El Jardín De Las Estrellas

III

—La historia nos dice que hace miles de años, cientos de criaturas mágicas vivían en un pequeño planeta, magos, duendes, gigantes, minotauros y elfos eran quienes gobernaban el suelo firme Las sirenas dominaron las aguas; y el cielo estuvo bajo responsabilidad de hadas y centauros. En cada uno de ellos vivían muchas especies con habilidades mágicas, algunos razonantes, otros no tanto, sin embargo, la calma no era difícil de mantener; ya que entre los dirigentes acordaban como solucionar cada cosa.

Con el paso del tiempo, aquel lugar se empezó a quedar pequeño para todos y los conflictos empezaron a surgir; ante esto, los magos y las hadas, quienes eran considerados como los seres más avanzados en el uso de la magia empezaron a gobernar e imponer orden. Esto molesto bastante a algunas criaturas las cuales se revelaron. Las inconformidades y el descontento empezó a  ser mayor. La diplomacia poco a poco fue quedando apartada y las acciones bélicas empezaron con el objetivo de destruir a todos los magos y a quien les defendiera. Se inició una guerra en la cual cientos de miles cayeron muertos. Cómo dije antes, las hadas y los magos eran mucho más diestros en el uso de magia, así que terminaron ganando una cruel y sangrienta guerra que costó muchas vidas. 

Todos los rebeldes que sobrevivieron huyeron o fueron desterrados a otros planetas, un buen grupo de magos, que también apoyaron a la rebelión, fueron despojados de su magia y enviados a este planeta; hoy en día se les conoce como humanos; Algunos recordaban sus días como magos y contaron historias, la gran mayoría con mucha imaginación y muy poca realidad. Pero no solo los rebeldes abandonaron el planeta, sino también quienes prefirieron ser neutrales y abandonar el lugar antes de la guerra.

Después de esa guerra, magos y hadas devolvieron la tranquilidad y pasividad al planeta, y se estableció que hadas y magos; cada uno de ellos eligió a un dirigente para que,en conjunto, se encargasen de gobernar. Y asi fue por muchos, muchos años.

Ante la muerte de su padre, el mago Arán fue coronado como rey y así conoció a Dina quien ya oficiaba como reina entre las hadas. Tiempo después y pese a muchas opiniones contrariadas se anunció una gran boda. Nunca se había visto que un mago y un hada se unieran en pareja; sin embargo Dina y Arán estaban  totalmente dispuestos a realizarlo. Y sí, la boda se celebró y después de que pasaron varios meses, una hermosa princesa nació, decidieron llamarla Ainé.

El nacimiento causó un gran alboroto en el universo mágico y se tejieron nuevas envidias y deseos malignos sobre la recién nacida. En su afán por proteger a su unigénita, Arán ordenó que se enviara a un planeta donde ningún ser dominase la magia, así seria más fácil ocultarla y garantízar su supervivencia.

 Cómo temía el rey, se desató una nueva guerra, y a pesar de que, nuevamente, los rebeldes fueron derrotados, el planeta quedó semidestruido.Y por si esto fuera poco; la escénica de la magia empezó a desaparecer y con eso, el poder de cada mago o cada hada está empezando a reducirse y a desaparecer poco a poco, al punto que quienes dieron sus mayores esfuerzos en batalla han perdido parcial o totalmente su poder mágico. 

Dina, junto a las demás hadas, dio lo mejor de su magia en batalla, Arán por su parte peleó hasta el final, ambos fueron de los primeros en notar como su magia se reducia día con día. Hubo muchos intentos por buscar a su heredera, para restituir una parte de esa magia, sin embargo, hasta el día de hoy eso había sido imposible debido a la poca magia que permite viajar tan lejos. Hace un par de meses fallecieron a causa de una enfermedad, y ahora más que nunca urge quien dirija el destino del mundo mágico, y sobretodo, que restablezca la tranquilidad y bienestar.

Ainé, quien estuvo en silencio escuchando la historia que Ilán relató sobre su pasado y sus padres, no pudo evitar las lagrimas.

— ¿Acaso no se podían curar con magia? — preguntó con voz entrecortada.

— Hay muchas cosas que la magia no puede hacer, y lo mas importante, no hay ninguna magia que pueda contra la muerte.— Ilán ofreció un abrazo para consolarla.

—¿Que se supone de debo hacer?—Preguntó la joven limpiándose las lagrimas de las mejillas.

—Por ahora, calmarte. Eso ayudará a pensar mejor.

— ¿Y en qué se supone que debo pensar?

—Debes pensar si aceptarás tu vida como reina de hadas y magos, o si deseas seguir viviendo aquí, como hasta hoy lo has hecho.

—Pues  ya se cuál es mi respuesta y no tengo que pensarlo.

—No digas nada más, solo descansa.

 Ilán tocó la frente de Ainé, y esta cayo desplomada, el joven mago la acomodó en el piso, el cuál era más cómodo que cualquier cama en la que ella hubiese dormido.

 




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