El Jardín de las Flores Tristes

Capítulo 4: Las orquídeas son exóticas.

En aquel salón de secundaria había una gran variedad de flores, muy raras, muy delicadas, muy salvajes y comunes. Un festival de colores y aromas. Orchid era una de ellas. Muy espigada, muy hermosa, muy llena de vida. Su físico era envidiable. Las demás florecitas daban vueltas alrededor de ella, adulándola por ser tan hermosa y diferente a las demás. Orchid era la más popular y era la más despectiva, la más atroz de todas. Era la que siempre se llevaba las ovaciones en los equipos de deportes, la que siempre parecía crecer entre las ramas y se colgaba de los profesores incautos, logrando hermosas calificaciones que hacían su boleta ostentar un hermoso color negro siempre. Ella era una mariposa, una mariposa encarnada en una flor.

Era sutil, muy delicada. Sus raíces eran fuertes, les gustaba la luz. Ella siempre era la primera en lanzar el veneno hacia las demás florecitas no tan hermosas como ella. Su grupo se conformaba por hermosas gardenias, engañosas Petunias, y siempre Orchid al centro. Humillante hasta la muerte, siempre se quedaba con lo mejor. Jacinto debía tener cuidado con aquella flor cruel y venenosa, su encanto era tan grande que podía volver loco a cualquiera y romper a las demás flores. Era una mariposa, una mariposa encarnada en una flor.




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