Luriel está acostado en la cama, es el tercer día que lleva inconsciente, hasta Orkias ya despertó y él no.
La preocupación me llena la sangre, y sé que no soy la única, pero en estos momentos me siento sola con esto.
Entre el funeral de Elsa, los arreglos de La colmena y las heridas físicas y emocionales que quedaron en todos, es difícil que se detengan un momento y pregunten al otro como está.
He acompañado a los padres de Luri, y la falta de sueño y hambre me está cobrando.
—Deberias ir a descansar bebé —papá me habla mientras yo sigo acariciando la cabeza del Cario.
—No papi, no quiero irme. ¿Qué pasa si aprovechan se que está débil y nos atacan?
—No le va a pasar nada a tu novio —dice mamá provocando que Mortel y Solei rieran.
—Shhh, no lo digan en voz alta —suplico sintiendo vergüenza.
—En serio chiquita— Mamá habla y papá me aprieta los hombros —. Debes descansar... nosotros lo haremos.
—Sí. —Solei se levanta y va hasta la puerta seguida de Mortel —Todos debemos descansar, en especial tú Ira, o no podrás cuidarlo bien.
—Ok, ok, iré en breve, solo déjenme un segundo más.
Acceden y me dejan sola, sé que debo descansar, pero en verdad, algo dentro mio me dice que no debo descuidarlo, que debo protegerlo, y mantenerlo seguro.
El reloj da las 12:00 del medio día, y el sonido me sobre salta. Creo que es hora de ir a comer algo y dormir un poco.
Acaricio una vez más el cabello de mi no novio, como dice él y le planto un beso en la frente.
Cuando me dispongo a salir, al girar me encuentro con el niño rubio, comiendo miel de un tarro con sus dedos, sus dientes afilados y esa sonrisa retorcida.
—Eres el 5to —señalo con miedo, recordado la noche del bautismo —. Pero no estamos bajo la regencia de Taruro.
—Pero es medio día —dice recistandose sobre su báculo de oro —. Y de verdad, me gusta el sol... guerrera.
—¿En que puedo ayudarlo 5to?
—Vengo de parte de lo 7... —mira a Luriel y la preocupación borró su sonrisa —¿lo sientes verdad? Por eso no te quieres ir.
La respiración me sale entre coratada y caigo en la cuenta que se refiera a mi presentimiento, miro a Luriel y luego al niño rubio.
—Sí...
—Es por eso que vengo, los 7 tenemos una misión para la guerrera... hay más traidores, los que ayudaron a Carina, los verdaderos malvados de la historia.
El pecho me aprieta, con tan solo recordar lo que pasó y pensar en que hay más tras Carina, me llena de pánico y furia.
—¿Qué debo hacer? —aprieto los puños y miro a Luriel.
—Descubrir los secretos Iracema, nosotros tampoco lo sabemos... ahhh y protege al Cario, ahora más que nunca será un blanco. Y que nadie sepa que te lo asignamos.
Caigo de nuevo sobre el sillón, mientras el 5to desaparece dejando virutas de oro en el suelo.
¡Y yo que comenzaba a relajarme!
Ahora no solo tengo una misión, si no que también la preocupación a tope.
Bien, vamos a descubrir esos secretos, cueste, lo que cueste.
Fin libro 1