Una gota de sudor rueda por mi frente, y sin evitarlo mi cuerpo tiembla, pero eso no me impide sacar esa parte sincera de mi:
—Entre todas las ideas que tenía en mi cabeza ninguna se asemejaba a esta he de admitir.
—Entre todas las ideas de tu cabeza yo era perfecto, ese fue tu gran error Kaia.
Mi entrecejo se frunce levemente mientras lo escucho.
—¿Amarte?
Sonríe cínicamente mientras le quita el seguro a su arma.
—No. Creer que cambiaría.
Y disparó.