la chica está desmayada al fin y al cabo.

—No te preocupes...—me dice mirandome de forma burlona—.Sé lo que hago. Y te aseguro, que no es la primera vez que atiendo un caso como éste.

Lo miré con tanto odio, por que el idiota me habló con arrogancia, y ¡Dios! Esa es la razón número uno por la que Iracema y yo no nos llevamos bien, porque ella sabe ser arrogante, pero este chico, es 5 veces más que ella.

—¡Hijo!—habla papá —.No te preocupes por la chica, como dice Katú, él se hará cargo, al igual que Yrupé, es su misión,  es lo que hacen, cuidar a las princesas.

—Disculpen—dice Juanjo quien atrevidamente agarra unos bombones del centro de la mesa de vidrio mientras Elsa lo reprende con la mirada, al parecer a mi amigo le da igual—. Pero, seria de una gran ayuda que nos explicaran qué se supone que está pasando.

Orkias le da una palmada a mi padre, como deseándole suerte, mientras Cariem se levanta y se pasea por la sala, se lo ve nervioso.

Los únicos que realmente se ven Calmos son Itae y Elsa.

—¿Padre?—Pregunto y puedo notar que al parecer no tiene muchas ganas de hablar, pero finalmente lo hace.

—Bien, ustedes ayer recibieron un don, cada uno, un tipo de poder que les va servir en el mundo—él descubre su tatuaje que se encuentra también en su cuello y me pregunto, cómo nunca antes lo había visto —. El niño rubio, del bosque, el cuarto hijo , me eligió en primer año, y me dió el don de la gracia y llamar con tan solo pedir,  la abundancia llega a mi en todo sentido.

>>A parte de eso, manejo la luz, y el don de luz implica iluminar el camino de aquellos que lo necesiten. Antes de salir al mundo, mi intercambio con este espíritu fue guiar a todo aquel que en su vida no encuentre rumbo, por años enseñé aquí, hasta que Itae y Cenit ingresaron al primer año.

No tenia idea de qué mi padre hacia trabajos para el Panal, bueno es evidente, nos separaba todo un bloque.

—Bien hijo, a tí te dieron el don de los bosques, serenidad, pensamientos claros, y quizás la vida eterna, a Gustavo le dieron la sabiduría y el la percepción del oro—apunta el tatuaje de Gustavo que está en su ante brazo—. Y a Juanjo... le entregaron el don de la tierra, los frutos y la gloria — Juanjo mira el dorso  de su mano, lugar en el que se encuentra su nuevo tatuaje.

Mi padre se levanta y camina hacia Elsa, esta vez para servirse un poco de lo que están bebiendo.

—Iracema, Elsa y Cenit tienen la misma marca... que la mía, en fin, somos pocos, los que poseemos este don, y es un trabajo inmenso controlarlo, entrenarmos. Cada año lo hacemos, corremos riesgos, pero nunca, habíamos tenido una mezcla tal particular, supongo que esto es una caprichosa manera de complicar La colmena, dos marcas, portan dos marcas...

>>Tener a uno, con la marca del 7mo hijo, qué es lo que llevan en la espalda, o dos, es trabajoso, pero pasable... es de terror, pero no me mal interpreten, no es que sea malo, muy por el contrario, es bueno, el problema, es que... van a comenzar a hacer cosas que un miembro de la Colmena lo hace recién allá por los  8 años de haber entrenado con los guardianes del bosque, porque no cualquiera... para no decir, que son muy pocos los que tienen el honor de hacer lo que ahora.... vamos a tener que enseñarles, y eso...—mi padre bebe de su vaso como para suavizar sus palabras—. Eso, sí que no es fácil.

—Padre... te juro que primero, esto me parece tan irreal, y segundo, en verdad... me asusta ¿Qué se supone que estamos haciendo, realmente? Es que, no comprendo ¿Qué somos? ¿Quienes somos? ¿Por qué tenemos poderes? ¿Qué se supone que vamos a hacer luego? Me estoy hartando, lo juro. ¿Por qué nadie más se hace estas preguntas?

La rectora se para firme, al ver que Orkias tira en medio de la mesa un cuaderno con un dibujo, niego, porque no comprendo, es como si hubiera dibujado la pata de un avestruz.

— Es la cruz del sur...—Habla Gustavo mirando la hoja con algo de miedo—. Reconozco el dibujo, lo dimos en historia el año pasado, los guaraníes lo identificaban como la constelación  de la pisada de un avestruz.

—¡Muy bien señor Gustavo!—Orkias se cruza de brazos—. Esa es marca que tienen en la espalda, es el sello del 7mo hijo.

>>Para hacerles la historia corta, y para que comencemos a pensar cómo vamos a solucionar nuestro problemas más rápido, les haré un resumen sin las vueltas de Mortel.

Mi padre levanta una ceja, y a la conclusión que llego, es que estos dos no se llevan nada bien.

—Esto, simboliza el equilibrio que les ha sido otorgado, como miembros de nuestra sociedad, tendrán una vida digna, perfectamente alineada, entre lo espiritual...—señala la estrella más alta—Lo social, lo político y lo económico,  al fin y al cabo, eso es lo que todo miembro de la Colmena recibe, pero ustedes tendrán más que el resto.

>>A parte, recibieron el don de la persuasión, así que podrían convencer a cualquiera a dejar de creer en lo suyo, o instalarle una nueva creencia.

>>Su hogar será abundante, y nada podría detener ni un solo sueño... pero deben pagar por ello... todo lo que obtienen del 7mo hijo, no es gratis.

—¿Cuál es la paga?—pregunto con el corazón latiendo tan fuerte que lo escucho retumbar en mis oidos.




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