El jardín al final del pasillo blanco.

Capítulo 03.

Sacando un gran paquete de galletas de coco, Nico se las ofrece al joven, quien permanece inmóvil por un momento. 

 

Nico- ¿No te gustan de coco? .. Si te sientes incómodo por lo del suéter, yo tengo este, así que si aceptas el que te di.. Y.. ¿Éste no se me ve bien? 

 

Un leve puchero se muestra de parte de Nico, lo que ocasiona otro silencio ensordecedor, más pronto el joven asiente levemente. Nico se sonroja levemente por esto, riendo suavemente, le ayuda al joven a volver a ponerse la sudadera. 

 

Nico- Por cierto.. ¿Tu nombre es Lion? Es que ayer lo escuché mientras..

 

Más no es necesaria una explicación, el joven asiente provocando otra sonrisa de parte de Nico, quien una vez termina de arreglarle la sudadera toma asiento. Pronto el joven le acompaña, respondiendo nada más que con movimientos de cabeza la perorata de Nico. Así pasa poco más de una semana, en la que Nico ve a Lion llegar por él con la sudadera puesta y con los dulces que le ha regalado, completamente intactos en sus bolsillos. 

Cuando de pronto, Nico lo ve llegar solamente con la sudadera, más una vez le pregunta si se los ha comido el joven Lion baja la cabeza con arrepentimiento. Las tranquilizadoras palabras de Nico, asegurándole que no hay ningún problema si los ha obsequiado, provocan que el joven arrugue su entrecejo volviendo aún más tétrico su rostro. Nico ignora el temor que esta le ocasiona, más no logra mantener la compostura con el parpadeo de las luces que parecen coincidir con el momento, es solamente cuando se arroja a brazos de Lion que este parece tranquilizarse. 

Nico distrae a Lion, enfocando la conversación en otros temas, más en ocasiones el joven mete sus manos en los bolsillos de la sudadera encontrándolos vacíos. El rostro de Lion se vuelve cada vez más tétrico con cada enojo, casi perdiendo la forma de su rostro a ojos de Nico, quien se persuade a sí mismo con la idea de que necesita un examen de vista. Más ha notado Lion se relaja con su contacto, por lo que con un leve sonrojo, se acerca a este una vez le deja en su pasillo. 

 

Nico- Lion, te va a sonar un poco extraño.. ¿Pero no tienes frío? Si tienes frío, te puedo dar.. un.. corto.. abrazo. 

 

Nico baja su rostro ante la vergüenza, por lo que hace caso omiso a la expresión de Lion, enfocándose en que este se acerca a él de forma lenta. Con el aumento de la luz diurna, pese a que aún no se muestra el amanecer, Nico ve de forma borrosa los pies de Lion. Cosa que ignora al percibir cómo un consentimiento la cercanía de Lion, rodeando de forma suave el tórax del joven, para apoyar su mejilla en el hombro de este. 

El cuello de Lion desprende un olor terroso, que al ser inhalado se siente tan frío cómo la nieve, más de alguna manera Nico se siente extrañamente cómodo. Cuando este corresponde el abrazo, Nico ríe suavemente, frotando levemente su mejilla contra el hombro de Lion. Nico no guarda silencio, le describe al joven lo cómodo que es abrazarlo, asegurándole le dejará tan calentito que se dormirá en cuanto regrese a su propia habitación. 

La garganta de Lion parece querer soltar otro leve lamento, más no abre la boca en absoluto, hasta que Nico regresa a su cama. La voz gruesa y tétrica resuena en la habitación, sacando un grito en más de un paciente, lo que sorprende a Nico.

 

-Buenas noches, nico. 

 

Por la mañana, los rumores de la tétrica voz, la cual les deseó ‘buenas noches’, recorre el hospital de arriba a abajo e incluso sale de el. Cosa que confunde a Nico, quien guarda silencio cada vez que se toca el tema, cambiando el rumbo de conversación. 

 

Pocos días después, un rumor nuevo llega a oídos de Nico, quien ahora le da a Lion un abrazo diario. Para darle calor, solamente eso, repitiendoselo una y otra vez. A lo que Lion no reacciona más que con curiosidad, observando de cerca el sonrojo que tiñe las mejillas de Nico, quien se aferra a este en cada oportunidad cómo si ya no se hubiera acostumbrado a ver los espectros a lo lejos. 

Desde hace unos días, nadie se atreve a decir cuánto, han habido nuevos avistamientos en otros pabellones del hospital. Incluso durante el día, se escuchan lamentos en los lugares, mientras una enorme sombra mueve objetos de un lado a otro. Durante algunos días Nico escucha el rumor sin mucho interés, pero por casualidad o destino, cada día se acerca más al origen del rumor.

Un día por la tarde, mientras consigue con algunos guardias de seguridad algunos dulces, conoce a un paciente con la pierna enyesada. Las enormes ojeras del hombre, llegan casi a ser cómo las de Lion, por lo que Nico entabla una conversación con este. La voz temblorosa del hombre, sus ojos llorosos, y la manera en que su piel en palidece al hablar resultan estremecedores para la historia que cuenta.

 

-Yo no tenía malas intenciones, venía de regreso de la visita del fin de semana. Vi un paquete de galletas y me acerqué por curiosidad, busqué al dueño, era una sudadera y muchos dulces. ¡Nadie dejaría tirado algo así a no ser que no lo quiera! 

Los guardias me dijeron que en este hospital no se guardan objetos perdidos, que los iban a botar si se los dejaba.. Debí dejárselos.. 

 

Nico- ¿Te los llevaste?

 

-¡¿Cómo iba a saber que me iba a meter en semejante problema?! ¡No es lógico!

 

Nico- ¿’Problema’?

 

-Sí.. .. Dejé la sudadera dentro de mi mesa de noche, todas las galletas y caramelos me los comí, y las envolturas.. Las envolturas las intento botar día tras día, pero vuelven a aparecer en mi cama, a veces me las tiran en la cara. .. ¡No las puedo tirar!

 

Nico- ¿Y si se las das a alguien? ¿Qué pasó con la sudadera? 

 

-La sudadera desapareció esa misma noche. Y darle las envolturas a alguien.. ¡No puedo! ¡Ninguna enfermera aceptó, ni los doctores u camilleros, tampoco los guardias! .. Un día se las di a mi hija en la visita, pero al atardecer.. ¡Me las volvieron a tirar en la cara! ¡Al día siguiente mi hija me contó que cuando bajó en el ascensor, este se atoró, las luces se apagaron y algo le arrebató su bolso! .. Todas sus cosas se regaron en el suelo, las luces se apagaban y encendían, y cuando revisó al llegar a casa. .. .. Lo único que desapareció fueron todos los empaques.




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