JiMin tomó en sus brazos a Soo Jeon y salió de la oficina directo a la guardería; quería conocerla, quería saber dónde se quedaría su pequeño cachorro.
Caminó por los pasillos siendo visto por los alfas policías y algunos omegas. Sin voltearlos a mirar, siguió hasta llegar a una entretenida puerta de cristal, llena de calcomanías de colores y ositos. Sonrió de lado y beso las mejillas de su cachorro.
—Buen día.
Salió de pronto un Omega de mechones rosas, muy conocido por el Omega rubio.
—Jin ...lo conseguí.
Seokjin sonrió feliz y abrazo a JiMin con Soo Jeon en brazos. Su amigo saldría de aprietos con este empleo aunque ...le preocupaba el alfa pelinegro.
—Gracias Jin . El jefe Min dijo que dejara a Soo Jeon y empezara a trabajar ahora mismo.
— Es típico de él, el trabajo es primero.
JiMin sonrió y pudo ver cómo Seokjin tenía a otros tres pequeños. Uno de mechones cafeces, otra de mechones naranjas y uno rubio de mirada temerosa. El lugar era agradable, cálido y con muchos juguetes y pañales.
— Quédate aquí Soo Jeon ...papá tiene que irse pero... Tu tío Jin está aquí.
JiMin se le partió el corazón pero, el pequeño cachorro no se lo tomó a mal. Estaba curioso por los nuevos juguetes que estaban a su alrededor. De pronto una chica de ojos claros y mechones verdes llegó interrumpiendo a los omegas.
—Buen día. — sonrió tímida.
—Ella es Lisa, también cuida de los cachorros.
JiMin saludó y pudo notar que también era una Omega de aroma a girasol y nuez. Estaba más tranquilo ya que había más personal que pudiera estar atento a su cachorro.
—Tranquilo JiMin, Soo Jeon está en buenas manos.
El rubio omega asintió y le dió un beso al pelinegro bebé. Dejó a Soo Jeon y caminó sin escuchar un solo chillido; más bien eran risas o gritos pero por parte de los otros pequeños.
JiMin pudo quedarse un poco tranquilo hasta que llegó a la oficina del jefe Min. Pasó su vista por el lugar, recorrió cada objeto y color; paredes grises, escritorios negros, cuadros profundos y ... Demasiados libros en una repisa al fondo. Todo siendo muy visible de territorio de un alfa. Sin seguir mirando se sentó en el escritorio más chico, el que estaba ubicado cerca de la puerta, casi quedando de frente ambos muebles.
Miró la computadora y la encendió para poder hacer su primera tarea como el secretario personal del señor Min. Su corazón estaba tranquilo pero algo melancólico, sus manos eran rápidas en el teclado; pero sus pensamientos estaban viajando a otro lado muy lejano a esa oficina.
🤍
Las horas pasaron y la oficina del jefe estaba envuelta en una penumbra cálida, solo iluminada por la luz del atardecer que se filtraba a través de las persianas. El secretario Park, estaba sentado en su escritorio, tecleando en la computadora con una concentración sorprendente; alegrandose que los horarios de todo el personal de la policía, estubieran casi listos.
Sin previo aviso el Jefe Min entró en la habitación con pasos firmes y silenciosos. su mirada se fijo en JiMin. Se detuvo detrás del Omega , observando cómo sus dedos volaban sobre el teclado y la proximidad hizo que el rubio se tensara, sintiendo el calor de su presencia sin necesidad de verlo.
—¿Necesita algo, señor Min?—, preguntó sin levantar la vista, tratando de mantener la compostura; no le daba miedo el alfa pero ... sentía doblegarse ante el.
El pelinegro se inclinó ligeramente hacia adelante.
su aliento rozó la oreja del Omega —Solo quiero revisar — dijo en voz baja y profunda, enviando escalofríos por la espalda de JiMin.
— bien— habló alejándose del Omega. Llegando hasta su escritorio para después sentarse.
JiMin solo agradeció bajito y siguió en lo suyo, aún tenso y confundido, empezaba a creer que le tenía miedo a este alfa serio. Sin seguir demorándose y con el permiso del alfa, imprimió los horarios.
JiMin se levantó acomodando su camisa, cuidando de que no se arrugará para después caminar y entregar con sus manos, los horarios que le había tomado horas hacer.
El alfa pelinegro estiró su mano para recibir los papeles cuando esta misma rozó accidentalmente con la de JiMin. El contacto fue como una descarga eléctrica, un chasquido raro sonó en la habitación. Yoongi no le dió importancia, más bien nunca se dió cuenta de aquella electricidad que llevaba consigo, mientras que JiMin se retorcía de dolor desde sus adentros.
— Creo que deberia retirarse.
JiMin al escuchar su corazón latió fuerte pero de temor, solo por un pequeño momento; ya que después capto que se referia a irse a casa con Soo Jeon.
—Gracias señor Min. — tomó su bolso rápidamente, cosa que hizo que su llavero de perrito amarillo cayera_ Hasta mañana.
Min siguio con los ojos clavados en sus documentos hasta que el rubio dejó su oficina. Suspiró y se levantó para caminar en su mismo espacio.
– _ –
JiMin recorrió de nuevo el pasillo, viendo nuevas caras y personal ya conocido. Sin ser tan obvio miraba que había entre las puertas entre abiertas. Nada fuera de lo común, muchos escritorios y uniformados.
Cuando por fin llegó a la guarderia, sonrió demasiado. Ya quería tener a su bebé en sus brazos y darle mucho amor, estaba ansioso y sentimental. Cumplió sus deseos al levantar a Soo Jeon y darle un fuerte beso como había querido en todo el día.
—que Omega más dramático.
Bufó Seokjin entregándole la pañalera al rubio de camisa lisa.
—Lo entenderás cuando tengas un cachorro.
Seokjin sonrió y nego varias veces, al parecer era suficiente con los pequeños ajenos que cuidaba. Y valla que si, demasiado berrinchudos. JiMin agitó su mano y agradeció al de mechones rebeldes dandole la señal de despedida.
—Es hora de ir a casa Soo.
El pequeñito de regordetas mejillas y ojitos rasgados no dejaba de sonreír mientras abrazaba a su padre omega, era obvio que el cachorro estaba sentimental y extrañado.