El internado, La colmena

Capítulo 47. Miedo

Trece días han transcurrido desde el inicio del intercolegial, cada día esto se hizo más fácil, mezclarse entre la gente, hablar con todos, ignorar a Iracema, amigarme más y más con los estudiantes del Saint Carls, sean o no parte de los mata abejas, esto era lo que tenia que hacer, hacerme del docil, confiar en mis instintos y por sobre todo, pasar como un simple adolescente.

No lo voy a negar, en momentos me dolia recordar la imagen de Iracema con Katú, pero cuando estaba con mis amigos o con Yara se me pasaba.

Sí, la experiencia me sirvió para darme cuenta que en verdad me gusta de más Ira, tanto, que me falta el aire cada que la tengo delante mío, y sé que ella no siente lo que yo siento ahora por ella.

La demanda contra la periodista y algunos agentes identificados fue procesada hace unos días, Cariem se encargó de hacérmelo saber, para que estuviera más tranquilo, pero la verdad, ese era más un problema de mis padres que mío.

Ahora, estoy sentado en la banca, observando un partido de Volleyboll, Iracema está en el equipo, y podría estar enojado, celoso, histérico, colérico, pero no soy ciego, esa chica se ve bastante bien, y hay que admitir que mejoró bastante su coordinación, aunque eso es algo que ya me di cuenta en el entrenamiento de esta mañana.

El sonido de la gama de mascar de Jorge y el clacleo de los zapatos de Jazmín sobre la grada me estaban poniendo nervioso de más, simplemente porque mi humor está negro.

—¿Gianti estás bien?—consulta Betania, y antes de que pudiera responder, Juanjo lo hace por mi.

—Está padeciendo...—Él se come unas papas en lo que yo bebo el liquido restante de mi lata de coca cola.

—¿Luriel está enfermo?¿Te duele algo Luri?—Sara pregunta en lo que Gustavo casi escupe su chocolatada, por la pregunta.

Jazmín ríe mientras acomoda sus mechones azules tras la oreja, por mi parte, mantuve el silencio mientras mordía el interior de mi mejilla.

—No seas tonta Sara, Luriel padece amor... awww miren al bebé como larga la cara—Jazmín desordena mi cabello a medida que dice esto, y no puedo evitar reírme por ello.

Aparté sus manos, intentando ocultar mi sonrisa, y volver a ponerme serio, pero no puedo mucho menos cuando veo que Yara anota unos puntos y salta de emoción.

Me busca con los ojos, por lo que termino poniéndome de pié para aplaudirla. Al mismo tiempo Gerardo también se pone de pie, mientras se escucha la hinchada de la colmena coreando el nombre de la chica.

—A parecer en la siguiente ronda nos vamos a enfrentar a ellas—anuncia Jazmín mirando al equipo de chicas mientras aplaude.

—Son invictas —Jorge habla con ese tono tan particular, mientras volvemos a tomar asiento—. No te será tan fácil Jaz.

—Lo sé, pero nosotras también lo somos—la chica golpeó el hombro de su amigo quien le pasó una goma de mascar ella lo tomó amablemente para meterlo en su boca y masticarlo, muy elegante a comparación de Jorge.

Seguí viendo al frente, porque aún falta mucho para que acabe el juego.

El cuerpo aun me duele a causa del entrenamiento de hoy, y el sueño me ha afectado un poco en el rendimiento en los juegs del día.

Sin embargo, esta pantalla del intercolegial, ha funcionado bastante, he seguido de cerca al sacerdote y a esa mujer, la directora sexy, y aunque debo admitir que me dan miedo, los siento más lejos de mi y de Ira.

La verdad, que debo agradecer mucho a Mirena el hecho de estar  junto a mi, si no fuera por sus advertencias, estoy seguro queblos mata abejas ya me hubiesen detectado.

—¡Hey! Luriel— me llama Vega desde unas gradas abajo y eso si es raro para mi, levanto una ceja por la sorpresa y la observo intrigado

—¿Vega?—pregunto y con el rabillo del ojo puedo ver como Gustavo y Juanjo están con la boca abierta.

—¡Bebé! ¿Has visto a Jose?

La voz de Vega era tremendamente sensual, y no podía creer que me llamara bebé, nosotros habremos cruzado palabras una vez en dos meses de clases.

Aline, llega y se para a lado de Vega y también mira hacia mi dirección, ambas están esperando una respuesta.

—No, la verdad que no la veo desde el desayuno ¿por?

—Es que no la encontramos —Habla Aline. Y necesito extender a Gustavo un balde para la baba que se le cae.

Siento que alguien se posa en mi hombro, y sus suaves cabellos acarician mi cuello, por su peso de pluma, sé que se trata de Mirena.

—Los espíritus del bosque, me dicen que no está en el campus... ya corrieron la voz, para encontrar rastro, pero yo que tu, iría por Elsa, Orkias y Cariem.

Respiré profundo, la voz de Mirena sonaba seria, y en verdad, mi cuello y mi espalda comenzaron a molestarme.

Colo siempre, el olor a tabaco llegó a mi, para avisarme que debía hacer caso a mi instinto.

Me puse de pié, en lo que hacia un gesto a las chicas para que me esperen.

—¿A dónde vas Luriel?—pregunta Jazmín, en lo que mis amigos también se ponen de pie para acompañarme.

—Debo buscar a Jose... mi prima es un poco distraída...

—¿Necesitan ayuda?—pregunta Betania ya apunto de levantarse.

—No te preocupes, ustedes sigan analizando la jugada, que sus contrincantes aparentemente van con todo.

—Ok, ok—dice ella sentándose y poniendo una expresión de decepción —¿Pero vuelven no?

—¡Claro que si Beth!

Le ofrezco una sonrisa amable, para finalmente voltear e ir junto a Vega y Aline. Los tres bajamos las gradas con premura, para llegar en cuanto antes, al estar allí ambas susurran para que nadie más nos oiga.

—Faltó a su entrenamiento —Asegura Aline—Jose no falta nunca Luriel.

—Vamos a buscarla...—afirmo mientras caminamos—Vamls junto a Elsa y Orkias a avisar de esto... ¿Les parece?

—Me parece que es lo más prudente—Juanjo habla serenamente mientras nos movemos entre la multitud.

Todos aplauden, gritan y corean el nombre de su equipo, el torneo parece animado, pero yo no lo estoy disfrutando para nada.




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