El aire de afuera me golpeó como una descarga eléctrica. No sabía si estaba respirando libertad o una versión más elegante del encierro. Frente a mí, Nemoris se extendía como una bestia luminosa, viva, palpitante. Las torres de neón parecían tocar el cielo, y las calles, cubiertas de una niebla verdosa, respiraban un calor metálico que hacía vibrar el suelo.
Caminar por el hall destruido de Obscura simplemente se sentía desolador, solo quedaban los restos de lo que alguna vez fue libertad y seguridad. Ahora, cadáveres electrónicos, regados por todos los sitios, reposan a la espera de recibir algún mensaje que los reactive. Parecían simples antenas, antenas muertas, pero siempre conectados a EverNet.
Había soñado con este momento durante años, pero tal vez no de la manera en la que me lo imaginaba. Recuerdo cuando me habían dado de regalo de cumpleaños el primer modelo de Ever A.I, aún estaba en testeo, y yo, yo era uno de aquellos afortunados que podían juguetear con eso. Pasaba horas y horas conectado a la red, nada me hacía despegarme de mi aquel entonces, nueva realidad. Me duele la cabeza de tan solo tratar de recordarlo, para mi cerebro son solo recuerdos vacíos sin ninguna relevancia cognitiva al respecto, inclusive, hasta Ever tenía alertas de emergencia en caso de adicciones. No duraron mucho.
Aún así, me entristece saber que la realidad era distinta, estoy libre no por voluntad propia, sino por haber violado el régimen. Nemoris no era la ciudad brillante de los viejos comerciales que solía ver justo en Ever A.I antes de mudarme, sino un organismo enfermo sostenido por parches de luz artificial. Miles de hologramas publicitarios proyectaban rostros perfectos, sonrisas sintéticas, promesas de bienestar, mientras los callejones a sus pies exhalaban podredumbre y desolación con tan solo mirarlos, tal vez era por eso, que se esforzaban tanto en llenar nuestros placeres y deseos más mundanos a través de la inmediatez y del goce constante. La recompensa inmediata nos hace olvidar al otro, nos hace volver individualistas, seres que solo buscan la inminente estirpe del reconocimiento. Nos habían moldeado tal y como ellos deseaban.
Agarro el coraje suficiente para por fin ya salir de este lugar, no antes, decido mirar a alrededor nuevamente para cerciorarme de que sí estoy solo. Pareciera que sí. Camino hasta llegar a la puerta y me sorprende saber que de tanta destrucción que hay a mi alrededor, esto, siguiera intacto, como si el paso del tiempo no tuviera nada que ver. Inclusive el seguro permanece activo, lo que me obliga a usarlo si no quiero llamar la atención. No queda más remedio. Coloco mi mano izquierda sobre el sensor del seguro esperando a que este se active.
La puerta ha sido activada.
Mensaje de advertencia:
Se ha detectado la activación ilegal de una puerta EverNet. Inutilizaremos su dispositivo lo más pronto posible, por favor mantenga la calma.
Pareciera que el mensaje estuviera totalmente desfasado de la actualidad, decido ignorarlo y por fin ver ante mis ojos. Nemoris.
—Axia, ¿Qué zona es esta? —pregunté con voz ronca, con inquietud.
—Distrito Central, subzona Gamma de Nemoris. Nivel de radiación: moderado. Nivel de seguridad: bajo. Nivel de esperanza: inexistente.
Al escuchar esto no pude evitar reír. Por un instante, creí que Axia había intentado hacer un chiste. Pero al ver que no responde, se me borra la risa del rostro, tal vez si está hablando en serio. Respirar se hacía cada vez más difícil, entre más tiempo pasaba en el exterior, peor se hacía.
Di un paso hacia la avenida principal, mientras un grupo de drones policiales cruzaba el cielo, proyectando luces azules sobre los edificios derruidos. Mi único objetivo seguía siendo el mismo: encontrar a Orven.
Pero en un lugar como Nemoris, la gente no desaparece… se disuelve.
Trato de revisar en los registros de llamadas algo que pudiera haber dejado Orven para volver a hallar su rastro. Mientras lo hacía, estaba caminando sin rumbo por las calles de Nemoris. Hacía tiempo que los vehículos dejaron de existir, ya no eran un medio de transporte óptimo para la sociedad, así que no había riesgo alguno de caminar mientras no veía que había al frente, total, no me iban a atropellar. –Me río.
Sin darme cuenta, me había distraído de mi objetivo principal. Instintivamente empecé a scrollear por el EverNet, videos y videos, tras videos, era lo que mi mente me pedía cada vez que utilizaba el celular. Realmente debo de parar con esto, no es posible que esté aún en las garras de tal sistema y siga cayendo en ellas.
Inhalo con plena angustia. Cierro los ojos y dirijo mi cabeza hacia el cielo. Abro mis ojos y comienzo a exhalar lentamente, el cielo era tan mágico que me quedo varios minutos observandolo. Se me vienen recuerdos de cuando era niño, solía salir a la calle y jugar con mis amigos, cuando apenas se estaba implementando todo el sistema Ever. Hacía parte de la clase trabajadora. Mi padre, mi madre y toda mi familia, todos ellos destinados a laborar hasta el resto de sus días. Hasta que…
Vuelvo a bajar la cabeza con algo de melancolía.
–Axia, ¿tienes alguna información al respecto de donde vive Orven? –Pregunto con la esperanza de que tuviera la respuesta.
[Chat Axia A.I. 04:44 a.m.]
Informe de Orven:
Orven, ciudadano exiliado de EverNet. 29 años. Obesidad mórbida. Solitario. Sector Nox Viridis. Se desconoce ubicación exacta.