El invierno del ángel (disponible en físico)

⭐ Capítulo 35: antes del encuentro.

En el momento en que Sarah inició el relato del accidente aquella noche, Tom se paralizó del miedo, así que se apresuró a insistir en que se encontraba en perfecto estado de salud, le costó trabajo calmarlo, y fue mucho más complicado cuando explicó que se había quedado ciega durante varias semanas. Tom, entre un ataque de pánico y desesperación, le exigió ubicarse bajo la luz de una lámpara para comprobar que no tenía ningún problema visible en sus ojos, incluso le pidió repetidas veces que le dijera cuantos dedos tenía en la mano frente a ella a distancias considerablemente lejanas.

—Tenías que habérmelo dicho, yo hubiera cuidado de ti —decía.

—Dijiste que no querías casarte, cuidarme hubiera sido horrible, creería que lo harías por tenerme lástima, no por amor —explicó.

Cuando Sarah comenzó a explicar cómo fue que conoció a Anthony, y las maneras en que él y Olivia la ayudaron, fue interrumpida de nuevo.

—Fue con él, ¿cierto? —preguntó Tom. Él pareció haberlo sospechado desde el momento en que ella pronunció su nombre, su lenguaje corporal había cambiado, incluso el tono de su voz se tornó diferente al hablar sobre el sujeto rubio.

Sarah obvió la parte en donde descubrió que Anthony se había hecho pasar por su pareja en el hospital, sabía que aquello, desde el punto de vista de su novio, podría parecer acoso, él no lo conocía como ella y no quería causar problemas al hacer muchos halagos sobre el hombre que la había cuidado, creyó que no era necesario contar cada detalle.

No pudo molestarse con su novio, su reacción ante la noticia del accidente no fue como esperaba, sin embargo, estaba en todo su derecho, puesto que ella le había ocultado algo de gran importancia. Tampoco pudo reclamarle por su actitud ante Anthony y sentir celos de él. A pesar de eso, Tom había llorado de dolor durante un instante, mientras que la sostenía con fuerza entre sus brazos, y se lamentaba en voz alta por lo que había ocurrido y por el miedo que lo invadió al pensar que estuvo a punto de perderla para siempre. Sarah le había contado todo, desde el momento en que ella se había ido de la fiesta en Año Nuevo, hasta cuando se había decidido ir a buscarlo.

—¿Lo del beso? ¿Me lo puedes perdonar? —preguntó Sarah después de varias horas.

—No quiero hablar de eso, está en el pasado, no es relevante —aseguró con cierto malestar—. Es algo que me duele, pero podré superarlo… Sarah, estuve a punto de perderte y lo que me importa ahora es que estás aquí y que estás conmigo. Si me dices que no estás enamorada de Anthony y que solo has confundido su amabilidad y que tal vez te sentías sola…

—Tom…

—Yo te cuidaré a partir de ahora, no él, es lo único que pido.

Ambos estuvieron hablando esa noche hasta que se quedaron dormidos, ninguno supo cuál fue el primero.

***

La mañana siguiente, Sarah usó el tren para ir a visitar a Olivia a su apartamento.

Ambas amigas se disculparon por la discusión de su último encuentro y se pusieron al día; no obstante, fue Olivia la que, luego de una larga disculpa por parte de Sarah, se sorprendiera más al escuchar las cosas que habían ocurrido en tan poco tiempo.

—¡¿Cómo es posible que yo me aleje por unos días y todo esto ocurra de pronto?! —decía Olivia sorprendida—. ¿Sabes? Supuse, más de una vez, que él tenía sentimientos por ti —confesó con un poco de rencor—. Pero era tan amable y nunca pedía nada a cambio que confiaba en él.

—Anthony no tenía malas intenciones, fue de mucha ayuda para ambas. Ninguna de las dos podemos quejarnos de él.

—Lo sé, pero él sabía de Tom —insistió Olivia—. Quiso confundirte.

—Claro que no. También estaba al tanto de lo que ocurrió en aquella fiesta, lo que Tom me dijo... —explicó de inmediato—. Sabía que yo me rehusaba a encontrarme con él. Solo supuso que mi relación con Tom no tendría arreglo. Anthony no me obligó a hacer nada esa noche, te lo repito, yo dejé que me besara, incluso quise ir un poco más allá…

—¿Más, adónde? —interrumpió Olivia— ¿Acaso estás demente?

—No pasó nada, te lo juro —añadió con firmeza y mirándola a los ojos—. Por un momento quise hacer algo, pero estoy segura de que es por lo sola que me he sentido con todo lo de Tom, y Anthony fue muy lindo y muy amable.

—¿Entonces porque un hombre es amable contigo ya te quieres acostar con él?

—¡No!, claro que no, te estoy diciendo que quise hacer algo, por Dios, tú lo has visto, es ridículamente atractivo, debería ser ilegal ser así de bueno y así de apuesto.

—Sí, lo sé —confesó Olivia con una sonrisa nerviosa.

—No hubiera podido llegar tan lejos, la conciencia no me lo hubiera permitido.

—Está bien, te creo. ¿Y qué pasó después con Anthony?

Sarah suspiró.

—Nada, cuando me desperté en la mañana se había marchado.

—¿Se fue sin decir nada? —interrumpió.

—Sí —lamentó Sarah—. No sé qué debe haber pensado.

—Bueno, ¿y cuándo vas a hablar con él? —preguntó con curiosidad.

Sarah negó con la cabeza.

—Oye, te estás volviendo una experta en huir de las personas que merecen una explicación —opinó Olivia sin inmutarse.




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