El internado, La colmena

Capítulo 92. Imperdonable

De nuevo en la enfermería, si me toca describir como ha sido mi primer aporte en el colegio solo puedo poner de referencia este lugar.

Sentado, recostado en los brazos de mamá mientras acaricia mi cabello, papá también está a mi lado, se ha puesto en modo león cuidando a sus crías.

Lo primero que hizo fue ordenar a Elsa que el bloque hexagonal se cierre, nadie puede entrar o salir, y el panal ha sido totalmente bloqueado, Orkias se dedicó a ello, porque lo único que nos falta es que más enemigos entren a La Colmena.

—Necesito que me traigas el preparado que le diste a Luriel, Atria—pide mamá, Atria se sonroja, como siempre cuando es interpelado por mi madre.

Atria corre hasta el envace de vidrio, mientras viene hacia nosotros para entregarlo se tropieza, y el envace sale despedido de sus manos hacia el suelo, yo solo ya esperaba el sonido del vidrio estrellándose, pero Orkias detuvo la caída, con un simple movimiento.

—Deberías tener más cuidado Atria—Orkias no habla con ese típico tono burlón, su semblante está tenso, y sus ojos tan oscuros dispuestos a asesinar a quien sea.

—Si...—Logra decir Atria con la voz temblorosa.

Orkias pasa a mamá el recipiente, ella me suelta y se lleva a la nariz para poder olfatearlo.

—Lo hice como me enseñaste—Dice la castaña, cuando mamá le pasa la botella a Elsa quién también se lo lleva a la nariz y lo huele.

—Jahechá...—susurra Elsa y el frasco levita solo, se vierte en el aire y el liquido se esparce formando como un hilo de telaraña.

Elsa pasa su manos sobre el hilo, y el líquido ahora es polvo. Mamá va, lo toca, lo revuelve y finalmente, niega.

—No hay nada extraño en él—Mamá habla y mira a Atria quien aún está quieta, como si esperara a que le den permiso a respirar.

—¡Dejanos!—Ordena Orkias y la mujer se retira del salón.

Elsa guarda todo el contenido de nuevo en el recipiente y lo apoya sobre una de las mesas, dejando caer su peso sobre uno de los sillones que está cerca.

—Yo no creo que haya sido Atria—papá desordena mi cabello y va hasta el centro del salón.

—No, pero...—Orkias se para recto a lado de mi padre—, igual hay algo alrededor de ella que no me cierra, es como si no fuese la misma Atria. ¿Me explico?

—¿Crees que fue posesión? —Elsa pregunta apretando sus manos en puños.

—Luri vio a Carina, así que podría ser, se llevó huesos de caciques y aún no identificamos qué cosas de las tumbas de los padres y la hermana de Anastasia.

—Yo solo sé —digo con miedo —, que en el momento en que íbamos a salir del lugar de las tumbas me comencé a sentir mal, parecía que mi piel ardía, que el tatuaje del 7mo pesaba, lo quería arrancar y mandar lejos de mi. La pesadez en mi cuerpo...era tal que sentía kilos y kilos en mis hombros.

—Definitivamente esa es Carina—Orkias suelta las palabras con rabia—. No entiendo como está viva, pero si sé que debemos proteger más a los iniciados, los marcados por el 7mo no deben estar tan expuestos. Y como odio refugiarme como rata, pero no nos queda de otra.

—¿Cómo está Iracema?—pregunto y la piel se me eriza.

—Bien—responde papá—. Un poco afiebrada, pero bien, Jose también está igual.

—Ya en breve las verás—Elsa se acerca a la puerta como para retirarse—. Voy a pedir que los estudiantes pasen al gran salón, los quiero a todos bajo vigilancia, los quiero ver.

—¿Quieres poner a 400 estudiantes bajo un mismo techo?—Orkias cuestiona, pero luego de un segundo chasquea los dedos como si la idea fuera la mejor del mundo—. Suena caótico, desesperado...

—Y es como servirles la comida a los cazadores—papá completa la oración—. No estoy seguro de querer arriesgar a los chicos.

—Solo piénsalo Mortel—Orkias se coloca tras mío y coloca sus manos sobre mis hombros—. El Cario, la princesa guerrera y la Ninfa...

—Es justamente eso lo que no me gusta.

Orkias coloca sus manos en mis oidos y se siente como una especie de tapón que impide que el sonido llegue a mi.

Papá no responde, solo mueve la cabeza, mamá y Elsa también. <<¿Qué mierda?>>

Se que Orkias sigue hablando porque siento las vibraciones de su cuerpo en el mio.

Finalmente retira sus manos y vuelvo a recuperar los sonidos del ambiente.

—¿Qué fue eso?

—Lo siento niño—Orkias palmea mi espalda—. Hay cosas que deben quedar en secreto.

—Bien voy a ver eso que me dijiste—Papá se coloca unos guantes que saca de su traje, y eso me da el indicio de que hará alguna invocación en el mundo astral—. Nos vemos hijo, quiero que te cuides, y no dejes que nadie te intimide—papá me desordena el cabello y se retira junto con Elsa.

—¿Y ya quieres que yo haga eso?

Mamá se alza el cabello, aprecio su belleza, como las pocas veces que tengo la oportunidad de estar con ella. Orkias parece que hace los mismo que yo, porque no responde hasta que Mamá lo mira fijo, mi maestro aclara la garganta y se coloca a mi lado.
 

—Sí, sí, emmm, y prepárate no cuentes a nadie lo que harás, no importa si son del consejo, yo me encargaré del consejo y lo que venga luego. Ahhh y ten... cuidado.

—Yo soy en extremo cuidadosa Orki, querido—Mamá le sonríe —. Por algo soy la representante del consejo y termino cuidándote el trasero siempre.

—Lo sé, solo quería ser caballeroso...

—¿Podrían coquetear cuando yo no esté presente?—irrumpo porque me irritan, y no tengo ni idea por qué, ¿celos? No, en el fondo si quiero que Mamá sea feliz con Orkias, pero mis entrañas se remueven con enojo, más contra mi madre con con Orkias.

Orkias vuelve a aclararse la garganta está vez con un aire incomodo, Mamá viene hasta mi y me planta un beso en la frente, por un lado me siento genial por ello, pero por el otro me da una molestia su contacto.

—Nos vemos luego mi amor, cuídate bebé—me dice acariciando mi mejilla con su pulgar y se retira.

—Ok.—es todo lo que logro decir.

Orkias se para ante mi, con los brazo cruzados, me analiza un rato y noto la preocupación por mi, pero también la incomodidad que le causó mi pequeño berrinche.




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