El internado Sweet home

Fuera de lugar

Llegué a mi nuevo hogar por los siguientes años de mi vida, después de todo.
Toqué la puerta de mi habitación, según lo que me habían indicado.
Estaba abierta, así que, por impulso, la empujé.

Y, para sorpresa de nadie, una de las primeras cosas que me dijeron que "no pasarían" o que estaban "prohibidas", estaba ocurriendo justo frente a mis ojos.

Había un chico alto, de cabello rojo intenso, discutiendo con una chica pequeña de cabello azul claro y ojos rosados.
Se suponía que no podíamos convivir con el género opuesto en una misma habitación.
En ese momento, tomé toda la información y las recomendaciones de ese grupo de tres (sí, Alex, Ariel y compañía)... y las tiré directamente a la basura.

Ellos me miraron.
La chica, con curiosidad; el chico, nervioso y sorprendido.
Detuvieron lo que sea que estaban haciendo, y él comenzó a hablarme.
Yo solo lo miré con cara de estar ya harto de todo.

Daniel: E-eh, me habían notificado de un nuevo compañero de cuarto, pero pensé que llegarías más tarde. Yo soy Daniel, y ella es Luz.

Solo entré con mis cosas y me senté en el pequeño sillón del lugar. Todo estaba reducido, pero me dio igual.
No esperaba explicaciones, aunque tenía curiosidad de hacia dónde iba todo eso.

Izack: Bueno, yo soy Izack. ¿Ella también dormirá con nosotros o cómo es la cosa?

Luz: Hey, solo estaba ayudando a limpiar para que no durmieras en la porquería de este idiota. No hay necesidad de hablarme como si fuera cualquier tipo de persona.

Izack: Ujum.

Daniel: ¡No hay necesidad de discutir! Sé que, con las reglas, esto se ve un poco raro, pero juro que es más normal de lo que parece.
Nosotros somos amigos y, para serte honesto, tu habitación era mi depósito de cosas... pero ahora estás aquí, y necesitaba limpiar, y necesitaba su ayuda...

Izack: Bueno, supongo que gracias. ¿Podrías explicarme cómo se organiza este lugar?

Daniel: Bueno, no es la gran cosa. Mi habitación es la de la derecha, y te tocaría la izquierda.
Si tienes hambre, vas a la cafetería en cierto horario, pero no es como si tuvieran el mejor menú. Así que o consigues dinero, o logras que tus padres te envíen cosas.
El baño es la puerta al lado de mi cuarto, y solo tenemos esta "sala".

Izack: ¿No hay televisión o cocina?

Luz: Claro que no, niño mimado.

Izack: No hagas que me arrepienta de no haber dicho más cosas.

Daniel: ¿Podrían no odiarse a primera vista?

Luz: ¡Él llegó con aire de superioridad, no es mi culpa!

Izack: Ok, ya. Lamento si fui agresivo, pero estoy cansado, y tú estabas aquí, y... parecía cualquier otra cosa.
Ya, hagamos las paces y listo.

Luz: Está bien, Izack.

Izack: Para mí también está perfecto, Luz.

Solo nos mirábamos con duda y un raro resentimiento. Algo en mí me decía que estaba bien, pero al mismo tiempo sentía que estaba muy a la defensiva. Quiero creer que era por el lugar nuevo.
De la nada escuché que alguien tocaba la puerta, que estaba solo ajustada, mientras decía: "¿Puedo pasar?". Ellos respondieron que sí.

Entró una chica con el cabello rosado, las puntas verdes, pecas y unos ojos casi color ámbar, dorados. Era más alta que yo y bastante delgada; su presencia simplemente transmitía alegría gracias a su sonrisa. Solo esperaba que esa sonrisa no me engañara y terminara ganándome otra discusión con otra persona.

Los ojos de Luz se iluminaron al verla; ambas se abrazaron y saludaron con alegría.

Luz: ¡Dara!

Dara: ¡Luz! ¿Cómo va todo...?

Ella me miró mientras yo seguía sentado en el sillón. Le devolví la mirada. Tenía una expresión confundida; asumo que también esperaba que llegara más tarde.

Dara: Oh, llegó más temprano.

Daniel: Sí, apenas pude sacar todo. Quería limpiar el baño, pero supongo que se queda así.

Dara: Hmm, ok.

De la nada se me acercó, inclinándose un poco y extendiendo su mano.

Dara: ¡Hola! Soy Dara, ¿cómo te llamas?

Izack: Hola... soy Izack.

Dara: Lindo nombre. Supongo que ya los conoces. Espero que tengas una buena estadía aquí. Quizás nos veas a menudo, ya que somos buenas amigas de Daniel. Aunque creo que solo será después de clases. ¿De qué grupo eres?

Izack: Noveno.

Dara: Oooh... eres bastante joven. ¿Edad?

Izack: Cumpliré 15 dentro de poco.

Luz: Sus dulces primaveras, ¿eh?

Daniel: ¿Ustedes le harán fiesta o cómo?

Dara: No es para tanto. Yo tengo 16, igual que Luz, y Daniel está próximo a ser un adulto responsable.

Daniel: Ni me lo recuerdes.

Izack: Bueno, estoy muerto. Y quiero dormir. Me dijeron que la habitación tendría lo que necesitaba.

Daniel: Oh, eso. Las sábanas están en un gavetero.

Izack: ¿Qué?

Luz: Esa expresión grita "soy un niño mimado que no sabe hacer la cama".

Izack: Eso no es cierto. Yo me voy de aquí. Suerte con sus cosas. Espero no verte mañana, Luz, y por los demás, que tengan una buena noche.

No sabía hacerlo.
Ella tenía razón: tenía la idea de cómo tender una cama, pero nunca lo había hecho realmente. Solo saqué una almohada y una sábana; estaba tan cansado que me arrojé al colchón sin nada encima y dormí como nunca. No sé por qué estaba tan agotado, pero dormir se sintió demasiado bien.
Mañana sería lunes. Tenía clases, aunque no tenía ganas de pensar en eso. Cerré los ojos y caí en un sueño profundo hasta que...




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