El Jardín de la Inocencia

Capítulo 24

Apenas comienza a dormir, Aeolus tuvo un sueño alegre. Estaba recostado en el pasto, cobijado por la sombra de un árbol en un día calmado, el sol brillaba y Clara estaba sentada a su lado, ella estaba tocando su pecho con sus manos, y pronto comenzó a sentir como lo despojaba de sus prendas y pronto su sueño apacible comenzó a ser un interesante sueño erótico. Clara seguía tocándolo y deslizaba sus manos a su abdomen.

Aeolus estaba cómodo que su preciosa Clara recorriera su cuerpo, ella tímidamente baja las manos y comienza a tocar con las yemas de los dedos su virilidad, la cual inmediatamente comienza a reaccionar a sus caricias. Aeolus pensaba que su dulce Clara era muy curiosa, pero no podía negarle nada, deseaba que descubriera lo que quisiera de él. Con la mano que estaba más cerca de ella, comienza a acariciar bajo su falda los muslo y caderas, sintiendo sus exquisitas, mientras Clara seguía moviendo sus manos y lo presionaba suavemente, se notaba que esto le atraía. Aeolus, lo estaba disfrutando, realmente era un dulce sueño.

— ¿Te gusta? — Pregunta Clara

— Mucho... sigue... ah...— algo no estaba bien en eso y es que se preguntaba ¿Lo dije o lo pensé?

Aeolus abre los ojos y su día soleado desaparece y es cambiado por la oscura habitación de la cabaña en la noche. Clara estaba a su lado y lo que él creía era un sueño, en realidad Clara lo estaba haciendo. Sobresaltado aparta la mano de Clara y se cubre con las sábanas.

— CLARA, ¡¿PERO QUE HACES?!

Clara estaba sorprendida por el rápido cambio de actitud.

— Solo quería mirar, y luego comencé a tocar...

— Pero Clara no tienes que tocarme ahí, aún no es correcto que hagas eso — decía nervioso y avergonzado.

— Pensé que eso te gustaba— Clara rápidamente comienza a justificarse de manera torpe— ya te he visto antes frotando esa parte cuando estás solo....

Aeolus la detiene, estaba tan avergonzado que quería cubrir su rostro y comienza a tartamudear.

— ¿QUE? DE-DESDE CU-CUANDO ME VI-VISTE...

— Estaba en el bosque— Clara se asusta y habla rápidamente— te vi de espaldas cerca de un árbol y escuché que respirabas de manera extraña, estabas sudando y cuando me acerqué, vi que estabas frotando esa parte de manera rápida...

Aeolus la detiene nuevamente, tenía tanta vergüenza que quería llorar

— AHH, NOO CLARA... PORQUÉ ME ESTABAS ESPIANDO, ESO ERA ALGO PRIVADO.

Clara pasa de la vergüenza a la indignación y mira al Guardián ofendida.

— Tú siempre estas espiándome... He visto como me observas en el estanque y tú has sido el primero que me a tocado en esa zona... o ¿se te olvida lo que me hiciste en el estanque la última vez que nos dimos un baño juntos?

— Hem.... Si bueno yo... Perdona— Aeolus un profundo suspiro— no quería culparte de nada, es solo que aún no está bien que nos toquemos de esa manera, eso aumenta mis intenciones de hacerte mía, y ya me es muy difícil controlarme.

— Pero ¿por qué es difícil?, eres mi prometido, podríamos hacer lo que queramos.

— Clara, mientras estemos en el Jardín de la Inocencia, debemos regirnos a las reglas de los Dioses, por eso no podemos tener encuentros de ese tipo hasta que seas mi esposa, si lo hacemos antes, los Dioses verán nuestra relación como impura, por eso, deja que siga con mi plan, para que pueda desposarte sin preocupaciones, después de eso, podrás hacerme lo que quieras, te aseguro que eso me haría muy feliz.

— Esa era una regla que no lo sabía. Está bien, esperaré— Clara le da una sonrisa y lo besa en los labios, se da la vuelta y se recuesta nuevamente para dormir.

Aeolus aún seguía agitado y tembloroso por lo que pasó, pensó que no podría dormir esa noche, pero lo logró inmediatamente. A la mañana siguiente se despierta, Clara ya no estaba en la habitación, se levanta y sale fuera de la cabaña, solo para darse cuenta que era ya medio día. Encuentra a Clara en la sombra de unos árboles acariciando a unas crías de conejo, otros nietos más de Jadurus, dentro de su larga descendencia de nietos.

— Clara es muy tarde, ¿por qué no me despertaste?

— Te veías tan cómodo durmiendo, que encontré injusto despertarte, trabajaste mucho ayer.

Aeolus se acerca y le pregunta a la coneja, madre de las crías donde se encontraba Jadurus. La coneja le dice que todos fueron al río a comer flor de loto, así que se dirigió al lugar y efectivamente esta Jadurus y los suyos almorzando en el lugar. El conejo ve que Aeolus se acerca y corre hacia él.

— Tengo una solución a tu problema, para eso necesito que me lleves al árbol de la promesa.

Aeolus sin entender muy bien, lo toma en sus brazos y con gran velocidad se trasladan en unos segundos hasta el árbol que se encontraba en el centro del Jardín.

— Y ¿Cómo podría este árbol ayudarnos? – cuestionaba aun sin entender

— Siempre vimos este árbol para realizar promesas de manera simbólica, pero no es así, es un árbol mágico si sabes cómo hacer una promesa.

El árbol de la promesa era un hermoso árbol de flores violetas y rosadas, cuando alguien quería hacer una promesa, el árbol arrojaba dos hojas que tenían que ser comidas por quienes deseaban realizar el pacto.

— Alguna vez lo has intentado – miraba el Guardián aquel majestuoso árbol.

— Algunas veces, pero no sé si resultará de esta manera tan compleja, es prácticamente como pedir un deseo

— Tendríamos que intentar, no perderemos nada

— Primero formulemos bien la pregunta, ya que, si lo hacemos mal, eso podría ser desastroso para ambos.

Se quedaron unos minutos cerca al árbol para tener bien formulada su petición, y que no puedan existir errores en ella. Se acercan al árbol.

— Oh gran árbol. Quiero prometer a Aeolus, que me podré comunicar con él a través de mis pensamientos y él se podrá comunicar conmigo, hasta que retorne al Jardín de la Inocencia después de ir a la festividad de Zartia.




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