El juego de las máscaras

CAPÍTULO UNO: Bienvenidos a Mars City

CAPÍTULO UNO

BIENVENIDOS A MARS CITY

La ciudad brilla mejor por las noches por las enormes luces que rodea cada paradero de bus que por las mañanas, incluso las personas suelen ser más activas. Pero hoy no tengo esa suerte cuando la alarma me despierta con el sonido más odioso del mundo: Alarma de simulacro. Apago el celular con rapidez, pero no sirve de nada, me he levantado y de malas.

Salgo de la cama y observo el CD al lado de mi cama y entonces recuerdo lo que pasó ayer en la noche: El hombre bailando, la máscara, la voz de la mujer, la música infantil y mi apodo de mi papá.

El sonido de la música de la calle me alerta que el festival ha dado inicio otra vez, asi que me voy hacia el baño y me doy una ducha para despertarme, me visto y salgo con la misma a la calle con el disco en mi bolso.

—¡Bienvenidos a Mars City, la ciudad que hace festivales únicas y novedosas! —dice una chica alegre en la entrada de nuestra ciudad.

La ignoro y doy la vuelta para detenerme en la primera tienda de discos pirateados, entro y me apoyo en el recibidor mientras le entrego al chico que se encuentra en el recibidor con una goma de mascar mientras chatea algo en su teléfono.

—Hola, quiero devolver este disco… vino fallado —fuerzo una sonrisa mientras empujo el sobre por su lado, la chica quita la vista de su celular y me observa con el chiclé en burbuja.

Lo reviente mientras me observa.

—Lo que compras ya no se puede devolver, son las normas de la tienda.

—Entonces deseo un cambio de la misma película.

—Me es imposible, lo siento. Eso ya es tuyo.

—¡Pero no lo quiero! —alzo la voz —Hubo un hombre bailando, eso no es lo que quería ver, me estaba mirando a mí…

La chica deja que reviente su globo de chiclé en su boca cuando le menciono y entonces se levanta y prende su televisión que se encontraba y retira el disco dejándolo en el lector.

Pone play al video y lo adelanta. Nada.

No hay nada. Ningún hombre.

—Será mejor que no vuelva a venir a devolverlo después de ver la película —dice volviendo a entregarme el disco y vuelve a su celular.

—No pude verlo…

Pero esta chica no me responde. Cierro los ojos para calmarme y lo meto en el bolso para ir a casa, necesito volver a poner el audio, quizás alucine ayer y…

Popy.

Sacudo mi cabeza para ignorar la voz de aquel hombre bufón cuando caigo al suelo, mis pantalones se quedan en un pozo de agua con tierra y quiero desaparecer en este instante. Las personas me observan y hacen una mueca de asco al verme, una mano se alza en frente y alzo.

Un chico.

Lo acepto y me levanto, no quiero tocarme atrás, pero puedo sentir lo húmedo que se siente, observo el cd de mi bolso y está intacto. Menos mal.

—¿Se lastimó? —pregunta él.

—Ah… sí, gracias.

Mi vista regresa hacia él y me quedo quieta al observarlo. Trae una sudadera gris encima de una casaca verde junto con unos pantalones jeans de color celeste, pero eso no es lo que me llama la atención; sus lentes delgados que le hacen juego a sus ojos hacen que me quede quieta.

Es guapo… muy guapo.

Niego la cabeza para no pensar más y sonrío por cortesía antes de volver a caminar hacia mi casa, cuando siento una mano presionar mi brazo y mi corazón late como loco al punto que cuando doy la vuelta, mi corazón se siente decepcionado que no sea él quien me haya agarrado para detenerme… sino un vendedor de arándanos.

—Están en oferta por octubre, compre niña.

Niego la cabeza mientras me zafo de mi mano en mi brazo y regreso a casa tal cual a como he llegado, dejo el cd a un costado y me voy al baño, me observo en el espejo y noto que tengo una mancha en la mejilla, agarro un poco de agua en mi mano para limpiarlo, pero la mancha es tan fuerte que tengo que agacharme para seguir lavando y entonces observo mi reflejo quieto con una sonrisa en la frente.

Me muevo un poco, pero este no se mueve, trago saliva y abro la puerta para escapar del baño y entonces veo que el CD no se encuentra en el recibidor, pero escucho la música infantil mientras niños hacen coros. Con pasos lentos voy hacia mi sala y entonces lo veo.

Aquel hombre está en la pantalla bailando con la misma máscara, pero esta vez su fondo no es más que blanco y negro, baila mientras la cámara hace de las suyas para ponchar cada parte de su cuerpo y vuelve a hablar.

—¡Bienvenidos a mi fiesta, me llamo Tom! —mueve las manos en la televisión —Esta vez no arruines mi fiesta, Popy y ven aquí… vamos a ser felices.

Agarro el control y apago el televisor, pero este se vuelve a prender y aquel hombre ha vuelto a bailar. Tomo una respiración profunda porque sé que esto no es real, porque es una simple coincidencia…

Yo no le tengo miedo a nada. Mucho menos a las películas de terror, así que esto no debería…

—Popy… ¿quieres saber cómo está tu papá? —dice este y se acerca a la cámara, la máscara tiene una sonrisa por lo que lo único que puedo escuchar es su risa. Se saca los lentes y me muestra los ojos grandes que tiene su antifaz.




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