El internado, La colmena

Capítulo 59. Sangre

Con un solo chasquido de los dedos del señor de la noche, el olor característico de su ser se metió en mis narices, me golpea el esgomago, y al cabo de 5 segundos mi cuerpo parecía desintegrarse para finalmente aparecer de nuevo en otro lugar.

Observo a mi alrededor, mientras la polvareda se levanta por los aires, el grito de desesperación y los pedidos de ayuda me llegan al oído.

—¿Nos teleportamos?—Pregunto a mi guía.

—No, yo te traje conmigo... por pedacitos.

—Nos teleportamos...—Respondo afirmando, cuando mis oidos reconocen el sonido de las voces de Ragel y Daneb—¡Carajo!

—Hasta aquí llego yo Luriel, que tus protectores te acompañen.

¡Puta madre! Creo que soy pésimo canjeado mis favores con él, salgo perdiendo casi en todas.

Cuando el desaparece quedo en medio del caos, y lo único que quiero ahora mismo es encontrar a Orkias, Iracema y Katú.

Las personas también corrían desesperadas de un punto a otro buscando a los suyos, este panorama en verdad no pinta nada positivo.

Estoy seguro que aquí ha muerto gente. Porque la explosión fue gigante, las paredes cayeron de a bloques y el techo está desplomado.

La polvareda baja la visión de los presentes, pero nada inhibe el hecho de que ellos están aquí, Ragel y Daneb.

Mi instinto me lleva a una dirección que es de hacia donde provienen los sonidos de pelea.

Trato de pensar como podría tomar ventaja en este lugar. Si tan solo tuviera a Mirena, sería invencible, pero ella no está conmigo.

—¡Disculpa! Disculpa, joven—La voz de una joven me interrumpió volteo con rapidez y veo a la chica flotando, mejor dicho, veo al espíritu.

—¡Oh! Dime...—digo mirandola a ella y mirando hacia la dirección a la que debo ir.

—No sé por qué te hablo... es solo que... yo, sé que debo ir a algún lugar, que debo llegar a algún lugar, pero no tengo idea de a donde o cómo.

—Ya...—mi pecho se hace pequeño, mi respiración pesada, pero controlo la emoción de tristeza que me crece al percatarme que la mujer, acaba de morir y busca el Tapekué—. Realmente es el trabajo de mi prima guíate... pero yo, uff no sabría decirte con exactitud.

—A decir verdad es tu deber—Iterrumpe la voz de un hombrecillo que está sentado en una roca, el se ríe al hablar, trae los dientes chuecos y un sombrero de pájaro torcido en la cabeza—Señor Cario, la ninfa solo muestra la luz a las abejas, los ilumina y se asegura que encuentren el camino hasta los suyos... tu labor es señalar el camino a quién pregunte.

—Yo... no tengo idea —Vuelvo a mirar hacia la zona en la que hay una lucha cuando a mis oidoa llegaron los sonidos de las ambulancias—¿Y quién se supone que eres tú?

—Soy tus aliados, soy uno, y soy todos...

—Pora...—suelto la palabra y este se separa en muchos seres algunos angelicales, otros sacados de películas de terror.

—Yo no sé a donde llevarla—contesto frustrado.

—Si no ves el camino al Tapekué, es porque aún no es su hora y debe volver a su cuerpo...

—¿Qué?—protesto.

—¡Ay Dios! Ya no enseñan nada a los niños de hoy en día... bueno, esta mujer aún tiene funciones vitales, pero su alma se escapó de su cuerpo material... así que, la debes devolver.

—¡Yo no tengo tiempo para eso! Yo vine a salvar a mis amigos?—Hablo con desesperación a todos los fragmentos de él—. Lo siento señorita, no es que no me importe su vida.

La mujer solo se abrazó y la culpa me consumió.

—Bien, te voy a ayudar, pero necesito que tu me ayudes primero, ¿Me puedes decir hacia donde ves a un par de desquiciados queriendo matar a tres personas?

La mujer entrecierra sus ojos, pero al cabo de un momento termina sacude su cabeza y se va la misma dirección a la que mis oidos me guiaban.

—¿Sabes que nos lo podías pedir a nosotros?—hablan los espectros.

—No, no lo sabia, creí que venían a fastidiar—Comenté honestamente.

La mujer voltea a mirarme y me afirma con la cabeza moviendo enérgicamente.

—Los tres están mal heridos, y esos dos al parecer los tienen reducidos, pero no puedo acercarme más, hay como una barrera.

—¡Mierda! De nuevo con esa técnica... ¿Los viste bien? A los que están dentro.

—Parece que sostienen la batalla...—responde la mujer.

—Ok, ok, vamos contigo primero. Luego voy por mis amigos...

—¿Sabes cómo encontrar su cuerpo?—Preguntan los espectros burlándose de mi.

—Es evidente que no—comienzo a caminar sobre los escombros a ver si encuentro algo.

—¡Y este es el Cario!

Los espectros se vuelve a unir y el hombrecillo se para ante mi deteniendo mi marcha.

—¡No puedo creer que tú hayas logrado doblegarnos! Sin embargo, promesa es promesa... y ahora debo ayudarte señor Cario.

El duendecillo comenzó a caminar sobre los escombros, y la verdad que daba igual con quienes chocaban o nos cruzábamos, ahora nuestra realidad parecía alterna y que lo único que importaba era detener a los malos.

Soy conviente que hay mucha gente que me necesita aquí, pero también que no estoy preparado para salvar a nadie sin la guía de Orkias.

—Bien muchachito— el duende se detiene y me pasa un pedazo de video limpio, era eso lo que buscaba—.  Vas a tener que despertar poderes que se supone debes esperar, pero la vida de esta mujer y la de tus amigos depende de eso.

—¡Al grano!

—Vas a tener que despertar los poderes del 7mo... créeme es muy sencillo, sangriento, aterrador... 0erooo sencillo.

—ok, creo que me está entrando miedo...

—,¡Más vale que si Cario! Porque al despertar tus poderes otorgados por el 7mo no solo te harás poderoso y podrás ubicar el cuerpo de esta joven... si no que también, traerás la guerra a ti. ¿ESTÁS listo para derramar sangre?

—No, pero por La colmena. Lo que sea. Así que hagamos lo ya.




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