Ya han pasado 15 meses desde la llegada de Clara y la vida se desarrolla con normalidad en el jardín de la inocencia.
Como ya es de costumbre, Clara y Aeolus suben al gran árbol cercano a la ciudad de Zartia, para poder espiar a sus pobladores y aprender de la vida de ellos.
A Clara le gustaba ver los juegos de los niños y las historias que inventan, pero sus favoritas son las peleas de las mujeres, cuando comienzan a gritar improperios, y si se comienzan a tirar de los cabellos, esa era la mejor parte, pues le causaba más carcajadas verlas gritar por el dolor, a lo que ninguna de las contrincantes quiere soltar a la otra, eran como si sus manos se bloquearán impidiendo que tal acción ocurra.
Por otro lado, a Aeolus le gustaba ver sus sistemas de transporte de carga, el tránsito constante de la ciudad y las ventas de mercancías, pero últimamente le llama la atención ver parejas humanas en actos de reproducción, que por lo general, para poder observar esto, debía dirigirse a una zona más apartada de la ciudad, en donde los amantes se escapan al bosque para realizar este acto en intimidad. De lo que ha aprendido, es que para el humano es correcto sólo tener una pareja para procrear, puesto que juzgan y sentencian severamente tener más parejas, a diferencia de algunos animales. En algunas ocasiones lo acompañaba Clara para ver esto, pero hace un tiempo se ha sentido incómodo al tenerla cerca al ver actos de cópula, es así que prefiere mirar solo.
En el gran árbol para espiar a Zartia, Aeolus ayuda a Clara a bajar de sus ramas.
— Hoy no hay nada interesante para ver — aseguraba Clara — Hace buen clima, vamos a tomar un baño.
— Creo que sería mejor otro día — decía incómodo Aeolus.
— Eso ya lo dijiste ayer. De hecho, ya no nos bañamos con frecuencia como antes ¿no te gustan los baños?
— No es eso, sólo que sería mejor otro día, puede jugar con Lita en el arroyo.
— Jugar con agua, no es lo mismo que tomar un baño, además que me gusta bañarme contigo, siempre eres tú quien me limpia y ya han pasado tres días desde el último baño.
— Tienes razón, ya ha pasado muchos días. Vamos — accede Aeolus sonriendo
Clara estaba alegre y comienza a correr hacia el estanque.
Para Aeolus, no es que no le gustaran los agradables baños que tomaba con Clara, solo que hace poco su cuerpo ha comenzado a actuar de manera extraña cuando ve a Clara desnuda. Su masculinidad ha comenzado a hincharse y a estar erecta, algo que en toda su existencia nunca había experimentado y no entiende porque esto está pasando ahora, ya que jamás tuvo problemas al bañar a Clara.
Clara llega al estanque, comienza a quitar sus prendas rápidamente, Aeolus también comienza a despojarse de sus prendas más lentamente y sin mirar a Clara, esperando que lo que le avergüenza no ocurra nuevamente y poder estar normal.
— Aeolus rápido, el agua está deliciosa — decía Clara al saltar al estanque alegremente. Este ingresa de forma serena, mientras ve que Clara comienza a nadar hacia él llevando su trapo para que pueda lavar su cuerpo.
— He sudado mucho estos días, deberíamos bañarnos a diario como antes — Clara le entrega el trapo y se voltea para que Aeolus comience a bañarla. El frotaba la espalda de Clara y lava sus cabellos. Hasta el momento, todo era normal, lo que era un alivio para Aeolus, pero al bajar a sus glúteos y tocar la entrepierna de ella, nuevamente comienza a sentir aquella incomoda erección aparecía para atormentarlo, y aunque no sabe cómo detenerlo, trata de que Clara no se dé cuenta de ello.
— ¿Qué pasa? — pregunta Clara.
— A qué te refieres ¿pasa algo? — pregunta asustado Aeolus.
— Qué no me estás bañando bien, sólo me estás dando palmaditas
— Ah, es eso — suspira aliviado — sólo estaba distraído, ya lo haré bien.
Clara lo mira con extrañeza y se voltea nuevamente. Aeolus trata de concentrarse y piensa que debía hacerlo bien o se dará cuenta de que algo está pasando, esto era tan incómodo para él, no sabía cómo controlarlo, sólo ha visto a algunos animales con este problema y a los hombres que huyen con sus parejas al bosque. Quizás todo era normal si se estaba con una hembra cerca, pero lo machos se aparean con las hembras cuando eso ocurre y Aeolus estaba decidido a que no quería hacer eso con Clara, definitivamente no.
— ¿Quieres que te bañe? — pregunta Clara.
Aeolus vuelve de sus pensamientos y rápidamente responde.
— ¡No!, yo puedo hacerlo solo — estaba sonrojado — puedes nadar por mientras si quieres, yo me bañaré rápido.
— Bueno, te dejaré sólo para que puedas asearte — Clara miraba extrañada y algo preocupada, pero finalmente se aleja de su protector, ya que pensaba que no quería tenerla cerca.
Aeolus le daba la espalda y comienza a lavarse, mientras seguía pensando.
"No quiero que Clara me ve así, no quiero que vea mi cuerpo, es tan vergonzoso, no quiero que nadie me vea. Pero ¿por qué actúo con culpa?, ¿por qué me está pasando por primera vez? Nunca antes he tenido tanta vergüenza"
— Aeolus ¿estás bien? ¿estás enojado conmigo? — decía Clara desde la distancia mirándolo preocupada.
— No, es sólo que estoy preocupado por algo que no tiene nada que ver contigo — miente — ya saldré del agua puedes quedarte si quieres— Aeolus rápidamente sale del estanque, toma sus ropas y las deja a nivel de su pelvis, cubriendo lo que le avergüenza y se aleja del lugar.
Clara miraba aún sin entender que pasa, trata de que esto no le preocupe, ya que Aeolus dijo que estaba todo bien.
Ya ha pasado una semana desde ese baño en el estanque, Aeolus actúa normalmente con Clara en lo cotidiano, el problema es notoriamente en los baños, donde se vuelve esquivo y le pide que lo deje, esto confundía y mortificaba a Clara.
Por su lado Aeolus sabe lo que está ocurriendo, pero quiere creer que no lo entiende, sabe que esto hará que él ni Clara puedan ser como antes y tiene una batalla con su conciencia, puesto que ha tenido pensamientos en los que se imagina con ella de la misma manera que las parejas en el bosque y siente culpa por tales deseos.
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Editado: 13.12.2021