Cansado llego hasta mi cuarto, el cuál está vacío, estoy seguro que Yara estará con Florencia y sus amigas, mientras Iracema con Katú y su séquito de chicas.
Estoy tan agotado, que no tengo ni energia para invertir mis pensamientos de rabia y envidia en Katú.
Zunú nos torturó y empezó a trabajar con nosotros el uso de almas y espíritus, nunca antes me había agotando tanto estando sentado y en silencio. No logramos un carajo, hasta Yrupé salió frustrada.
Terminamos la sesión con la advertencia de nuestro entrenador, solicitando que no dejemos el entrenamiento mañana.
La sesión terminó cuando Cenit llegó hasta donde estábamos, bastó ofrecerle una sonrisa a Zunú, para que este irrumpiera nuestra concentración y anunciara que ya podíamos retirarnos.
Agradeci a Cenit, porque en verdad ya no podía más, me estaba consumiendo.
Saco de mi bolsillo el auricular y ni celular, sólo necesito relajarme un rato, y escuchar alguna música que me ayude a recolectarme con la historia que estoy escribiendo, me he alejado demasiado de eso, debido a los destiempos que causa esta loca idea de hacer el estúpido intercolegial.
Iba a poner mi lista de reproducción, pero al final decidí darle al mix para descubrir nuevas músicas.
《Cae el sol de Airbag》
La música es vieja, sí, pero cuando la letra llegó a mi alma, algo hizo clic en mi interior.
Me repetía que lo único que provocaba era inspiración, intentaba imaginar la escena de la historia, a los protagonistas, pero mi cabeza borraba todo eso, para remplazar recuerdos que tenía instalados, recuerdos vividos con Iracema.
Me despeino con una mano, mientras que la otra baja mi celular al suelo, sonrío nerviosamente, porque en serio no puedo creerlo que esté como idiota pensando en ella.
Esto ya no es normal, en verdad no es normal. Siempre he sido un chico enamoradizo, eso es más que obvio, y uno de mis grandes defectos, en la mayoría de los casos era yo el que terminaba la relación por quedar enganchado por otra chica.
Y también es bien sabido, que Yara siempre fue la chica por la que botaba baba, y aún lo sigo haciendo, pero me doy cuenta que ya no es como antes.
Quiero no creer que Juanjo tenga razón, que la veía como inalcanzable, y ahora que prácticamente tengo que dar un paso al frente para estar con ella ya no me atrae tanto.
Simplemente eso me da rabia, porque me convertiría en una muy mala persona, y no quiero ser una mala persona.
¿Y si esobea verdad? ¿Haré lo mismo con Iracema?
No, no quiero hacer eso, no me gustaría dejar de sentir esa corriente que me invade cuando la veo, o cuando hablamos, para que luego, nuestra relación se convierta en la Antártida.
Bueno, aquí va mi egocentrismo, ¿Qué garantías tengo yo de que Ira y yo podríamos llegar a tener una relación?
¿Y si es solo eso lo que me llama de Iracema? La incertidumbre y que aparentemente ella tiene algo con Katú.
Debería pedir a Juanjo que me de una cachetada, si lo que pienso es real, sólo seria un patán, justo lo que no quiero ser.
La puerta se abre, y mi corazón da un brinco, esto sí es fuerte. Iracema entra y se arroja en su cama, yo pongo en pausa de inmediatamente mi reproductor su suelto un suspiro.
Ella no habla, sólo se tapa el rostro con la almohada, y la siento nerviosa, pero a pesar de no ver su rostro, tengo la impresión de que está sumamente colorada y avergonzada.
—¿Estás bien?—pregunto guandando los auriculares en su cajita.
—Mmmhum—Es lo unico que dice a través de la almohada.
Hasta aquí me llegaba su perfume, y mi cabeza sentía como si mi cuerpo levitara.
Quisiera preguntarle algo más, para entender que pasa, sin embargo, decido que no seria para nada oportuno.
Mi reloj vibra, y el mensaje de Gustavo hace que me espabile.
Gustavo 20:33
—Hora de llevar comida a nuestra mascota... 😑 ¿Ya estas Luriel?
¡Mierda! Se me pasó por completo.
Luriel 20:33
— Dame 15 minutos y ya estoy allí.
Gustavo 20:33
—Ok. Te esperamos en el patio... por cierto, casi, casi pillan a Katú e Iracema... uff el beso es el chisme de pasillos, veremos si se salvan y eso no llega a Elsa.
No hizo falta más, el panorama estaba completo, mis entrañas hervían, y las ganas de ir por Katú me invadían... esto si es nuevo.
Recuerdo que odiaba a Gerardo, pero más bien por que me parecía un patán, y que se aprovechaba de Yara.
Sin embargo, no tengo ni una sola prueba de que Katú sea una mala persona, o alguien que quiera jugar con las chicas, por ende mi lógica me insiste que no hay razones validas para odiar al chico, pero mi inconsciente está seguro que lo odia y que se merece un golpe.
¿CELO? Sí, son celos, ¿Por qué?
Miré de nuevo a Ira quien seguía con la cara tapada, y tantas cosas pasaron por mi cabeza, cosas ilógicas, sin sentido, ¿reclamarla? ¿Pero qué podría reclamar? Nosotros nos somos NADA, nada en verdad.
¿Un comentario hiriente? Tampoco se lo merece, el problema es mío, evidentemente, ella va bien.
Tenía hasta ganas de ir a decirle a Elsa, pero ¿Eso no me convertiría en lo que odio? Claro que si, porque esa acción la tomaria no por hacer lo correcto, es más, si yo hubiera tenido la misma oportunidad, seguro que lo aprovechaba... la única razón por la que quiero hacer eso, es para ver si ponen alguna sanción a Katú, pero eso mismo caería sobre Ira.
Niego, mientras lucho con evitar enloquecer. Giro, agarro mis cosas, tomo la perilla de la puerta del baño, cuando ella habla.
—Creo que ahora podría volver a enfrentarme a los mata abejas.
Aprieto con más fuerza la perilla, limpio mis dientes con la lengua, y reprimo todo, todo lo que quiere salir de mi cabeza.
—Me alegra, que hayas superado la muerte de ese hombre—Solté, de todas maneras salió el veneno, y eso que intenté no hacerlo.
Escucho que se sienta con rapidez, mientras suelto la perilla, porque sé en la que me he metido.