CAPÍTULO EXTRA: Mía

CAPÍTULO EXTRA

MÍA

-POV ETHAN-

Pasado.

Observo a su padre enseñando a su hija como jugar mientras estoy detrás de la tarima, padre me negó verla de cerca por lo que me mantengo escondido mientras veo como su rostro cambia según lo que debe de hacer. Por alguna forma me siento mal por ella, quizás no merecía tener un padre tan loco y obsesionado a los juegos mortales.

—No la mires —escucho la voz de padre detrás de mí y brinco por inercia, retrocedo y agacho mi cabeza para recibir el golpe por desobedecer.

Pero nunca llega. No me golpea.

—¿Padre...?

Alzo la cabeza y este me observa con una sonrisa de oreja a oreja mientras tiene un cuchillo en su mano. Abro la boca por el miedo que tengo y doy un paso hacia atrás antes que salga a la aparición.

Pero tampoco estoy con ellos. Cuando me volteo me encuentro frente a una cámara que se encuentra encendido mientras padre se encuentra con la máscara puesta.

Mátalo, mátalo.

Resuena esa voz en mi cabeza mientras veo como agarra un niño y le ofrece bailar con el cuchillo.

Hazlo Ethan, hazlo...

Muevo la cabeza para que se calle la maldita voz cuando siento unas manos detrás de mí tapando mis ojos y se acerca a mi oído; las manos pequeñas hacen presión mientras susurra:

—Ethan, vamos a jugar. Aquí es donde perteneces...

—Pero tú...

—Yo pertenezco aquí —dice quitando las manos de mis ojos, me volteo y ella me sonríe mientras agarra la máscara hacia mí —Esto es tuyo, tenemos que hacerlo.

—Que tu padre sea fan de los juegos, no te hace-

—Me gusta este lugar... así que dudo que me vaya de aquí —dice mientras observa el lugar con admiración. Los mismos que su padre observa el lugar y sé que no son ellos, sólo es parte del juego.

Mátala...

Cierro los ojos mientras me pongo la máscara y me quedo en frente de la cámara. Padre ya se encuentra en él mientras acomoda al lugar en donde estoy y el padre de aquella niña se queda sentado con una mirada pérdida hacia mí.

—Es el momento, Ethan —dice mi padre y escucho la canción.

La máscara tapa mi rostro mientras bailo, dejo que la voz se ría mientras me muevo al compás de la música infantil. No veo a nadie con ello, así que puedo imaginar que les gusta el espectáculo que me encuentro haciendo.

Soy el títere de mi padre, la diversión de él.

Y el inicio del espectáculo. Escucho caminatas hacia mí y puedo sentir que se tratan de los niños como yo, pero un poco menores pero lo ignoro, sé lo que hacen y sigo bailando, cada vez haciéndome más a la locura.

—¡La fiesta de Tom es muy divertida! ¡La fiesta de Tom es muy divertida! —cantan los niños mientras mantienen el cuchillo en alto —¡Ven a la fiesta de Tom, es muy divertido!

Me detengo un poco cansado y me acerco a la cámara, más inmerso en mi propia locura, observo a la niña con su padre mirando el escenario y sonrío antes de regresar la mirada y decir algunas palabras.

—Me llamo Tom y es mi fiesta, deberías divertirte. No apagues mi fiesta y súmate, ven conmigo... —me quedo callado por un momento y añado algo que no está en los planes de padre — Popy.

La niña me observa desde el asiento y se duerme, como si no hubiera estado presente en el espectáculo. Los niños se detienen y caen al suelo dejando de paso los cuchillos. Me saco la máscara mientras observo a la cámara en verde y...

—¿Qué hiciste, Ethan? —la voz gruesa de mi padre me pone tenso antes de que apague el video y se acerque a mí.

—No es real... ellos no quieren estar aquí.

Siento una presión en mi cuello que me asfixia de pronto. Padre no me suelta y aprieta más, la voz de mi interior pide que agarre el cuchillo de los niños pero el aire se va de mis pulmones cada segundo.

—Eres demasiado joven para saberlo. Su padre adora esto —se acerca hacia mí —Somos parte de la adoración de la locura de la gente asesina, así que guarda lo que piensas hacer.

—Padre...

—Esa chica es nuestra, su padre estaría encantado de tan solo venderla a nosotros. Entiende la puta vibra del lugar, ¿no te parece maravilloso eso?

Niego la cabeza. Y empujo el cuchillo de unos de los niños que se encuentra cerca pero es imposible, con la posición en que me encuentro hace que cierre los ojos. Imaginarme como sería la vida sin él, pero entiendo después que aquellos pensamientos en mi voz interna.

Yo no puedo vivir sin él.

No puedo simplemente dejarlo aquí.

—Hijo mío, ¿es que quieres jugar a la Casa de cartas? —dice con una sonrisa en el rostro —Te da envidia que una niña sea quien lo juega mientras tú observas, sientes curiosidad y quieres hacer de todo con tal de que-

El agarre de mi padre me suelta y caigo al suelo entre tosidas, tratando de recuperar el oxigeno; alzo la mirada a mi padre y ahora lo veo en el suelo de la tarima y una niña encima mientras sostiene el cuchillo en alto lleno de sangre.