Me adentro en las profundidades del túnel con cierta incertidumbre de saber dónde estoy. Sin la supuesta ayuda de Axia me es imposible saber con exactitud las características de este nuevo lugar. Tengo miedo, la dependencia a lo tecnológico se hace cada vez más y más grande. Llevo toda la madrugada sin poder descansar o dormir. Solo deseo encontrar un lugar donde poder reparar a Lyra y así finalmente, descansar. El viaje cada vez se hace más difícil para mí, no sé cuanto más pueda aguantar antes de desfallecer en el intento.
El túnel se encuentra en perfecto estado, la naturaleza y la tecnología son uno en este lugar, por fin después de tanto tiempo, puedo respirar aire puro, pareciera ser que este lugar es el único que mantiene la esencia de Lumen Orbis intacta, mi país. Encontrar un lugar como este, en tiempos de consumo y dominación total, se hace un paraíso. –De solo decirlo me da risa–. Termino de atravesar el túnel y me encuentro con un hábitat lo más curioso. Un antiguo centro comercial hecho jardín botánico, animales, pájaros cantando y conviviendo en sinfonía, un olor a comida impregna todo el área. Los rayos del sol parecieran penetrar sin ninguna dificultad el lugar, como si la contaminación no existiera. Me siento aliviado de saber que no estoy solo en este mundo lleno de esclavitud.
A lo lejos puedo ver como un pequeño grupo de personas me están observando con algo que pareciera ser unos binoculares. Llevaba tiempo sin ver unos, ciertamente, con algo de intriga y confusión, decido caminar lentamente hacia ellos con la esperanza de poder conocer sus intenciones y de pedirles ayuda, no tengo nada que perder –Pensé.
Al mismo tiempo que me voy acercando, ellos lo hacen de manera apresurada, pareciera ser que yo fuera su primer contacto extraño desde hace mucho tiempo. Lo que antes parecía ser un pequeño grupo, empezó a crecer y a crecer. Las multitudes empezaron a aparecer desde los matorrales, las copas de los árboles, los cubículos de las tiendas abandonadas, no había lugar donde no aparecieran estas personas. Cuando menos me lo esperaba, llego a una fuente en medio del centro comercial, parece estar decorada con cables, celulares, computadores y dispositivos impresos en 4D. Giro mi cabeza a todos lados y sorpresa, estoy rodeado completamente por estos sujetos. Empiezo a temblar del miedo, mis piernas empiezan a fallar debido a lo pesada que es Lyra por sus partes tecnológicas. Antes de que pueda decir alguna palabra.
Todo se volvió oscuridad.
El temor invade mi letargo, no puedo entender realmente qué es lo que está pasando. Siento como estoy siendo arrastrado de los pies por el suelo.
Cae la noche, despierto con la visión borrosa y con mareo, a mi lado está Lyra, sigue inconsciente, pero ambos estamos amarrados con cables de fibra de titanio. A ambos lados, tenemos un plato de comida, parece ser pan con algo de agua.
No es posible mover mis extremidades. Me empiezo a impacientar, no me gusta para nada estar amarrado. El desespero invade mi cuerpo y mente por completo, estoy a punto de perder la calma hasta que algo me deja en shock por completo.
Al frente mío, hay fotos, videos, grabaciones y recuerdos míos. En el momento en el cual estaba huyendo del Minotauro, de mi habitación y del preciso instante en el que fui vetado del sistema EverNet. Observo mis alrededores y puedo presenciar como estoy en una sala de mando, montones de computadores y hologramas proyectan una luz verde. Luz que había sido inutilizada por el sistema Ever, ya que según, provocaba sensaciones de libertad y de rebelión, recordando el color de la naturaleza. O eso leí en internet.
En eso, llega uno de los habitantes de la zona, completamente encapuchado, no es posible ver su cara ni su cuerpo.
–Parece que no eres de por aquí, chico. Te has adentrado a un territorio desconocido, infectando nuestra paz y tranquilidad con tus sucias y asquerosas señales electromagnéticas. Dejándonos en evidencia con el sistema. Sistema del cual por años hemos intentado evadir y cuando por fin habíamos alcanzado la paz, el equilibrio. ¡Llegas tú, y lo arruinas todo! –Dice con voz grave, casi robótica. Verás chico, aquí, nos hacemos llamar Los Conectados, somos una pequeña resistencia que está en contra de todo lo ajeno que tiene el sistema, pero nos beneficiamos de lo que alguna vez el sistema nos ha proporcionado. No podemos dejar de estar conectados a él, pero no dejaremos que él nos controle a nosotros. Y tú, eres alguien que no está ni en el sistema ni está conectado. Has traído herejías a nuestro santuario. –Señalando a Lyra. ¿Cómo se te ocurre hacer tal sacrilegio?
–El misterioso hombre se detiene un momento y piensa. Mmm, ya veo. La única solución para que te perdonemos es que te unas a nosotros, y te conectes nuevamente, a que vuelvas a ser uno con el sistema. –Ríe malvadamente. ¿Y dime, cuál será tu decisión, Kael?
No tengo otra escapatoria, tendré que idearme un plan en el camino para poder salir de estos lunáticos con vida. Por el momento, cederé a sus peticiones y trataré de ganarme la confianza de ellos.
–Está bien, pero con una condición. Necesito que me ayuden a reactivar a mi amiga. No seguiré si no es con ella. –Lo miro fijamente a lo que deberían ser sus ojos.
–Que así sea, joven Kael. –Recita alzando las manos hacia el aire. "La libertad es una ilusión creada por los desconectados. Aquí somos uno, y el uno somos todos".
Terminando de recitar, se quita la capucha y toda la ropa que impedía ver su verdadero aspecto. Su cuerpo, cubierto de un exoesqueleto de metal oxidado, emite constantes rayos de luz verde que salen de sus extremidades y llegan hasta el piso. No es posible distinguir quién es o qué es. Su cara, reemplazada completamente por una de metal liso, sin nariz, sin boca, sin ojos, sin nada que lo acerque a un ser humano. Estira su brazo y de él, empieza a digitar una clave y las ataduras mías y las de Lyra se deshacen.