El internado, La colmena

Capítulo 64. En el bosque

—Bienvenidos al puente—Zunú habla haciendo que el gran serpiente quedara quieta al borde de un precipicio—.La entrada al bosque.

Los que estábamos montados tras él nos miramos unos a los otros porque no enviamos nada más que una gran grieta en medio de dos cerros, y del otro lado parecía más desolador el panorama.

—Disculpa Zunú —Juanjo levanta las cejas dejando ver su aparente desconcierto—, pero yo solo veo un enorme acantilado en frente y un cerro demasiado espeso.

Zunú se ríe de forma socarrona, causando que Cenit nos mire con burla mientras toma la cintura de su novio y se aferra a él, mi instinto hace que tome con más fuerza las plumas que recubren a la gran serpiente.

—Muy acostumbrados a mirar al frente —Itae también se agarra con fuerza y termina agachadose.

Zunú suelta un silbido y la serpiente cabeza de loro se arroja al vacío siguiendo el muro de rocas a una gran velocidad, los gritos llegan a mis oídos, y a mi también se me escapa alguno.

La serpiente se deslizaba entre las rocas y emitía un chirrido, que se hacía eco en medio del acantilado, todo me parecía surrealista.

Cuando estábamos a punto de impactar contra el suelo, la serpiente comienza a girar, por ende nosotros con ella, hizo un agujero en el suelo, pero nunca lo sentimos, muy por el contrario una brisa acaricia mi rostro y la paz vino a mi.

Abrí mis ojos, para darme cuenta que estábamos cruzando un puente de cristal, a gran altura del suelo. Parpadeo rápidamente intentando descubrir en qué sitio nos encontramos, pero nada, no hay absolutamente nada que me de un indicio.

Solo la belleza de un sitio mágico, aves por todas partes volando de aquí para allá, de colores vivos e irreales, árboles gigantes, arroyos trasparentes y el sonido característico del bosque.

—Y aquí está el puente... Juanjo. Es momento de mirar más allá de lo que el mundo te da.—Cenit se acomoda de nuevo para apreciar el lugar, y claro, todos miramos con la boca abierta semejante creación.

—¿Es la única forma de entrar?—Gustavo suena aturdido y curioso.

—Sólo un protegido por el primero nos puede traer—Itae sonríe mientras habla—. Por eso los hijos del 7mo y los del 1ro tienen una gran alianza, nosotros debemos cuidarlos, son nuestro pase de entrada...

—¿Y qué pasa si el enemigo toma alguien protegido por el primero?—Iracema suena preocupada, y a juzgar por los últimos acontecimientos, a mi también me perturba que eso pudiera ocurrir.

Nos adentramos a unas copas de árboles y la serpiente comienza a enrollarse por el tronco para finalmente bajar lentamente hasta el suelo. Zunú mira a Iracema con algo de seriedad hasta que finalmente responde la pregunta.

—Si llegarán a capturarnos y ustedes no pueden salvarnos, de cualquier manera posible... nosotros optamos por la muerte, antes que ayudar al enemigo. La colmena se cuida, cueste lo que cueste.

—¿Alguna vez han tomado alguno de ustedes?—Vega pregunta acariciando las plumas de la serpiente mientras esta se arrastra con más calma entre las rocas del bosque.

—Sí...—Yrupé habla al fondo—, mi padre ha sido uno de ellos.

El silencio se hizo luego de esa declaración, y cada segundo solo me doy cuenta que estamos metidos en medio de una ruleta rusa, que el peligro nos respira en el cuello, que las cosas no son tan simples como creí que serian, y que mis problemas son mucho más graves que aquel tan insulso de tener que convivir con la chica que me gusta y mi competencia...

La muerte parece estar pisando los talones de los miembros de La colmena, y se supone que yo estoy para cuidarlos y evitar que historias como la de Yrupé se sigan repitiendo.

—Lo siento mucho Yrupé—digo al fin cuando la serpiente se va deteniendo—. Imagino que lo debes extrañar.

—Mucho, pero mi corazón está tranquilo, al saber que lo hizo para salvar a La Colmena, su estrella me guía, y su alma ya cruzó el Tapekué.

—Definitivamente...—Vega vuelve a hablar— Un héroe, pero ahora, tenemos al Cario, con él, ya no será tan fácil que nos lleven al Tapekué...

Miro a Vega algo extrañado, pero con miedo, porque acababa de cargarme una mochila muy pesada sobre los hombros.

—Sí y no...—Zunú vuelve a hablar cuando al fin paramos y ante nosotros está una hermosa joven—El Cario nos cuida, es verdad, pero nosotros lo cuidamos a él, mientras no seamos un equipo... vamos a seguir muriendo... por eso estamos aquí.

Zunú salta de la enorme serpiente, todos lo imitamos, Guatavo ayuda a Josefina y Katú a Iracema, no pude evitar poner los ojos en blanco al ver la escena, pero mi indignación se hace cenizas cuando la voz de Vega me llama.

—¿Me ayudas Cario?

—Solo llámame Luri, y si, te ayudo.

Podía sentir la mirada de Iracema clavada en la nuca, sin embargo me concentro en sostener a Vega.

Ella se lanzó hacia mis brazos y se sostuvo a mi nuca hasta que la giré y pudiera apoyar sus pies sobre el suelo, cuando lo hace toca con ambas manos mis brazos.

—¡Qué brazos fuertes tienes Luri!

—¡Gracias!—Estoy seguro que estoy sonrojado, pero intento actuar como galán, aunque me superen los cumplidos.

Miramos al frente y ahora veo mejor a la bella chica que está acariciando el pico de la serpiente/loro. Sus rubios cabellos llegaban hasta sus hombros, llevaba un bleiser muy masculino al igual que unos pantalones de vestir, un collar en forma de panal colgaba en medio de su cuello, los ojos azules relucian con el sol, y su postura era demasiado perfecta, demasiado imponente.

—Bienvenidos al bosque de los espíritus —Dice al fin soltando a la serpiente que se retira hacia el río que teníamos por la derecha y desaparecia en las aguas.

La joven mira con desdén a Zunú y Cenit que están tomados de las manos, y ellos también devuelven esa mirada agresiva.

—Creo que allí hay historia...—susurra Vega a Aline.

—Definitivamente hay—agrega Iracema— Seguro era pretendiente de Zunú...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.