El jefe, mi mayor error

Capítulo 1

Sara

Mi aspecto era de lo más normal, cabello negro, tez blanquisima, contextura curvilínea y lo único que destacaba de mi eran mi ojos mieles y oh, como olvidarme de mis senos que nunca pasaban desapercibidos.

Mi familia se conformaba por solo mi madre a quien amaba más que a mi vida. Jamás tuve un papá aún que en alguna etapa de mi vida lo necesité y me pregunte el por que él no estaba con nosotras. Todo se derrumbo en cuento luego de dos meses de buscar a mi padre a escondidas de mi madre lo vi con la que creía su novia y dos niños uno más pequeño que el otro. Se notaba más pequeño que yo, ver eso cuando tenía doce años me destrozo.

Esa fue mi primera decepción en la que involucraba a un hombre. La primera de muchas.

Salí de la universidad con un titulo en contaduría publica lo que fue todo un fracaso, ya que no encontré un trabajo y termine trabajando en un puesto en la que era la secretaría del jefe en una famosa empresa, las vueltas de la vida. 

Recientemente había terminado una relación de más de tres años con el que creí que era el amor de mi vida, cuando solo era una basura infiel.

Me encontraba en la parte deprimida del quiebre y mi única amiga Madison, en un intento de levantar mi ánimo, me invitó (más bien obligó) a ir al salón de belleza con ella y hacerme un cambio radical para supuestamente "Ser un nueva Sara y salir del cascarón nena" como ella misma había dicho. No se si el que Madison fuera mayor que yo hacía que le hiciera caso en todo, ella tenía treinta mientras que yo veinticinco. No lo veía una gran diferencia

Madison era como mi hermana mayor y yo la menor, ella siempre me consolaba en mis decepciones amorosas. 

Después de días teniendo a mi amiga detrás de mi, accedí acompañar a Madison y creo que fue la mejor decisión que haya tomado.

La primera vez al mirarme al espejo después de horas estar metida en el salón, me asusté, pero después me acostumbré y tuve que admitir que el cambio me dejó bellisima, me había convertido en una bomba sexy. Inmediatamente note el cambio al salir del salón, tenía bastantes ojos encima de mi.

A la persona que jamás pensaba en que posara sus ojos en mi, fue en mi querido jefe, quien era un gruñón y gritaba a diestra y siniestras, algo que no me agradaba en lo absoluto.

Todos sus defectos hacían que Kennet bajara unos escalones para mi gusto, pero vamos, era muy guapo, millonario y literalmente a todas las mujeres de la empresa las traía babeando, incluyéndome.

Desde el primer día en el que llegue "renovada", Kennet me miraba y mucho. Yo no estaba acostumbrada a la atención masculina y no es que antes de mi cambio de aspecto fuera de lo peor, sino que jamás me di cuenta antes del potencial que tenía.

De pasar a solo hablarle para avisarle de sus juntas y del trabajo, nuestras conversaciones habían ido más allá y lo veía interesado en mi.

Tan lejos habían llegado nuestras conversaciones que ocurrió lo más inesperado, tuvimos sexo.

Fue la mejor experiencia para mi en es ámbito. Aun no recuerdo como llegamos tan lejos, pero seguía ocurriendo. 

De hecho el me había pedido en una de las tantas cenas que tuvimos, que fuera su amante, porque a el no se le daban las relaciones amorosas y si que eso lo sabía muy bien, tan bien que desde hace cuatro años tenía que soporta a mujeres llorosas que me obligaban a que Kennet hablara con ellas, me daba mucha pena. Lo que más temía era convertirme en una de ellas, para mi eso ya era inevitable.

Había caído por mi jefe.

-Sara, ven a mi oficina por favor- me llamo Kennet por el comunicador. Me despabile y rápidamente me acerque a su puerta y la abrí.

-¿Que necesita señor Rhys?- pregunte.

-Por dios, no me trates de señor cuando estamos solos- gruñó.

-Que cosas dices, si hay miles de chicas que están pendientes de tu oficina para atacarte cuando salgas de ella- a lo que él rió, cerré la puerta, camine hacía él y me senté sobre sus piernas.

-Mmm, me parece que alguien esta un poco celosa, en todo caso soy todo tuyo- repaso el contorno de mis labios con la yema de su dedo.- Tengo una mala noticia nena, tengo que cerrar un trato, no podremos salir esta noche.

-No hay problema, pienso salir con Madison hoy- dije, aun cuando ni siquiera había hecho planes para hoy. Bueno ahora los tenía, esperaba que Maddie no tuviera nada que hacer.

-Ten cuidado ¿si?- me estrecho en sus brazos y me quedo mirando antes de apartar un mechón de cabello de mi rostro. Habían veces en donde me miraba así, con tanta intensidad que llegaba a pensar que él podía sentir algo más fuerte por mi, pero luego él era cruel, recalcandome que solo era algo pasajero.

 




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