—¡Ay no! Esa cara—Orkias bebe de su café mientras me mira con lastima y decepción —¿Hiciste algo estúpido?
—Ahaaa— digo mientras llevo las manos a los bolsillos.
—¿Qué tan estúpido?
—No lo quieres saber...
—¡Claro que no! Pero debo saber.
—Ok, muy, muy, muy estúpido, pero no te voy a contar que, y en segundo lugar...vengo por algo más importante.
Orkias se cruza de brazos mientras se sienta en el escritorio, su expresión denota algo de curiosidad y burla ante mi.
—¿Intentaste romper la regla de no contacto?
—Ya te dije que no te lo voy a responder y por cierto ¿Sabes que igual lo rompen?
—Obvio que lo sé...
—Obvio que lo sabe—Mirena aparece y flota en el aire, yo me cruzo de brazos.
—¿Y por qué no haces nada?
—¡Por qué no lo veo! Y no es mi trabajo, a demás, es como un entrenamiento, a ver que tan inteligentes y discretos pueden ser.
—Pregúntale cual es el castigo...—Mirena se pone de cabeza y gira como si fuera un trompo. Creo que hoy está particularmente aburrida.
—¿Nos expulsan de verdad por romperla?
—Sólo si pasan al siguiente nivel...
—¿Al siguiente nivel? Ohhhhhh
Quedo sorprendido por la naturalidad de sus palabras, y la verdad es que me hace sentir un poco incómodo la declaración.
—¿Y cuál es el castigo por lo más leve?
—¿No venias a algo más importante?—levanta una ceja y salta del escritorio.
—Sí, pero contesta.
—Confinamiento... con los Pora— arregla sus cosas y no me presta atención.
—Ahhh—Digo sonriendo—O sea que yo...
—¡Ja! Reitero hasta que te lo creas, estuviste con el más bueno de los 10, imagínate ahora que sabemos que eres el Cario qué podrías ir con el peor. Los guaranies tienen espíritus aterradores, lo juro.
—Tiene Razón —asegura Mirena—Uno peor que otro, no será tan sencillo de dominar, mejor no te arriesgues, a demás las horas de Confinamiento son horribles.
—¿Tu espíritu te habla?
—Sep
Orkias vuelve a mirarme, se nota que quiere saber más, pero ya le advertí que no delataria a mi espíritu, así que solo se sienta en su escritorio y me hace un ademán para que yo vaya al grano.
—Ahhh, a lo que venía. Creo que alguien ingresó a mi habitación el día de ayer.
Orkias levanta una ceja y me mira con arrogancia, alza sus pies sobre el escritorio y suelta una risita socarrona.
—Nadie puede "entrar a tu habitación " sólo los pueden dejar pasar.
Mirena se encoge de hombros, ella no vio nada, por la tarde estaba siguiendo a Katú y a Yrupé , así que al menos los decarté a ambos de ni lista de sospechosos.
—Pues Yara e Iracema dicen que no dejaron entrar a nadie, ni dejaron las puertas abiertas.
>>Había arena en ni sanitario, y los libros de Iracema se movieron de lugar, es alguien que buscaba algo en mi habitación.
—¿Qué podrias tener tú que interese a otros?
Me toco el pecho y Orkias reacciona, al parecer lo que soy, lo que tengo y lo que debo hacer está muy ligado al takuara que Yvytú introdujo en mi.
—Algo que ni ellos sabes que es. —contesta—Estan buscando qué te da el poder pero no tienen idea.
—¿Podemos ver quién entró?
—Obvio...
Orkias se acomoda en su silla, miro el reloj de la pared y casi sal las 9:30, deberia volver a clases en minutos, así que espero que no tarde.
—Bien... en el registro de entrada de habitación no hay nada a normal, todo está OK.
—¿Puedes ver cuantas veces entramos a la habitación?
—Puedo ver incluso si intentas entrar a una habitación que no te corresponde, cada tarjeta tiene un código de identidad, que corresponde a la habitación y al estudiante, por ejemplo el tuyo es 25A_1_LGM_22_
>>Número de habitacion, el curso que haces, tus iniciales y el año en que te dimos la tarjeta. Lo veo todo, y en tu habitación nadie probó tan siquiera entrar.
—¿Y si alguien duplicó la cerradura de alguien?
Orkias entrecierra sus ojos, para luego ir a su siguiente arma.
—Veamos las cámaras de los pasillos.
—¿No era más sencillo eso?—Pregunté poniendo en blanco los ojos.
—Si, pero debía estar seguro del registro...
Mi maestro se pone a teclear la computadora con rapidez, Mirena se ha colocado a lado mio, y no despega los ojos de su hermano, lo analiza, lo estudia.
Algo en esta escena me da un pinchazo en el pecho, una sensación de tristeza y dolor. La chica parecía querer acomodar el cabello de su hermano que caia sobre su rostro, su mirada se hace pesada, y sus gestos marcaban angustia.
—Nada...—La voz de Orkias nos saca del transe a ambos—, solo ustedes 3... no hay nada extraño en el cuadro ¿Estás seguro de que alguien entró?
—No tengo dudas...—suelto cruzandome los brazos.
La hora dió las 9:45, y con eso el aviso de que debo volver a las salas, para más tengo clases con Cariem y él no perdona una.
—Bien, seguiré investigando— dice Orki mientras mirena va de si lado ya también ve a la computadora atentamente.
—Ok, ok, gracias Orkias...
—No hay de que...
Su móvil comenzó a sonar, miro la pantalla y de inmediato se ruboriza, la comisura de sus labios le tiemblan y sus manos tambalean, ¡Vaya! Parece que a Orkias le superan algunas cosas.
Me cruzo de brazos y le ofrezco un gesto como si yo fuera un juez y él, el acusado.
—¿Es mi madre?—pregunto, en lo que él traga fuerte— ¿no puedes atender frente a mi?
—Claro que sí, es una llamada meramente profesional...—dice con el timbre de voz muy agudo. Los nervios le ganan.
—Miente —Acusa Mirena sin dejar de ver la pantalla—. Cuando si voz se hace aguda está mintiendo.
—Si, ya lo suponía...— contesto riendo.
—¿El qué?—pregunta carraspeando.
—Que mientes, obviamente, pero está bien Orki. Puedes atender a mi madre tranquilo, me parece bien que avance la relación entre ustedes dos, siempre y cuando sepas que no pienso llamarte papi...
Orkias echa el celular al suelo, y veo que no importa que tan inteligentes seamos, o nos creamos ser, cuando hay alguien que nos gusta, nos volvemos mantequilla, y nos hacemos idiotas.