El internado, La colmena

Capítulo 90. Suposiciones

—¿Tienes datos?—pregunto a Mirena mientras me cepillo los dientes.

—¿Quieres que mienta?

—Mirena, no estoy de humor, hoy no es un buen día —digo recordando que terminaré encerrado en breve con Yara e Iracema. ¡Puto toque de queda!

—Ok, ok—Mirena se sienta sobre el mármol del lavado y se cruz de brazo—. Todos los profesores está de investigación, ni un estudiante ha salido de su habitación, no hay sospechosos más que Vega...

>>Cariem hizo el test de recuerdo reciente, ella no tiene idea de quien es Carina, pero... si estaba cerca del aula cuando ocurrieron los hechos.

>>No hay pruebas concretas de su culpa, pero tampoco de su inocencia...

—¿Alguna actitud que la delate el menos?

—No... pero—Mirena hace un gesto de duda.

—Habla...

—Estaba llorando—alzo una ceja para hacerle una pregunta, pero ella se apresura en contestar—. No tengo idea del porqué,  sólo sé que cuando Alanis salió del baño, se tapó rápida y fingio estar dormida, tenia el celular en la mano, pero no alcance a ver si fue un mensaje, o qué fue lo que provocó el llanto.

—Mmm extraño...

—Demasiado... deberías enviarle algún mensaje, intenta entablar conversación, y yo voy a ver cómo reacciona... si ella en verdad está tras una venganza contra la colmena, estoy segura que querrá tenerte en sus manos.

La lógica de Mirena la verdad que me parecía interesante, y por otro lado es lo único que tenga para hacer ahora, porque al fin y al cabo estoy condenado a estar encerrado con Ira y Yara.

—Bien, haremos eso—contesto un poco nervioso, Mirena esta por irse cuando vuelvo a hablar—. ¿Sabes algo de mi madre y mi padre?

—Todo lo que sea es que están muy ocupados, se pasan revisando cuartos, que no te sorprenda cuando toque el tuyo. ¡Ah! Y tienen prohibido hablarte hasta que pase el toque de queda.

Mirena se esfuma en la pared y yo me vuelvo a mojar el rostro, la mano aún me duele por los cortes, y el estúpido espejo me recuerda que fui un idiota.

Cierro el grifo y saldo del baño. El panorama es horrible, de un lado está Iracema, en su escritorio, haciendo quizás la tarea, sus anteojo están en el puente de su nariz, amenazando con deslizarse en cualquier momento. Yara está del otro lado frente al ventanal, haciendo Yoga, con el cabello bien recogido los ojos cerrados y en silencio.

Yo voy hasta mi cama, porque es donde me siento más cómodo, y la verdad es en único lugar donde siento que realmente me pertenece. Tomo mi portátil y la enciendo. Una vez iniciada la sesión abro el WhatsApp web.

El grupo del colegio está reventado casi 5000 mensajes, luego el grupo de los perros, y el resto mensajes de mi hermana, de Jazmín, de algunos grupos en los que estoy, nada relevante.

Busco el nombre de Vega, y cuando me salta el contacto voy directo al chat, nos llegamos a intercambiar unos memes, solo hay emociones e imágenes en nuestro chat.

Luriel 9:41

—Hola Vega... ¿Cómo te encuentras? Hoy me enteré que la pasaste mal ayer, que hasta te has desmayado. Espero que te encuentres bien, hermosa 💜

Envío el mensaje y levanto la vista al ver que la puerta se abre, Atria entra con un termómetro, un toma presión y un vaso en la mano, siempre con sus pasos torpes y su sonrisa amable en el rostro.

A duras penas guarda la tarjeta de acceso en su bolsillo y en verdad se me hace que lo va a echar todo al suelo, así que bajo mi computadora sobre la cama, camino hasta la puerta, la cierro por ella y guardo bien en su bolsillo la tarjeta, sin preámbulos vuelvo a mi cama y ella me sigue.

—Gracias Luriel... ¿Dime cómo estas hoy?

—Bien...

—¡Ahhh! ¡Qué aplicada Iracema, haciendo la tarea que envié!—dice Atria con entusiasmo y yo pongo los ojos en blanco en lo que me acomodo, Atria aprovecha y me pasa el vaso—. Yara, quisiera tener esa disciplina, odio el Yoga...

—Gracias—responden al unísono las chicas sin mirar tan siquiera hacia nosotros.

—Bebelo, te hará bien—Atria me ordena, en lo que estira mi mano y me coloca en el brazo el toma presión, lo configura y me tom la temperatura con el termómetro mientras.

Obedezco y bebo del liquido del vaso, sabe bien, la verdad, creo que es un licuado de semillas.

—¿Qué es?—pregunto mientras me acabo el contenido del vaso.

—Horchata... ¿Te gusta? Tu madre me lo enseñó a hacer.

—¿Mi madre? No sabia que supiera preparar algo comestibles... bebible en este caso.

—Es medicina milenaria, así que obviamente lo sabe—Atria me quita el toma presión de nuevo—. 12:10 vas bien... creo que ya estás bien.

—Lo estoy—Respondo mientras fotro mi muñeca.

En eso el sonido de la notificación del mensaje del WhatsApp web, hace que Atria mire hacia mi computadora.

—¡Oh! Picaron—<<No, por favor, que no lo diga>>—. Vega te ha enviado un mensaje.

De nuevo, bordeo los ojos y le dedico una mirada de odio a mi interlocutor que se pone de pie de inmediato, mientras que soy masacrado por una fugaz mirada de Iracema y otra de Yara.

—¡Ya lo había visto Atria! No hacia falta informar a medio mundo de ello...

—¡Ayyyy! Lo siento Luriel, a veces digo las cosas sin pensar. Bueno mejor me voy. ¿Donde está mi tarjeta?

—En tu bolsillo —respondemos los tres al mismo tiempo.

—¡Ah! Gracias, soy un poco despistada... vengo de nuevo por la tarde, a controlar como estás.

No respondo, solo observo cómo antes de retirarse pasa junto a Iracema y verifica lo que hace, le da algunas sugerencias y se despide con un apretón en su brazo derecho, parecia orgullosa del ver a Ira haciendo la tarea.

Debería hacer lo mio también, pero ahora me urge más lo de Vega.

Vega 10:01
—¡Ay! Eres un amor, gracias Luriel. La verdad que no me he sentido muy bien, pero de ánimos más que nada. Sin embargo, ya estoy trabajando en eso. 
 


Luriel 10:07
—¡Qué bueno que estés bien! La verdad que andaba preocupado.




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