El jefe, mi mayor error

Capítulo 31

Sara

 

- ¿Ahora? - pregunté de inmediato. No podía ser, había estado evadiendo cualquier tema que tenga que ver con su familia por estos meses. No era que no quisiera que su familia la conociera, solo tenía miedo que mi bebé fuera nuevamente rechazada.

-No ahora literalmente, pero podría programar algo para unos dos días después o cuando tú puedas. Tengo que avisarle a Giancarlo que actualmente está en Rusia, Ninoska acaba...

-No es necesario que le avises a todos, sólo los que puedan ir. De todos modos, hay mucho tiempo- le aconseje.

 

Me pare de la cama y tome a Danielle que estaba en el pecho de Kennet. Le saque el babero, la acomode en su cuna y la arropé asegurándome de no cubrirla demasiado.

 

-Siento que no quieres que la conozcan- manifestó. Lo miré y noté signos de malestar en su rostro. Si, estaba enojado.

-No es eso, Kennet- dije. Me cruce de brazos mientras seguía mirándolo.

- ¿Entonces qué? ¿Por qué insistes en esconderla? – se comenzó a acercar peligrosamente a mí y de inmediato sentí como mi rostro comenzó a calentarse, mi corazón traicionero se exaltó a medida que Kennet se iba acercando.

-Eh n… no lo quiero hacer, no es mi intención. Me da miedo la reacción que tengan, es todo- dije rápidamente. Era muy común que hablará rápidamente y mi lengua se trabará cuando estaba nerviosa, y en este momento, Kennet me ponía nerviosa.

- ¿A qué le temes? Es solo mi familia- tomó un mechón de mi cabello haciéndolo girar en su dedo.

-Agradecería que no te acercaras tanto a mi…

-Está bien- alzo las manos y retrocedió. – Al contrario de lo que crees, todos están muy emocionados de conocerla. Giancarlo me mataría si no lo llamará para invitarlo, él está loco por conocer a Danielle. Ninoska y mi madre han estado todo este tiempo dándole vueltas y exigiéndome llevar a Danielle a su casa para no venir a la tuya e incomodarte.

- ¿Por qué me incomodaría? Creo que tal vez me sentiría hasta más cómoda- exprese con sinceridad.

 

Para alejarme volví a tomar asiento a los pies de mi cama. El que se acercara de esa forma… ¿está jugando conmigo?

 

-Ninoska acaba de dar a luz a mellizos entonces no creo que sea muy cómodo para ti el tener tres bebés llorones en tu casa- espetó con burla. Por dios ¿dos bebés? Pobre mujer.

- ¿Mellizos?

-Sí, nacieron hace apenas una semana. Ha sido un caos la casa de mi madre estos últimos días, pero te aseguro que el día que vayas todo estará en orden- guiño su ojo.

 

Me daba un tanto de miedo la situación. Mi única familia toda mi vida había sido mi madre, y ahora se habían involucrado Enrique y mi hija. No me molestaba en absoluto estar solo con ellos, pero estaba segura que el involucrar a mi hija con su familia sería un inmenso cambio. Un inmenso cambio que debía aceptar.

 

Todo por el bien de mi hija…

 

Solo me conformaría con ver a Danielle feliz.

 

-Está bien- acepte.

- ¿De verdad? Mi madre se morirá de emoción. Todos han estado esperando este momento- pude notar emoción en sus palabras, lo que de igual manera me emociono a mí. Sabía que Kennet no era una mala persona y creía que su familia mucho menos lo sería, o por lo menos era lo que pensaba. Ya cuando los conociera podría dar un juicio sobre ellos.

 

Sabía que Kennet estaba dando todo de él para poder arreglar los fragmentos rotos de nuestro pasado. Si bien había dejado que entrará en la vida de nuestra hija, no sabía si yo lo lograría perdonar algún día.

 

(…)

 

Cuatro días después…

 

Danielle afortunadamente había despertado de buen humor, tanto así que no me puso problema en cuanto la metí en su pequeña bañera para alistarla para el día de hoy. La saqué luego de unos minutos y tallé su cuerpito encargándome de que quedará completamente seca para evitar un resfrío. Seguí la rutina que siempre tenía después del baño, y cuando terminé la dejé en el moisés que mantenía en la sala.

 

Hoy finalmente la familia de Kennet conocería a Danielle y ya casi no me quedaban uñas de tanto comérmelas por los nervios.

 

Estos días previos me habían servido para hacerme una idea, pero por mucho que pensará la que podría suceder, siempre está esa pequeña posibilidad de que suceda algo impensado para ti. Y justamente de eso temía.

 

Escuché mi móvil sonar y rápidamente lo alcancé para contestar.

 

- ¿A qué hora va él bastardo por ustedes? - preguntó Maddie del otro lado de la línea telefónica.

-Maddie…

-Lo sé, lo sé. Sé que no debo llamarlo de esa forma, pero pensé que ya era suficiente el que Kennet haya entrado en la vida de mi sobrina, pero ahora me entero que su familia también lo hará.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.