La puerta se abrió hace horas que mis ojos estaban abiertos, la luz del exterior no me golpeó como se supone que debía hacerlo. Seguía recostado contra la pared, con la cabeza ladeada, la ropa desarreglada y el cabello alborotado, esto último lo sé, gracias a mi reflejo sobre una viejo jarrón de plata, que estaba tirado en el suelo.
Ese jarrón, mi único entretenimiento de la noche, si tuviera vida, estaría harto, de las veces que lo hice rodar con mis poderes.
—Luriel...— Habla Cariem—¿Estás bien?
—¿Por qué no habría de estarlo? — pregunto y me pongo de pie.
Sacudo mi ropa, la cual se llenó del polvillo que venia del suelo rallado a causa de la fricción de los muebles contra la madera del piso.
Cariem sonríe, como si estuviera orgulloso de mi, como si él estuviera 100% seguro de que todo iría bien, y que es exactamente esto lo que esperaba de mi.
Mirena acompaña mis pasos, volando sobre mi, como de costumbre, hasta que Cariem levanta una mano, haciendo un gesto para que ambos nos detengamos antes de poder retirarnos.
—¿Te acompaña un espíritu Luriel?
Mirena voltea y hace que sus largos cabellos rubios cayeran sobre mi rostro.
—A él no le podrías mentir, dile la verdad—ella suspira con resignación, y yo procedo.
—¿Cómo sabes que hay un espíritu aquí?—pregunto mirando a mi profesor.
Cariem me muestra su anillo, y en medio de este había una roca traslúcida que cambiaba de color, seguí con la mirada como el apuntaba hacia la dirección en la que se encontraba Mirena, y es allí, en donde pude comprobar que el espíritu tenia razón, no iba a poder engañar a Cariem.
—¿Quién es?—pregunta cruzándose de brazos.
—Ella no quiere que lo diga...
—Comprendo, solo dile a Mirena que se comporte...
Mirena ríe, y yo tuerzo el labio, mostrando algo de sorpresa.
— ¿Lo supiste todo el tiempo?
—Siempre... pero eso no importa, vamos que debes darte una ducha porque apestas, y debes estar en el comedor para el desayuno, o Elsa nos decapitará a ambos.
Mirena no dijo nada, solo siguió en silencio mis pasos. Ella flotaba y giraba en el aire de forma despreocupada mientras que Cariem, simplemente se veía feliz.
—¿Puedo hacer una pregunta curiosa?—Pregunto, Cariem afirma con la cabeza—¿Alguien más salió tan rápido de confinamiento?
—Nadie, que haya entrado a confinamiento sale caminado por al menos 15 días Luriel, los Pora parecen bromistas, e inofensivos, pero si los ves, te juro, que preferirías morir.
—¿Los viste alguna vez?
—Los vi... sí, y tuvieron que pasar años para no temer a la oscuridad.
Llegamos a la entrada del edificio, donde varios de mis compañeros iban pasando, pero detenían su marcha al verme, por sobretodo aquellos de 2do, 3ro y 4to.
—¿Por qué caíste en confinamiento?—Pregunté fruncido el ceño.
Cariem miró hacia dirección de Mirena y ella volvió a soltar una risita traviesa.
—Por intentar romper las reglas más importantes de La Colmena.
No hace falta más información, solo llevo las manos a mi bolsillo, y me dispongo a ir hasta mi habitación, cuando de nuevo la voz de mi maestro me detuvo.
—Luriel... grandes cosas van a rodear tu nombre, créeme... y no puedo estar más honrado, de presenciar este momento histórico... Cario, te prometemos Igualdad y respeto, en cuerpo y alma, honor y lealtad a los miembros del panal.
Esto dijo mientrad la mano derecha colocaba sobre su pecho, coml si estuviera haciendo un saludo militar, lo realmente sorprendente, fue que esa frase se repitió como eco, de parte de los que estaban mirándonos.
—Cario, Igualdad y respeto, en cuerpo y alma, honor y lealtad a los miembros del panal...
Voltee para darme cuenta que el saludo se repetía, Cariem me ofrecia una sonrisa de orgullo, y yo solo estaba perdido, pero honrado por semejante gesto de parte de mis compañeros.
—Responde...—Dice mirena jugando con sus manos—. Tu cabeza sabe que responder.
—Igual y respeto a La colmena, honor y Lealtad al enjambre— las palabras salieron sin pensar.
—Lo ves... el Cario siempre sabe que decir—Mirena se baja del aire y se para a mi lado, para hacer el gesto de despedida, que solo consistía en bajar el brazo con rapidez.
Finalmente, todos comenzaron a caminar, como si nada en dirección al comedor, Cariem se despidió con una palmada en mi hombro, y allí supe que ya podia ir a darme la ducha que necesitaba.
Al llegar a la habitación, no encontré a nadie, pero sí, la puerta de uno de los baños estaba cerrada, así que supomgo que esta allí una de mis compañeras.
No quería saber quien, no me importaba, mi noche fue demasiado larga, demasiado pesada como para ponerme jugar de adivino, así que tomé mis cosas y me metí a bañar.
Definitivamente, no solo era el hecho de apestar, y que la ducha hacia su trabajo eliminando el mal aroma, sino que también, el agua alivianaba el peso de mi cuerpo, como si diluyen mis inseguridades, mis miedos, mis tensiones.
Cerraba mis ojos, y los sonidos extraños invadían ni cabeza, como si él miedo aún estuviera en mi cabeza, como si lo que sucedió anoche fuese irreal.
Pongo mi cabeza bajo el agua fría, para ver si eso aclara el ruido de mi mente, pero la verdad es que todo sigue igual.
Apagué la ducha, me sequé con premura, y por primera vez, al deslizar mi manos sobre la tela, la palma de mi mano comienza a doler, lo había olvidado, mi pago sigue allí.
—Puta... duele.
Mirena atraviesa su cabeza en la puerta del baño, mientras yo tomo mi cepillo y la pasta dental.
—Mmmm ya se notan los resultados del ejercicio.
—Acusadora...—Digo con la mayor seriedad posible—¿Qué quieres?
—Ohhh, nada más contarte que al salir te esperan afuera...
—¿Quién es?
—No me pagas lo suficiente como para informarte con tanto detalle, pero, si te voy a contar que tu prima ya despertó, está muy bien, está tarde la podrás ver.