El Jardín de la Inocencia

Capítulo 34

Ya han pasado 4 meses desde el matrimonio de Aeolus y Clara. La vida era tranquila y se alejaban los días cálidos que estuvo con ellos durante tanto tiempo, pero el frío no atacaba el Jardín solo alejaba el extenuante calor, así que era la época más cómoda del año.

La pareja estaba buscando frutos de un árbol que eran muy sabrosas al comerlas tostadas en una hoguera. Comienzan a caminar por un terreno con muchas hojas en el suelo y sin percatarse, ambos caen en un estanque oculto por las hojas, salen rápidamente de él, asustados por la caída, se miran y comienza a reír a carcajadas. Clara comienza a sacarle la ropa a Aeolus.

— Toda nuestra ropa se ha mojado, será mejor sacarla o enfermaremos por seguir con ella.

Aeolus ayuda a Clara a desprenderse de su ropa, comienza a besarla y la atrae a su cuerpo, la deposita en las hojas secas y la toca de manera provocativa. Ella le retira las manos y trata de levantarse.

— No Aeolus, sabes que no me gusta hacerlo fuera de la cabaña, los animales pueden vernos

— Pero este lugar es muy solitario, nadie nos verá — sin retirarse mira a todos lados— Clara, debes estar más tranquila y deja que tu cuerpo reaccione

Ella se relaja y acepta las caricias de su esposo. Ya haciendo el amor y jadeante ante su movimiento rítmico piensa que Aeolus ha cambiado mucho desde su primera noche de bodas

— ¿Desde cuándo te has convertido en un pervertido?, prácticamente no tienes vergüenza de nada.

— Siempre lo he sido— le mira con excitación sin dejar de moverse— ¿qué de malo tiene que haga el amor a mi mujer?

Apenas termina de decir esto, Clara se tapa la cara avergonzada y hace una exclamación de sorpresa. Mira para ver qué es lo que la avergüenza y descubre a Jadurus muy cerca de ellos.

— Pero qué haces conejo degenerado — Aeolus se lo dice furioso, toma una rama cercana y se la arroja

Jadurus esquiva la rama que le lanzan y responde de manera furiosa.

— Si no quieren que los vean, hagan lo suyo en otro lado, no es culpa mía encontrarlos aquí... y por cierto, no soy yo el único que observa— Jadurus se marcha indignado.

Pronto la pareja ve a más ojos mirando. Clara tenía tanta vergüenza que comienza a empujarlo para salir, cuando se libera, toma sus ropas y corre en dirección a la cabaña muy apenada.

Ya por la tarde almuerzan fríjoles cerca de un río tranquilo. El matrimonio prefería omitir lo ocurrido en el bosque con los animales, pero Aeolus esperaba que Clara estuviera de mejor humor durante la noche para poder terminar lo que empezaron, pero este notaba que Clara no estaba conversando tanto como de costumbre.

— Clara, ¿ocurre algo?, ¿sigues molesta por lo del bosque?

— Oh, no, no es eso — Clara lo mira distraída — solo que me gustaría comer una fruta muy jugosa...

— Iré rápido, espérame aquí

Aeolus se dirige a buscar frutas y además encuentra varias castañas, así que decide recolectar algunas para que puedan comer durante la noche. Ya con todo regresa rápidamente donde Clara, para descubrir que está se había dormido. Se acerca a su esposa y esta despierta)

— ¿Estas cansada?, no es bueno que duermas ya a esta altura del día, no podrás dormir en la noche.

— No sé qué me pasa— bosteza y se frota los ojos— estoy muy cansada, quiero tomar una pequeña siesta.

Aeolus la toma en brazos y la lleva a la cabaña, al llegar la deposita en las sábanas y la besa.

— Vendré a despertarte para que preparemos el fuego y para asar castañas

Gracias (Le regala una sonrisa y se voltea)

Ya estaba oscureciendo y como Aeolus, como prometió, fue a despertar a Clara, pero esta le pedía que la deje dormir hasta mañana. Aeolus estaba preocupado pensando que podría estar enferma.

— Clara, ¿Te sientes bien?, nunca duermes tanto.

— No te preocupes – respondía sin abrir los ojos — estoy bien, por favor, solo quiero dormir un poco más

Ya de noche, Clara seguía durmiendo y Aeolus prefirió no despertarla, pero cada tanto tocaba su frente para verificar que no tuviera fiebre. A la mañana siguiente, Aeolus ve que Clara estaba despierta comiendo la fruta de Dorco.

— Clara, ¿te sientes bien?

— Sí, estoy bien— Mastica y traga — no quería asustarte, ayer estaba muy cansada, pero ya estoy bien...

— Lo digo porque nunca te ha gustado esa fruta y ahora la estás comiendo – Aeolus la mira con extrañeza.

— Solo tenía ganas de comer algo ácido— mira la fruta como si no se diera cuenta— eso es todo. Aeolus, no te preocupes tanto, harás que me sienta enferma de verdad.

Los días avanzaban, pero Clara tenía una mirada extraña, era algo más tierna de lo común, en ocasiones se dormía rápidamente, pero su cansancio era muy notorio

Aeolus comiendo su orgullo fue a buscar a Lita, tenía sus sospechas, pero prefería preguntar a la que era su mejor amiga.

— Lita, ¿has visto a Clara o has notado algo extraña en ella?

— Algo extraño... no, ¿cómo qué?

— Está cansada con frecuencia y... no sé, es como si ocultase algo, pensé que podrías saber que pasa, creo que es algo más de mujeres.

— Será que el gran Guardián viene a mí a pedirme consejos – Lita habla con tono de importancia.

— Si no sabes nada, entonces no te quitaré tu valioso tiempo – responde Aeolus con tono de enfado

— ¡Esperal, vamos. Ay, pero qué carácter tienes, yo aun no entiendo porque Clara dice que eres muy bueno, si realmente eres un desagrado.

Encuentran a Clara lavando ropa en el arroyo cerca del estanque.

— Clara, queremos que orines – Lita se acerca y la mira de manera seria, está la mira sorprendida y comienza a reírse.

— Pero qué te pasa Lita, ¿Porque me estás pidiendo algo tan tonto como eso?

— Solo hazlo Clara, pensamos que estas enferma y Lita puede detectarlo – responde Aeolus y le miraba preocupado.

— Bien, iré.




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