Llegó la pareja a la escalinata que llevaba al lugar de los Dioses, Aeolus lleva en sus hombros a Clara y sube a gran velocidad.
Al llegar ante los Dioses, Aeolus ya no se inclina ante ellos. Clara estaba asustada y se mantenía expectante, por la mirada amenazante y altiva de estos seres tan extraños y hermosos, como decía Lita algunos tenían forma humanoide y otras formas de animales.
Aeolus tenía la cabeza del Verdugo en una de sus manos y se la arroja furiosamente a los Dioses
— Mataré a quien sea, he incluso tendré una guerra con quien quiera interponerse ante mí.
— Tu forma de actuar es indigna de un Guardián, el unirte con humanos está haciendo que pierdas tu divinidad y que la maldad se apodere de ti – decían indignados los Dioses.
— He dejado de ser sumiso y ahora pienso y busco lo que me trae bienestar, pueden comprobar que en mí no existe el aura del pecado.
— No deseamos que dejes de ser el fiel Guardián que has sido, pero un castigo debes recibir, pero tu actuar es en rebeldía ante nosotros y no lo podemos permitir.
— Entiendo que el castigo debe ser digno para mí, pero este no debe destruirme, solo aleccionarme – decía Aeolus mientras tenia presionaba la mano de Clara que le daba fuerza a sus palabras.
— Y que propones Guardián
— Les entrego mi inmortalidad, seguiré defendiendo el Jardín, hasta que la vejez me llegue naturalmente y no pueda continuar.
— Estas renunciando a ser el Guardián y crees que eso es un castigo... cuando vemos que eso sería premiarte...
Interrumpe de entre ellos el Oráculo.
— Estoy de acuerdo, el Guardián debe perder su inmortalidad, ese será castigo más que suficiente
— Oráculo, tú no hablas por todos
— Pero ese es el mejor castigo que se le puede dar al Guardián
Aeolus estaba sorprendido que el Oráculo intercediera ante él. Siempre ha sido amable en sus visitas, pero no esperaba que realmente tuviera esta simpatía.
Él oráculo tenía una apariencia casi infantil, que era difícil descifrar si era un hombre o mujer, su cabello era blanco con finas orejas parecidas a las de un gato. Pero lo más llamativo de él, eran sus ojos celestes, como un cielo despejado.
— Si el Oráculo dice que es el mejor castigo para el Guardián, entonces debe serlo. Aceptaremos tu propuesta Guardián del Jardín.
Clara se afirma a la espalda de Aeolus y comienza a susurrar, mientras ve que un Dios se les acercaba.
— No Aeolus, serás mortal, las enfermedades te atacarán, vas a conocer el dolor físico...
Aeolus mira a Clara y realiza un gesto para que guarde silencio.
Una hermosa Diosa que tenía en su poder la muerte, se acerca a Aeolus, coloca una mano en su pecho y extrae desde su interior un reloj de arena dorado que se encontraba estático. El Dios lo gira y cambia de ser dorado a ser color caoba y comienza a funcionar. Luego de esto lo vuelve a incorporar al cuerpo de su dueño. Cuando el reloj ingresó nuevamente al cuerpo de Aeolus, este comienza a tener una sensación extraña, quizás esto era ser un mortal.
— Tu inmortalidad ha sido entregada— informa el tribunal de Dioses— pero mantendremos tus poderes de Guardián, cuando la vejez te impida hacer tu función, se te informará para que abandones el Jardín y serás reemplazado por un nuevo Guardián. Cuando la muerte te alcance, volverás a reunirte con nosotros.
— Mis señores, les aseguro que seré fiel y seguiré con mi misión— Aeolus da una reverencia.
— Puedes retirarte
— Mis señores, tengo una petición que realizarles— dice Aeolus antes de marcharse
— Estamos molestos contigo, y aún quieres pedirnos algo
— Es solo para presentarles mis respetos, ya que deseo vivir en armonía con ustedes.
— Habla
— Quiero que nos den su bendición... — toma a Clara de la mano y la presenta a los Dioses—Quiero desposar a esta mujer y vivir en armonía por el tiempo que me quede, para ello solicitamos su bendición y que nuestra relación sea agradable a sus ojos.
— Tienes nuestra bendición. Recuerda que hemos sido benevolentes contigo por tus servicios, y esperamos que tu insolencia nunca más ocurra.
La pareja hace una reverencia a los Dioses y se marchan. Mientras bajaban por las escaleras con Clara, Aeolus sentía que la buena fortuna le estaba sonriendo, llegaba a ser ridícula la forma en que ocurrió. Él quería deshacerse de su inmortalidad y la entregó en forma de castigo, pero, aunque no fuera así, el solicitaría a los Dioses ser mortal, puesto que sí quería tener una vida con Clara, no quería seguir viviendo cuando ella partiera y con eso descansar de su trabajo de Guardián.
Al llegar al Jardín, los amantes comenzaron a caminar en dirección al estanque a darse un baño, ya que seguían sucios con tierra por ocultar a Clara. Cuando llegan a una sección del bosque, ven al Oráculo que los esperaba, ambos se arrodillan delante de él.
— Guardián, deseo hablar contigo en privado
Mira a Clara y ella entiende, así que sigue caminando en dirección al estanque.
— Mi señor, le agradezco que interviniera por mi ante los Dioses— Aeolus daba nuevamente una inclinación de cabeza en forma de respeto ante aquel Dios.
— Tú crees Guardián que engañaste a todos entregando tu inmortalidad, pero yo sé tú futuro y he venido a decirte que tu castigo se ha aplazado.
— ¿Quiere decir que volverán a enjuiciarme? — Aeolus estaba atónito ante lo que dice el oráculo
— Tu juicio ya concluyó, solo he dejado que el flujo normal de tu vida siga, pero el castigo que todos queremos es que sufras lo suficiente para que recapacites en tus acciones y en un momento de tu vida eso ocurrirá
— ¿Algo malo me ocurrirá que me haga sentir dolor o desesperación?
— Así es Guardián, te sentirás traicionado y esto te traerá desesperación, estarás asustado, triste y desearás la muerte...
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Editado: 13.12.2021