Me sentía cansada de tanto correr. Me faltaba el aire, mis piernas estaban débiles y mis labios secos...y de pronto resbalé.
El mundo giró y todo oscureció.
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Cuando abrí los ojos, el sol de la mañana me golpeaba la cara. El reloj marcaba las 7:00..
Me encontrada alistándome para ir al colegio cuando escuche a mi madre decir desde la cocina:
<Alyssa, ya te hace tarde, ven a desayunar >. gritó mamá desde la cocina. Bajé las escaleras de dos en dos, agarré un pedazo de pan de la mesa y lo mascé casi sin aire.- <¡Se ve delicioso, mamá!> <Pero se me hace tarde >. dije con la boca llena, plantándole un beso rápido en la mejilla antes de salir disparada por la puerta.
Miré el reloj con desesperación. ¡Solo diez minutos!. Me pondría a correr, sin embargo, llegaría sudorosa y la señora Evans me miraría mal otra vez..
Les contaré: mi madre y yo vivíamos en un terreno alejado de la sociedad. El lugar era...mágico. Era como un bosque donde todo tenía vida. Los pétalos de las flores cubrían el suelo, las hojas de los árboles viejos se movían con el viento y, desde algún lugar cercano, una melodía hipnotizante se mezclaba con el canto de los pájaros.Todo allí era mágico.
Sin embargo, el verdadero problema era el tiempo. Llegar al colegio tomaba treinta minutos, y debía salir de casa a las 7:10 para llegar temprano. No todo en la vida era perfecto... pero esta es mi historia, la historia de cómo descubrí el jardín secreto.
<Alyssa Cervantes >