Sara
Cuatro meses después…
Sonreí cuando vi a mi bebé, no tan bebé, llamar la atención de Kennet quien encantado el saco de la trona que habíamos traído desde casa.
Hoy estábamos celebrando el primer cumpleaños de Danielle y me daba más nostalgia que felicidad. Tenía en todo momento una voz en mi cabeza que me torturaba diciendo “Tu bebé crece” pero trataba de ignorarla. Iba a disfrutar todo el tiempo con mi hija.
Danielle estaba tan grande que ya podía decir algunas palabras, y entre las más repetidas estaban mamá y papá, y de apoco reconocía los rostros de nuestros familiares más cercanos. Ya íbamos notando como su personalidad se dejaba ver. Era muy tímida, tanto así que cuando alguien desconocido se acercaba, ella se retraída. Y en cuanto a desenvolverse con sus pares, solo le gustaba estar alrededor de sus primos y en cuanto otro niño que no fueran ellos se le acercaba, ella inmediatamente se alejaba buscando alguna persona cercana. Y como era tan apegada a nosotros, era extremadamente cariñosa y no ponía queja cuando se le abrazaba o achuchaba, claro, siempre que fuera un familiar o Maddie.
Había sido una buena idea que Kennet se mudará con nosotras, ya que así Danielle podía tener una imagen desde pequeña que sus padres estuvieron juntos y ayudaba a su sano crecimiento, el cual no fue el caso de Kennet ni el mío. Todo iba bien en casa, incluso mejor de lo que pensaba.
Kennet me había pedido ser su novia varias veces, cada vez era tan especial que realmente se me hacía difícil no aceptar aun cuando yo quería ser su novia. Hacerlo sufrir un poco no le haría nada de mal, más cuando cualquier día por fin caería ante su encanto.
Observe todo a mi alrededor. Aún no quería creer la costosa celebración que Kennet había costeado para Danielle. No quisimos hacer su cumpleaños de algún personaje animado en concreto, si no que habíamos optado por hacer algo muy colorido. Sin temática definida.
Mucha gente había venido de mi parte y de la familia de Kennet, unos que ya había hablado bastante y que me agradaban, y otros que nunca había hablado y que había sido un poco incómodo entablar una conversación cuando se habían presentado. Algo que me había sorprendido gratamente, era que Sebastian también había venido aun cuando le envíe la invitación con la nula esperanza de que él vendría debido que me había estado ignorado los últimos meses, pero ante cualquier pronóstico, él estaba aquí. No había hablado mucho con él porque no era el momento, más si quería saber que le había sucedido como para no responderme en mucho tiempo, sentía que me lo debía.
-Sara- me llamo la atención mi madre- ya llegó Madison. Están en la entrada.
Como yo había vuelto a trabajar, aproximadamente cuando Danielle tenía unos diez meses, mi madre estaba cuidando a mi hija mientras Kennet y yo trabajábamos, y aunque yo le había propuesto pagarle, ella se había negado rotundamente. Mi madre se sentía sola estando en otra ciudad lejos de Danielle y de mí por lo que había decidido mudarse a New York para estar más cerca de nosotras. Cheryl había tenido la suerte arrendar un departamento unos pisos más arriba del mío, por lo que prácticamente nos veíamos todos los días.
-Gracias por avisarme, mamá. Sigo sintiéndome en un sueño y con un poco de nostalgia.
-Lo sé, hija- río- me sentía de la misma manera cuando fue tu primer cumpleaños. Estaba feliz pensando en lo agradecida que estaba con la vida de que hubieras llegado a mí.
-Mamá ya basta, me harás llorar si sigues- dije limpiando una lagrima imaginaria.
-No te burles, lo que sientes es solo el comienzo.
-Lo sé. Iré por Maddie antes de que se ponga furiosa.
Localicé a mi bebé en los brazos de Kennet y negué. Le había dicho muchas veces que ya era mejor que Danielle estuviera de pie en el piso para que pronto aprendiera a caminar, pero Kennet parecía no hacerme caso y siempre que tenía la oportunidad de cargarla, él lo hacía.
-Hey- protesto Kennet cuando tome a Danielle de sus brazos.
-Ella debe saludar a sus invitados y aparte- dije bajándola y tomando sus manitos- tiene que empezar a mover sus piernas, porque si sigue de brazo en brazo no se largará a caminar.
Kennet gruño y yo le tiré la lengua, iba a acercarse, pero yo fui más rápida y escape de lo que fuera a hacerme. De seguro cosquillas. Pero no pude escapar de la nalgada que me dio.
-Ya me las pagarás- lo amenacé. Y se dio la vuelta, ignorándome, no sin antes subir y bajar sus cejas en un gesto coqueto.
Camine lentamente hacía la entrada con Danielle adelante mío mientas sujetaba sus manos para que ella diera pasos. Aunque Danielle aún no caminará, daba pasos a la perfección afirmándose a los muebles, lo que me tenía enferma de los nervios ante alguna caída que pudiera tener.
Me sorprendí ver a Héctor junto a Maddie y Violeta, sabía que ellas vendrían, pero no con él. Estaba enterada que él se estaba sintiendo mucho mejor, más nunca pensé que tan bien como para poder haber salido de la clínica.
-Héctor, que alegría verte- dije a modo de saludo.
A pesar de todos los tratamientos que Héctor tuvo que enfrentar para tratar su enfermedad, él se veía muy bien, demasiado bien.
-Muchas gracias por la invitación, no quería perderme este cumpleaños y Violeta estaba muy emocionada de venir igualmente, aunque en el trayecto no aguanto el sueño.
-Saluda a tu tía, bebé- dijo Maddie depositando a Violeta en el suelo. La pequeña se refregaba sus ojitos con ambas manos, parecía estar recién despertando.
Tomé en brazos a Danielle y le dije. -Tírale un beso a tu tía, hija. Hazlo como te enseño tu mami.
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Editado: 17.08.2021