El jardín libro Ii: Sobre la sinfonía.

Capítulo 2: La hechicería verdadera.

Jenna se giró por instinto a la voz, vio un chico de cabello negro con mechones blancos parado a un metro de ella, del lado contrario del ente. Vestía pantalones anchos y una sudadera blanca que se abrochaba en diagonal y que tenía cuello alto, tenía ambos puños apretados y miraba fijamente al ente.

—Todos quieren llamar la atención hoy en día, ¿sabes? Por cosas como tú no puedo descansar. —El chico hablaba al ente mientras acomodaba su cabello—. Eres de los fuertes, me darán una buena puntuación si te elimino.

El chico bajó la mirada hacia Jenna, quien lo veía confundida, éste le estiró la mano.

—Soy Gabriel, hechicero de alto grado de la Escuela Superior de Hechicería, un gusto.

Jenna se puso de pie con ayuda de Gabriel, después ayudó a su Sabina a levantarse, vio a otro chico con el mismo uniforme acercarse. Su cabello era negro sin teñir, se acercó a Gabriel mientras levantaba a las chicas.

—Bien, hechiceros, me da nauseas de verlos aquí, hagamos esto rápido.

Dos brazos más crecieron del ente, los gusanos que los cubrían su cuerpo cayeron al suelo y empezaron a crear un círculo alrededor de donde previamente estaba el territorio. Gabriel corrió hacia la criatura al ver que juntó sus manos superiores en posición de orar y las inferiores extendidas hacia afuera.

—Oye nuevo, prepara uno de tus territorios para contrarrestar el suyo —gritó Gabriel mientras se preparaba para liberar un golpe—. Y saca a las chicas de la zona afectada.

—Técnica ritual, creación de territorio, tierra hostil.

Tras las palabras del ser un nuevo domo se creó, sólo que esta vez el suelo era puramente tierra. Dentro del territorio se encontraba Gabriel y Jenna, quien había empujado a Sabina para que quedara fuera. El golpe que Gabriel le dio al ente fue bloqueado por los brazos inferiores, retrocedió de un salto al instante, se giró para corroborar que sus indicaciones se llevaran a cabo correctamente, pero vio a Jenna. Tras un chasquido de dientes y retroceder en su dirección, le habló.

—Puedes verlo, ¿no?

Jenna asintió con la cabeza. Gabriel se mantuvo pensativo un momento, pero sintió un temblor a sus pies. Cuando miró al suelo un gusano salió y empezó a envolver su pierna, lo que imposibilitó su movimiento. Levantó la mirada y la criatura empezó a correr hacia él. En un intento logró zafarse del gusano y se tiró a un lado, con lo que esquivó el ataque del ente. Volteó a ver a Jenna, quien corría al lado contrario, vio al gusano, mismo que estaba muerto y con un agujero que lo atravesó, a lado de la figura había una liga para el cabello. Gabriel entendió al instante.

—Me preguntaba por qué se quedó.

Gabriel se ponía de pie mientras monologaba, al mismo tiempo le dio una patada a la espalda del ente.

—Ahora lo entiendo, ella es una hechicera, gracias, Jenna, ahora tengo que mostrarte lo que es la verdadera hechicería.

El ente se giró y soltó un golpe que Gabriel evadió, se escabulló por debajo de él y le dio una patada en el abdomen.

—¡Cállate!

El ente interrumpió a Gabriel, mismo que siguió hablando mientras continuaba su pelea.

—Ser hechicero no se trata de quienes pueden hacer magia y quienes no.

Gabriel golpeaba con los nudillos a los gusanos que se lanzaban, ahí notó que tenían dientes y pretendían morderlo.

—No se trata de salvar a la gente por reconocimiento.

El chico empezó a correr en dirección del ente mientras seguía con los golpes a los gusanos.

—No se trata de ser vistos por los demás. ¡No! La hechicería se trata del corazón, de salvar a otros sin buscarle mucha razón, de decidir lo que es bueno y es malo, de verse bien mientras lo haces, aunque nadie te vea, somos jueces y verdugos secretos de la sociedad.

Gabriel empezó a soltar golpes al ente mientras hablaba y esquivaba los que recibía, fue en una esquiva que se agachó y escondió su brazo derecho bajo su torso, miró a la criatura con ojos que la desafiaban, y a gran velocidad lanzó un corte con una espada que surgió de su mano derecha, mismo con el que cortó en dos al ente.

—¡De eso se trata la hechicería!

El territorio se desvaneció, fuera, el compañero de Gabriel recitaba un poema para crear su territorio, al ver al chico dejó de conjurar. Sabina estaba golpeando desde fuera el territorio, cuando desapareció corrió hacia Jenna para abrazarla.

—La llevaremos a la escuela —dijo Gabriel mientras la espada se guardaba en su mano y acomodaba su cabello—, creo que tiene potencial, ¿por qué tardaste tanto?

—Tú fuiste demasiado rápido, además me alteré cuando noté que una de las chicas estaba dentro.

—Todavía debes aprender mucho.

Gabriel volteó a ver a Jenna, quien platicaba con Sabina.

—¿Estás bien? No podía ver nada, pero te veías tan asustada que supe que era algo peligroso.

—Estoy bien, Gabriel me protegió bien, también me enseñó algo importante.

—¿Y qué es?

—Tal vez ahora quiero ser una hechicera, aunque no sé nada del mundo.

—Entonces tengo otro deseo, apoyarte, seguro que yo no sería buena hechicera, ni siquiera puedo ver esos entes de los que hablan, no es mi mundo, pero estaré cerca para apoyarte.

Jenna abrazó a Sabina una vez más, Gabriel se acercó.

—Oye, chica de las ligas, ¿qué hiciste exactamente?

La atención de Jenna se enfocó en Gabriel, quien estaba lleno de la sangre del ente.

—Le di energía ritual, así podía potenciarlo como si fuera un arma, es mi técnica.

—Vaya que sabes un poco del tema —dijo Gabriel mostrando una ligera sorpresa—,

¿quién te enseñó?

—Mi padre.

Gabriel se mantuvo pensativo unos momentos y volvió con Jenna.

—Tengo una propuesta, ven a la Escuela Superior de Hechicería, conocerás a más gente con capacidades como las nuestras, también ayudarás a muchas otras.

—Lo haré —dijo Jenna sin dudarlo—, pero tengo que avisarle a mi padre, él entenderá, así podré inventarle una excusa creíble a mi madre.




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