Una niña de cabellos rubios corre por el enorme prado verde tras de un enorme perro labrador, a la distancia hay una silueta, acelera su paso puede verlo mejor, es su papa le esta extendiendo los brazos, sus pequeñas piernas toman impulso para lanzarse a el, como un molinete gira feliz con una somrisa, el viento golpea su rostro pero ella esta feliz, feliz pues el, su padre ha regresado a casa.
Los recuerdos nos pueden llevar a explorar lugares escondidas en unuestro ser, en la parte mas profunda de nuestra mente, en ocasiones son buenas, pues nos ayudan a entender las cosas, otras no lo son, pues por alguna razon hemos guardado en la profundidad de nuestro ser ese recuerdo que cada vez que queremos verlo nos cuesta trabajo traerlo a la luz, tal vez, por ser un recuerdo reprimido, algo triste, algo vergonzoso o algo macabro.
Sara abre los ojos, esta algo desorientada gira sobre su cama fija su mirada en el techo tratando de reconocer el lugar, pasa su mano derecha sobre su frente, al fin lo recuerda, esta en el capamento base militar No. 1 en Alaska, se sienta sobre su cama, alcanza su bolso y busca dentro el, esa cosa que la ha mantenido calmada a su manera de ver las cosas, saca la cajetilla de cigarrillos, se cubre bien y abre la puerta de su camper, no pensaba salir al exterior, pues las tormentas de nieve son mortales en ese lugar, y, a la primera bocanada de aire sus pulmones colapsaran dandole una hiportermia que le causaria la muerte, suspira, se ha dado cuenta que, los militares han pesado en todo, hasta en su comodidad, frente a ella ve dos botellas de vino tinto, toma una copa, sirve un poco y se sienta cercas de la puerta abierta para encender el cigarrillo y tratar de acomodar sus ideas.
Esos recurdos que nos hacen descender a un abismos oscuro donde dejamos algunos que nos pueden hacer daño, incluso llegamos hasta olvidarlos de lo contraruo no sabriamos como enfrentarlos y mucho menos superarlos, por ese extraño abismo que para Sara, era mas como un tunel oscuro donde nunca lograba ver al final una luz como siempre le decia su padre, que al final de cada tunel, siempre habia una luz, Sara seguia sumergida en esos recuerdos que nunca se percato que alguien estaba acercandose a ella.
- ¿puedo acompañarte?- sobre saltada suelta el cigarrillo y gira hacia la voz
- casi me das un infarto,- responde recogiendo la colilla
- lo se, ¿puedo acompañarte?- Sara observa dexconfiada al Agente Alavarez quien tiene la nariz casi congelada - donde esta mi tienda, bueno el remolque no me dejan fumar, y, bueno vi tu puerta abierta y pense, pero - sacude la cabeza Sara
- si perdon, lo siento, pasa, - Alvarez se sienta frente a ella, toma una copa de vino y enciende su cigarrillo, dejando escapar ese humo, como si fuese un drogadicto que tenia meses en reabilitacion y vuelve a caer en la tentacion. - no sabia que fumara Agemnte Alvarez- dice Sara encendiendo otro cigarrillo
- Liam- responde - mi nombre es Liam, no me digas Alvarez, a si llamaban a mi Padre- dice con una sonrisa que sonroja sin querer a Sara, que sacude su cabeza rapidamente, de seguro debe haber una señora Alvarez y no precisamente su madre, debe ser una amante, la novia, o una esposa, una pareja con quien compartir todo, algo que ella no ha tenido, no al menos en los ultimos diez años.
- De acuerdo, Liam, - respondio
- Lamento haberte metido en esto, pero tu eres la unica Patologa, ademas de lo que fue tu padre, asi que, lo siento, te altere toda tu vida- comeinza a disculparse ese Agente
- creo que yo tuve la culpa, - hace una pausa suspirando - veras, siempre pedi por algo que cambiara mi vida tan aburrida y monotona, aun que debo ser honesta jamas me imagine que seria esto- señalo con sus manos a modo de hacer un circulo imaginario - esto de, pandemias, cadaveres extraños tipo rituales- da una bocanada de cigarrillo. - pero me imagino que tu si estas familiarizado con todo esto, debes tener mas aventuras, ¿cierto?- pregunta con una sonrisa pero tratando de evitar que vea sus mejillas sonrojadas.
- bueno si, soy Agente Federal encargado de Homicidios en Kansas, de hecho mi trabajo me hizo conocer a tu padre, el Dr. Roche, Allan Roche- Sara gira los ojos obvio siendo Forense, y ella igual, no habia nada de encuentro casual - de hecho un año de que el muriera ayudo al Buro en un caso, ahora que lo pienso es algo - gira a ver a Sara que esta con la mirada intrigada, jamas imagino que su padre haya trabajado para el Buro, jamas le hablo de eso, siempre le hablaba de sus historias, sus trabajos, pero nunca menciono al Buro. - y ccreo que no lo sabias, pero si trabajo con nosotros en un caso de homicidio, de hecho tambien quedo de entregarme un archivo pero, este jamas llego, despues nos enteramos de su muerte, que extraña por cierto, ¿un cancer?, el nunca padecio nada de eso, pero me imagino que asi es la vida, un dia estas bien y al otro no, bueno es hora de dormir, nos vemos mañana- solo atine a asentir con la cabeza, ni siquiera senti el beso en mi mejilla de parte de Liam, el saber sobre mi Padre, me hicieron regresar de nuevo a ese tunel oscuro de mis recuerdos, reprimidos.
Sara seguia dando vueltas a la palabras de Liam, trabajo con ellos, un archivo que nunca llego, y el ¿cancer? a modo de pregunta, no dejaron dormir a Sara, en sus sueños entraba al tunel delante de ella aparecia una figura que trataba de alcanzarla pero ella siempre obligaba a su mente a reaccionar, abrir sus ojos, y olvidar. Sara solo sabia que, su padre era un forense nada mas, ni siquiera que habia sido patologo al igual que ella, tampoco que trabajo con el Buro, solo lo recordaba como un hombre mediocre con un trabajo conformista no alguien mas importante disfrazado bajo una bata como analista de cadaveres.
Ella, era conocida en Kansas como la Forense con suerte pues su padre Forense del condado le heredo el trabajo, que para evitar las miradas estudio patologia, pero con lo que le revelo Liam, aun seguia siendo, Sara Roche la doctora con suerte que su padre le heredo su trabajo, y tal vez, todos sus secretos.