El internado, La colmena

Capítulo 31. A correr

La verdad es que quedé embotado por Iracema, aunque no dejaba de mirar a Yara.

Gustavo y Juanjo se pasaron molestandome en cuanto podían hacerlo, con algún comentario, un gesto o algún que otro golpe.

Miro el reloj, porque faltan minutos para que vaya a cumplir mi castigo junto con Iracema, y la verdad es que me daba ganas de ir ya a correr, no sé, aunque me quejaba en voz alta, mi pecho se aceleraba al recordar que iría con Iracema hasta la pista.

—¡Oh!—Exclama ella mientras ve su teléfono—Mmm ¿vas al circuito?—Me pregunta y yo afirmo mientras me apresuro en levantarme—¿Podrías cubrirme un minuto con Orkias? Olvidé que Katú necesitaba decirme algo.

Un golpe en medio del estómago, yo solo afirmé, me puse en pie, sacudí mi ropa y la vi alejarse mientras se despedía de todos.

—Yo también tengo entrenamiento hoy—Dice Yara, quien me ofrece una mirada coqueta, me da un beso en la mejilla y se va, en compañía de Jose quien solo levantó la mano para despedirse.

Miré la escena con algo de enojo, no sé porque en mi interior se mezclaba la necesidad de ir tras Ira, y dd golpear a Katú... no este no soy yo.

Soy un pacifista, siempre he creído en el respeto al otro, por eso nunca me acerqué a Yara.

¿Qué es lo que realmente me pasa? ¿Seran las marcas? ¿Tendrá que ver que debo a tres espíritus y no a dos?

Suelto mi respiración, y siento mi espalda tensa, y mis brazos pesados.

—¿Luriel?—la voz de Juanjo hizo que pise tierra, literalmente... que pise tierra, estaba levitando.

—¡Mierda!—Gustavo rodea la mesa y viene hasta frente mío, me observa con cuidado—. Definitivamente creo que te está afectando algo hermano, es increíble... en teoría no deberíamos poder exteriorizar nada de nuestros poderes hasta dentro de una año.

—Mmmm creo que el verdadero problema—Interrumpe Juanjo—. Es lo que nuestro querido Luriel está viviendo.

—No, es sólo poder... quizás y sólo está instalándose en mi...

—Uhum—Juanjo se cruza de brazos— ¿Cómo ante ayer cuando al dejar la ofrenda al señor de la noche que rompiste un árbol por la mitad? ¿O anoche? Que a tus pies brotó agua... No Luriel, a ti te pasa algo más, y como amante de las ciencias, la evidencia me lleva a pensar que es por Iracema.

>>Cada vez que ella está en tu boca, pasan cosas raras... o admites de una vez que hay algo en ti hacia ella que no puedes controlar, o te sigues haciendo del idiota hasta que algo vaya muy mal.

Respiré profundo, mientras me llevaba las manos a los bolsillos, me acerqué más a mis compañeros y se los dije de una vez.

—Sí, creo que me gusta Ira...—Juanjo y Gustavo rien triunfalmente, es evidente, ya lo sabían—. Pero sinceramente no creo que sea por eso... no sé si deba o no contarles, pero confío en su amistad y que esto no saldrá de aquí... resulta que Ira es una guerrera prometida por los dioses de los Tupí y yo el Cario que cuida el gran bosque de los espíritus...

—Sí—Juanjo se mira las uñas—Eso tiene más sentido —Susurra a lo bajo como para guardar el secreto... —Y de hecho ya lo sabiamos—cambia el tono y volumen de su voz, mientras Gustavo ríe —Ya hoy a la tarde nos lo dijeron en clases, y que nosotros debemos cuidarlos bla, bla, bla... sólo quería que admitieras que te gusta la chica que supuestamente te caia mal.

Miré a mis amigos con algo de sorpresa, pero claro, era obvio, se supone que somos un panal, y que nos cuidamos unos a los otros... pero no pude evitar darles un zape en la cabeza a ambos.

—Ya me las van a pagar idiotas, ahora, vayan ustedes a los suyo perros, yo debo ir a cumplir mi castigo....

Ellos no paran de reír, mientras E alejan, por mi parte, no puedo creer que haya dicho en voz alta a mis amigos que me gusta la insoportable de Iracema ¿Y si tiene que ver con nuestros poderes?

El único que podría responderme es Orkias. Hablando de él... apresuro mis pasos, quiero ser puntual.

Atravesar el patio, parece tarea sencilla, pero no lo es, son aproximadamente 50 metros, para lleagr a la entrada del camino del bosque, no, caminado ya no llego.

Guardé mi móvil que hasta el momento lo traía en la mano en mi bolsillo y me puse a correr.

A medida que el camino se acerca más a la entrada del bosque, a los alrededores los árboles se ven más frondosos y las plantas que actuando de muralla mucho más tupidas.

Notaba como, apesar de la luz del sol que aún es fuerte a esta hora, se va oscureciendo más y más la zona. 

Por razones del azar observé hacia la muralla creada por una enredadera de mburukuja, las flores se veian espectaculares, y me generaban cierta inspiración, pero de la nada, todo se fue debido al susto.

Caí al suelo, luego de ver una figura espantosa, peluda, con dientes afilados y los dedos alargados.

Estando yo en el suelo, escuchaba su agitada y desesperada respiración, el olor nauseabundo, mezclado entre sangre, barro y sudor se instalaba en mí.

Escuché los pasos de esa bestia en el suelo, y mi audición me hacia comprender que unos pies pequeño, fueron creciendo, pisada tras pisada.

Recordé el discurso de Cenit... 《No deben tenerlos, pero eso no quiere decir que no deban correr》

Tenía ganas de girar y observar a la bestia, que mi mente retrataba como si este fuera un hombre lobo, pero para ser honesto, la información que me daba mi audición, era mucho más aterradora.

Puse mis manos sobre el suelo, me paré como pude, con el miedo en la garganta, y salí corriendo con más fuerza.

Cuando entré al pasadizo del bosque, lo dejé de oler, y sentir.

¿Qué se supone que quiere de mi? ¿Y si mi sueño es real y me quiere como sacrificio?

Llegué al circuito, sin mirar atrás, lo único que quería era hablar con Orkias, quien estaba sentado en una roca, mirando su reloj. Se rascó la barbilla al verme, y tan siquiera, antes de que se le ocurra reclamarme la hora, alcé ambas manos, respiré profundo y hablé.

—Iracema llega en breve, estoy seguro que el 7mo me queria cenar, y creo que tuve una premonición.




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