El juego del Destino

Capítulo 5

Ambos nos ponemos de pie. No sé qué me ocurre, pero no puedo dejar de mirarlo. Él tampoco aparta la mirada y mantiene esa sonrisa que lo hace aún más atractivo. Lo miro hipnotizada por su belleza, o quizás por sus hermosos ojos. Debe ser un poco más alto que Conor; su cuerpo, por lo que puedo apreciar, es atlético y su estilo es único, como el de un chico malo que en realidad es bueno. Ese estilo es la cereza del pastel. ¿Quién es? De pronto, siento una gran necesidad de saber todo sobre él.

—Muchas gracias por la ayuda, linda señorita— Lo veo alejarse. ¿Qué me sucede? No puedo dejar de mirarlo hasta que desaparece de mi vista.

Camino sin poder sacar de mi mente la imagen de ese joven, cuyo nombre aún desconozco, y que ha logrado cambiar mi estado de ánimo con una simple sonrisa. Sonrío al recordarlo; su voz es muy linda. Desde que habló, supe que era alguien especial. Llego a casa y subo a mi habitación. Me encuentro en absoluta soledad, pero hoy eso no me preocupa. Me siento como si estuviera en un hermoso sueño, todo gracias a ese atractivo joven.

Son las diez y media de la noche. Escucho la puerta abrirse. Debe ser Hayde; otra vez llega tarde, y esta vez más que nunca. Me preocupa mucho, pero no puedo exigirle que me diga qué sucede. Tendré que averiguarlo por mí misma, aunque no sea correcto. Debo respetar su privacidad, pero mi intuición me dice que algo anda mal.

Salgo de mi habitación para asegurarme de que es ella y arreglar las cosas. No insistiré en que me diga qué sucede; ya lo descubriría por mí misma. Solo quiero cuidarla. Aunque es mayor de edad y responsable, no puedo evitar querer protegerla. Cierro la puerta tras de mí y avanzo hacia las escaleras. Al llegar al borde, me llevo una gran y agradable sorpresa.

—¡Papá, Mamá!— exclamo emocionada, bajando rápidamente las escaleras.

—Con cuidado, princesa, te puedes caer— indica mi padre, preocupado. Llego hasta ellos y los abrazo.

—Los extrañé mucho.

—¿Por qué no bajaron al escuchar la puerta?

—Pensé que se trataba de Hayde.

—¿No está en casa?

—Dijo que tendría una pijamada en la habitación de una amiga dentro del campus. Por eso salí a ver qué sucedía.

—Está bien, cariño. Ella recibirá sus regalos mañana. Ven— responde mi madre, acercándose a su maleta. Saca algunas cosas y me las entrega—. Espero que te gusten, cariño.

—Gracias.

—Ahora iremos a descansar; el viaje de vuelta fue muy pesado. Tú también descansa; mañana tienes clases.

—Sí, buenas noches— Les doy un beso en la mejilla a cada uno y luego subo a mi habitación.

Debo llamar a Hayde para que sepa que nuestros padres llegaron y contarle mi pequeña mentira para protegerla, aunque realmente no sé de qué la protejo. Ella es mayor de edad, pero igual me preocupo. No entiendo por qué llega tan tarde y casi nunca está en casa. Eso no es normal en ella, y es por eso que me preocupo. La llamo y me responde al segundo tono.

—¿Qué sucede? ¿Ya se te pasó el enojo?

—Llamo para decirte que llegaron nuestros padres y les dije que tenías una pijamada con unas amigas en la residencia del campus, por si llegas y se lo quieres decir.

—Está bien, Místic, gracias. No te preocupes, estoy con Astrid; me quedaré con ella.

—Solo te estoy informando; no tienes que darme explicaciones. Adiós.

Cuelgo y comienzo a abrir las cosas que me trajeron. Entre ellas hay un vestido muy lindo de color azul, corte princesa. Ahora ya tengo lo que usaré para el baile de bienvenida; solo me falta la compañía. Después de lo que sucedió con Conor, no sé si quiero ir con él. Es más, ni siquiera sé si quiero seguir siendo su novia. Traicionó mi confianza y ya no confío en él. Cuando se apague mi ira, tomaré una decisión más adecuada.

Es miércoles por la tarde. Todo el día de ayer estuve evitando a Conor, y hoy no fue diferente. Las clases han finalizado y salgo del campus. Tenía la esperanza de encontrarme con ese joven tan atractivo, pero no ha sido así. No sé por qué quería encontrarlo de nuevo, pero no ha salido de mi mente. Es algo inusual, pero me gusta; me resulta muy agradable y su imagen me tranquiliza. Seguramente hoy estaré sola en casa; mis padres salieron a trabajar y ya no espero encontrar a Hayde. Camino sumida en mis pensamientos cuando el sonido de un claxon llama mi atención de manera desagradable.

—Amor, sube; te llevaré a tu casa.

—Gracias, Conor, pero no.

—Vamos, Místic, ya no sigas molesta conmigo. ¿Qué te parece si vamos al cine, te llevo a comer y luego a tu casa?

—No puedo, tengo demasiada tarea.

—No mientas, tenemos un año de novios; sé que me estás evitando.

—Está bien, llévame a casa y ya. De verdad tengo demasiada tarea.

—Entonces sube, mi princesa— dice con una sonrisa. Subo a su automóvil y comienzo a mirar por la ventanilla—. Sé que sigues molesta por lo ocurrido; sé que mi comportamiento estuvo equivocado y que te lastimé. Estoy arrepentido; perdóname. Sé que no es fácil, pero hazlo por favor. No te presionaré, pero deja de evadirme.

—Lo he intentado; es más, lo estoy intentando ahora.

—Al menos ahora te ves más tranquila.

—Lo estoy.

—Me alegro mucho. ¿Irás conmigo al baile de bienvenida, cierto?— Me mira, pero no le respondo. No sé si iré o no con él; todo dependerá de cómo transcurra la semana. Al menos, ya hemos hablado, aunque a decir verdad, él es quien más ha hablado—. Llegamos, amor.

—Gracias por traerme— Veo que se acerca para besarme, pero lo esquivo—. Lo siento.

—Te veo mañana— Asiento y bajo del automóvil. Lo veo alejarse hasta que desaparece de mi vista y entro en casa.

Me siento confundida. Entro a la ducha; eso siempre me relaja y me ayuda a pensar. Al salir, me visto y me arreglo. Me miro en el espejo; me hace falta retocar los mechones rojos de mi cabello y definir el corte. Seco mi cabello y, una vez lista, salgo de mi habitación y bajo las escaleras. Hayde está en la sala; eso sí que es inusual. Últimamente no está en casa; casi no nos encontramos, y es mejor, pues aún estoy molesta con ella por todas esas cosas que me dijo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.