Clara mira a todos en la habitación quienes le devolvían una mirada de desaprobación. Rápidamente se levanta y sale corriendo de la habitación. Mientras corría, una amargura muy grande se apoderó de su ser y la hacía llorar desesperadamente.
Ya estaba amaneciendo, los médicos revisaron a Roberto y al señor Delinne. Clara por su lado permaneció en el salón de visitas en donde durante la tarde le dijo a Roberto que regresaría al Jardín. El médico que la atendía también aprovecho de realizar el control de rutina he informa que ya puede dejar tomar el medicamento y su condición era favorable, así que se encontraba de alta.
— Madre, ¿Qué voy a hacer?, mañana viene Aeolus a buscarme — pregunta Clara de manera afligida
— Hija, tranquila, ya sabes que es tu decisión lo que quieres hacer con tu vida. Si Roberto tomó una determinación como esa, fue porque él lo quiso así, no te corresponde a ti llevar esa carga
— Pero mamá, tomé una decisión pensando en mí, Roberto intentó suicidarse y por poco mato a mi padre del disgusto, toda mi existencia solo trae tristezas.
— Mi querida, no pienses eso — Ana abraza a su hija para consolarla
— Mamá, no puedo dejarlos, no puedo arriesgarme a abandonarlos y cargar con sus vidas en mi conciencia, yo les quiero.
— No tomes una decisión basada en la angustia y desesperación, tú ya elegiste y por muy difícil que sea debes respetar a tu corazón.
Entra en ese instante el Señor Leduc, tenía una mirada sería y ambas mujeres pensaban que al igual que el señor Delinne, golpearía a Clara.
— Roberto ya ha despertado, su garganta está muy inflamada, no puede hablar — Informa el señor Leduc
Clara lo mira con preocupación. Se acerca el padre de Roberto rápidamente a ella lo que la hace retroceder pensando en que le daría una bofetada, pero este se arrodilla a sus pies y comienza a llorar.
— Por favor te lo imploró, te daré lo que sea para que te quedes con él... mi negocio, mi casa, mi dinero o que tú me pidas, pero por favor, por favor no lo abandones... es lo único que me queda después que su madre falleció cuando era niño, solo somos los dos y él pasó por tanto... los momentos más alegres de su vida eran cuando tú estabas. Cuando te creímos fallecida... su pena era tan grande que ya no comía y solo lloraba todo el día... ahora cuando regresaste, nuevamente sonreía. Por favor, tu eres su única alegría en su triste vida — Termina diciendo el padre de Roberto, mientras se aferraba al vestido de Clara, sin dejar de llorar
— Por favor, no pongas esta carga en los hombros de mi hija — interviene Ana
Clara lo mira fijamente con expresión triste.
— Señor Leduc, ¿puedo verlo?
Ellas se dirigen a la habitación de Roberto, los sirvientes al verlos llegar salen inmediatamente, solo se quedan sus padres Clara y él. Al llegar, Roberto tenía un cuaderno de notas y una pluma con tinta cerca, para comunicarse con ello. Su cuello estaba cubierto por un vendaje muy grueso que le impedía voltear la cabeza y su respiración se acompañaba de un estridor.
Roberto al ver ingresar a Clara comienza a sollozar, pero de este llanto no emanaba ningún ruido, trataba de ocultar su cara, pero no podía voltearla. El padre de Roberto se acerca y le sostiene las manos.
— Tranquilo, ella vino a verte porque se preocupa por ti, solo déjala que te hable
Clara se acerca llevada por el Señor Leduc, las lágrimas le corrían por las mejillas, sentía que ya no controlaba su llanto y que salía, aunque no quisiera llorar.
— Perdóname Roberto, fui muy egoísta contigo, no pensé en lo que tú sentías
Roberto le sostiene la mano y entrecruza los dedos con los de ella, la seguía mirando melancólico, así que Clara continúa hablando.
— Roberto, yo te quiero, siempre has sido importante para mí.
Roberto comienza a escribe en el cuaderno, hasta que se lee "QUEDATE"
— Si Roberto, me quedaré aquí contigo para que te recuperes — responde Clara al leer.
Nuevamente Roberto escribe "¿SIEMPRE?"
Todos quedaron expectantes a la respuesta que Clara daría. Ella lo mira, luego mira a la ventana, se sentía como un pajarillo enjaulado, hasta que finalmente asiente.
— Si, me quedaré contigo para siempre...
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Editado: 13.12.2021