El internado, La colmena

Capítulo 50. En la soledad

Cariem ya me estaba esperando a la salida de la habitación, decidí ir con las manos vacías, total, 12 horas, suenan mejor para pensar antes que cualquier otra cosa.

Nunca estuve en confinamiento, pero he escuchado rumores, descripciones horrendas de coml se ve ese lugar... o mejor dicho, de cosas que no se ven.

—¿Puedo escuchar música hasta llegar a la habitación?—Pregunté antes de salir.

Cariem movió la cabeza para darme permiso, tomé mi celular, me puse un lado del auricular mientras caminaba al frente, al salir a la puerta, choqué contra Iracema.

Ella venía corriendo con tal apuro que no tuvo tiempo de frenar al verme. La aparté de mi camino, no estaba de humor, y en verdad ni cabeza sólo necesitaba centrarse en la música, olvidarse de todo.

—Luriel...—Llama ella al ver que me voy alejando con Cariem, mientras en mi oído suena The Hunger de The Score.

—Deberias prestar más atención Iracema— digo sin mirarla.

—¿Qué sucede?—,pregunta preocupada mientras viene tras nuestro. Cariem sólo espera mi reacción, y la verdad eso me pone más histérico.

—Repito, deberías prestar más atención — vuelvo a contestar.

—¿Te expulsaron? ¿Lo expulsaron?— me pregunta desesperada, luego a Cariem al darse cuenta que no iba a responder.

Pero la verdad la pregunta me dió coraje, así que me detuve en ese mismo instante, voltee, la observé atentamente, pero las palabras salieron sin filtro.

—Solo estás reflejando tus propios miedos en mi Iracema, no, no me expulsaron, y en caso de que eso ocurra, supongo que tampoco te va a afectar.

—Luriel— llama Cariem con calma, él me da un toquecito en el hombro, y eso tranquiliza en algo mi ira, pero la verdad es que no tenis paciencia.

Me molesta, en demasia, que me importe ella, al igual que me molesta que no sepa lo que acabamos de vivir, estoy seguro que estaba más atenta a Katú al finalizar el partido.

—¡Luri!— Escuché la voz de Yara, quien corriendo vino a darme un abrazo.

Reconozco que seguía mirando a Iracema, y que tardé unos segundo antes de corresponder a la chica.

—¡Oh Dios! Acabo de enterarme, ¡han sido muy valientes! En verdad admiro la valentía de los tres—Yara seguía abrazándome, y en eso decidí hundirme en su cuello para refugiarme.

—Gracias Yara...

—¡Gracias a ti!— me dice dándome un beso en la mejilla— espero que te sea leve el confinamiento, realmente me parece injusto...

—Me lo gané Yara, fui irreverente  con Orkias, a pesar de haber salvado a Jose, eso no me da derecho a faltar el respeto a un superior.

—Demasiado correcto... demasiado humano... eres perfecto con tus imperfecciones...
 

—¿Cariem, ella puede acompañarme hasta la entrada a la habitación? Así le doy mis pertenencias.

—Sí, y es mejor que ya iniciemos marcha, se acerca la hora, pero te advierto Yara, que debemos ir en silencio.

—¡Soy una tumba!—Yara hace un gesto de llavear la boca y eso me pareció tierno, al fin algo que me aleje de la amargura.

Iracema seguía mirando la escena, y decidí ofrecerle una última mirada de frustración, me dolia y me enfurecia al mismo tiempo que ella no tenga idea de que pasa en la Colmena, mucho menos con su equipo, con el Cario, con su aliado.

Negué con la cabeza cuando ella intentó hablar, no quería escuchar más nada, al menos nada que viniera de ella.

Seguí ni camino, con el corazón herido, porque no sabia que me dolia más, que como miembro de La Colmena ella no tenga idea de lo que pasa a su alrededor por andas de enamorada... o el hecho de que esté enamorada y no haya sido ella la que viniera a abrazarme.

Ya en silencio me centré en la música que sonaba en mis oidos, mientras veía como los miembros del internado se detenían a verme caminar, con una mezcla de sorpresa, respeto y admiración.

Zunú estaba recostado contra una pared, Cenit a su lado, ambos con loa brazos cruzados me miraban con admiración, y creo que esa es mi mayor satisfacción del día, ver que mis maestros estén orgullosos de mi.

Que Elsa me haya dado razón, que mi madre no haya justificado nada y me haya dejado asumir las consecuencias de mis actos, que los miembros de la colmena sepan que no los voy a abandonar nunca, es lo que me da tranquilidad en medio de la oscuridad.

Salimos del edificio y caminamos en dirección hacia las huertas, quizás unos 50 a 60 metros, nos encontramos con una especie de habitación de quizás unos 3x3 metros, si uno lo mira, diría que eso, no encaja en la colmena, se ve maltratada, sucia, y poco elegante.

No cuestioné, menos, teniendo a Mirena en silencio por tanto tiempo flotando sobre mi cabeza, es como que su actuar ya me estuviera advirtiendo de que no hay caso en protestar.

—¿Algo que decir?— pregunta Cariem mientras me retiro el auricular, justo cuando comenzaba a escuchar Only one... al menos el tema se quedará en mi cabeza.

—En absoluto... nada —pasé mis cosas a Yara.

—Bien, prueba uno... superada —Contesta Cariem con media sonrisa—. Y eres el primero que en 12 años se ganó la advertencia... no te atrevas a abrir la puerta, o tendrás la peor noche de tu vida... eso no quiere decir que estarás tranquilo con la puerta cerrada.

—Como siempre aquí nada nos salva, toca vivir lo que toca vivir — mis ojos se posaron en Mirena quien estaba en la puerta con medio cuerpo atravesado, ella solo espera a que yo pase—. ¿Entonces no lo llaves?

Cariem abrió la puerta mientras negaba con la cabeza, y el miedo se instaló, por sobretodo al notar que la madera se veía rasguñada, maltratada, y despintada.

—Suerte... y agradece que sólo serán 12 horas... nos vemos mañana señor Gianti—Los ojos de Cariem brillaron al decir esto.

Pasé a la pequeña habitación, cuando el olor a polvo, humedad y antiguo se metió en mi interior.

—Adios Luriel —Yara agita sus manos cuando—. Nos vemos mañana.

La puerta se cerró, y la oscuridad se hizo en mis ojos, cual película de terror de maña calidad.




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