El internado, La colmena

Capítulo 31. Distraídos

—¡Otra vez!—La voz de Zunú golpeaba mis adentros, mientras mi rostro estaba siendo bañando por el sudor que salía de entre mis cabellos para recorrer mi rostro.

Mainumby volvía a atacar, piedras Yrupé y yo intentábamos bloquear sus ataques.

El espíritu en cuestión es demasiado veloz y brutal, no es para nada sencillo entrenar con ella, teniendo en cuenta que golpea como aletea sus alas en su forma de pica flor.

De nuevo soy opacado por Yrupé en esta ronda, y quisiera culpar a las vueltas que me hizo hacer Orkias antes de venir aquí  entrenar, pero seria mentira decir que pierdo por eso, pues antes Atria nos dió algunas pastillas de remedios naturales que hizo levantar nuestra fuerza.

El verdadero problema es que soy inútil para ésto... aún, sin embargo eso no va a evitar que mejore, debo alcanzar el nivel de Yrupé, debo ser mejor, y no volver a perder ante Iracema.

De nuevo, un golpe en la cara, y tumbado en el suelo es como acabo, Yrupé aguanta un poco más, pero también e superada ampliamente.

—¡Otra vez! —La voz de Zunú suena cansada, y un poco decepcionada.

—Por favor, un minuto de descanso—Suplica mi compañera mientras la ayudo a ponerse de pié.

—No—contesta tajante Zunú—. Afuera, no podrás pedir ni un segundo de chance... y para eso los entreno, porque no debemos permitir que ninguno de nosotros vuelva a morir... ¿Sabes cuantos esta semana desaparecieron?—Ambos negamos, mientras él se apreta el cabello del rostro—. Otros 25... y uno de ellos fue mi entrenador, mi tutor, un hombre sumamente fuerte...

Zunú aprieta sus manos en puños, mientras sus ojos se oscurecen a medida que nos habla.

—Más de 200 años de antigüedad tiene nuestra organización...—Arruga su nariz, de nuevo el tic se hace presente en su rostro—. Y es la primera vez en dos siglos, que estamos al borde de la extinción...  no voy a permitir que ninguno de mis compañeros o aprendices, como lo son ustedes, muera.

>>Y si eso significa, que los debo torturar a más  no poder, lo haré, así que ¡Otra vez!

Pasé mi lengua sobre mi labio, mientras movia la cabeza con algo de nervios, pero finalmente obedecí.

Yrupé también, ambos vamos contra Mainumby, intentando en conjunto dar un golpe aunque sea.

Habremos aguantado un minuto a lo sumo, luego, ambos ya estábamos en el suelo, jadeando y quejándonos de dolor.

—Ya no pueden Zunú —Advierte el espíritu mientras se convierte de nuevo en un picaflor—. Mejor déjalos descansar por hoy, estoy segura que sólo van a ganar moretones hoy, y eso no es nada productivo.

Zunú pone los ojos en blanco, aunque su discurso era motivador, y en verdad se nota que desea continuar... definitivamente nosotros no podemos más.

— Bien, hasta aquí—Su voz sale con fastidio—. Y, como mañana no vas a entrenar—me apunta— también suspederemos nosotros la clase Yrupé, pero, les dejaré una tarea, desde mañana hasta el domingo, van a hacer lo siguiente.

>>Deben estar despiertos a las 6:30, trotar por al menos una hora, luego por las tardes deben hacer plancha, resistencia y nuevamente una hora de trote.

>>En ti , Luriel, hay mucho que trabajar, pero nos centraremos en fortalecer primero tus brazos, y en ti Yrupé, resistencia y el estilo de tu defensa.

>>Les recuerdo que sabré si es que no cumplen, así que más les vale ser disciplinados.

—Sí Zunú —contestamos juntos.

El chico lleva las manos a sus bolsillos, mientras su mirada se hace más profunda.

Puedo con el rabillo de ojo, como Yrupé básicamente lo come con la mirada.

—Bien, vamos junto a los otros equipos, veamos qué tan desastrosos quedaron hoy.

Comenzamos a caminar por el pasillo del bosque, y la verdad yo estaba atento, por si al 7mo se le ocurria aparecer por aquí de nuevo, honestamente, mientras se acerca la noche, más miedo me da.

A pesar de estar "protegidos " por estas bestias, no es que me sienta 100% seguro, mucho menos luego de saber su naturaleza.

—Zunú —Habla Yrupé —¿Qué harás cuando te gradues este año? ¿Has decido el camino que  vas a tomar?

—Sí, voy a proteger el bosque de los espíritus, a decir verdad, me lo han ofrecido desde el primer año, y rechacé el intercambio, porque me gusta la colmena.

Nuestros pasos se hacían ruidosos sobre las hojas que pizabamos y de tanto en tanto, se escuchaba de fondo a alguna lechuza.

—¿Y piensas quedar siempre en el bosque?—Pregunté pensando que quizás me gusta la idea de alejarme del mundo y elegir lo mismo de aquí  4 años.

—No, honestamente quiero estar unos 5 años allí, y si sobrevivo a los enemigos, me gustaría ir al mundo, crecer un poco y luego, cuando sea mayor, venir a enseñar al internado... al menos, eso es lo que imagino, ya no depende de mi, sé que tengo la capacidad, el problema es saber, si no me harán caminar por el Tapekué antes.

El silencio se hizo entre los tres, y recién allí, pude dimensionar, con el tomo de vos apagado y doloroso de Zunú, cuan peligrosa y volátil es nuestra existencia.

Los enemigos que mencionan, parecen terribles, e imagino que así debe ser, como para ir matando a tantos. Se supone que mi misión es ayudarlos, cuidarlos, y destruir a esos quienes quieren alejarnos de nuestros espíritus, bestias y pacto con los Tupí.

—¿Tienes miedo?—mi boca escupió la pregunta, mientras mi corazón latía con fuerza, obviamente, con el temor a ser aplastado por la respuesta de Zunú.

—Sería insensato de mi parte no temer Luriel, el miedo, es nuestro primer mecanismo de defensa, gracias a él reconocemos el peligro. Ahora... ¿puedo controlar el miedo? Sí, por eso entreno todos los días, tanto con mi cuerpo y el manejo de espíritus que me rodean.

—Eres increíble Zunú —La voz de Yrupé estaba cargada de admiración.

—Ustedes también lo serán...

—Si es que tu entrenamiento no nos mata primero—me quejo poniendo en blanco los ojos.

—Naa, deja de ser un llorón Luriel.




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