El juego del Destino

Capítulo 9

La música cesó y el director de la universidad subió al escenario. Era el momento de anunciar al rey y a la reina del baile, quienes representarían a la universidad en el comité de alumnos.

– Espero que estén disfrutando del baile de bienvenida. Iré directo al punto: el rey y la reina. Recuerden que los ganadores serán sus representantes en el comité de alumnos, así que espero elijieran con sabiduría. Empezaré con el rey, que es… – abrió un sobre – …Conor Nollan.

Conor subió al escenario entre aplausos. Me quedé con Florencia y Kyler, quienes estaban muy cariñosos; Kyler la había abrazado casi toda la noche. Observé el escenario.

– Ahora, veamos quién será la reina… – abrió otro sobre – …Gianna Rose.

Los aplausos volvieron a inundar el lugar. Gianna sonreía; bailaría con Conor. Había intentado bailar con Conor toda la noche sin éxito, y ahora lo haría con ella. Me sentí molesta; no me había regalado ni un baile y se había enfadado porque bailé con Deiben.

– Liberen la pista – dijo el director. Todos se apartaron. Gianna y Conor, tomados del brazo, llegaron al centro de la pista. Sonó una canción lenta y comenzaron a bailar. Al final, se besaron, provocando los gritos de los asistentes. Sentí una mano en mi hombro. Kyler y Florencia, con expresión preocupada, estaban a mi lado.

– Amiga, ¿estás bien? – La preocupación en sus ojos era evidente. Recogí mis cosas y me dirigí a la salida.

Salí lo más rápido posible, conteniendo las lágrimas. Sentía dolor, tristeza, vergüenza, decepción e ira. Nunca le perdonaría a Conor la humillación; todos sabían que salíamos y él se había besado con Gianna. Tropecé con alguien que me sujetó. Reconocí el perfume: era Deiben. Lo abracé y lloré, no de tristeza, sino de rabia.

– ¿Qué tienes, Místic? ¿Te hicieron algo? Dime quién fue y me encargo – dijo preocupado. Solo lloré. – Vamos, te llevo a tu habitación.

– No vivo aquí – logré decir.

– Entonces, vamos a mi habitación. – Asentí y me dejé guiar. Me ofreció agua. Bebí, respiré hondo y me calmé. – ¿Qué sucedió?

– ¿No estabas ahí?

– Me fui hace una hora. Estar solo no es divertido.

– Te dejé con Hayde. ¿Dónde está?

– Creo que ya sabes la respuesta. Me quedé solo y salí, pero dime qué pasó – dijo sentándose a mi lado. Bajé la mirada, pero él la levantó. Vi preocupación en sus ojos.

– Conor se besó con su ex novia frente a todos.

– Es un idiota. Ahora mismo le haré entender su error – se levantó furioso, pero lo sujeté de la mano. No quería que peleara por mi culpa; además, había tomado una decisión: mi relación con Conor había terminado.

– No te vayas, no me dejes sola – volvió a sentarse y me miró a los ojos.

– Eres increíble y no mereces algo así– acarició mi mejilla –. Eres hermosa.

Miré sus ojos, hipnotizada. Su mirada pasó de mis ojos a mis labios. Sentí que se acercaba. Cerré los ojos y sentí su aliento fresco, luego el calor de sus labios sobre los míos. Correspondí su beso. Mi corazón latía con fuerza. "¿Qué siento? Me siento feliz," pensé. Se separó y abrí los ojos, sonriendo.

– Me gusta mucho tu sonrisa.

– A mí la tuya.

– Gracias. Iba a buscarte para darte esto – me dio las llaves del auto de Hayde. – Tu hermana me dijo que te las diera.

– Gracias, Deiben. ¿Me acompañas al auto?

– Por supuesto.

Llegamos al auto.

– Gracias, Deiben.

– Es un placer, Místic.

– Quiero decirte algo… el beso…

– Tranquila, Místic, yo sé esperar. No tienes que decir nada.

– ¿Cómo supiste lo que diría?

– Sé que fue un momento difícil. Necesitas asimilarlo, y aún no terminas la relación con él formalmente. Aunque para ti y para mí ya terminó, debes decírselo. Necesitas tiempo, lo entiendo, pero quiero estar cerca de ti. Me gustas, y esperaré. Quiero que seamos amigos y nos conozcamos mejor.

– Gracias por entenderme.

– Gracias a ti, linda. Conduce con cuidado. Mándame un mensaje cuando llegues. – Asentí y sonreí. Me dio un beso en la mejilla y abrió la puerta del auto. Lo vi alejarse. "¿Por qué Deiben es tan perfecto?" Parecía adivinar mis pensamientos.

Llegué a casa. Debía sentirme triste por Conor, pero no lo estaba. "¿En qué momento cambiaron mis sentimientos hacia Conor?" Me di cuenta de que lo mejor era terminar la relación. Mis sentimientos habían cambiado; me había enamorado de Deiben. Le mandé un mensaje.

Místic: He llegado a casa, estoy bien, no te preocupes, ahora dormiré, gracias por todo.

Deiben: Gracias por avisarme, linda, me quedé preocupado, yo también dormiré espero encontrarte en mis sueños, descansa y espero quieras soñar conmigo.

Sonreí. Era encantador. Pero debía terminar con Conor primero. Respondí:

Místic: Espero tener esa suerte, descansa y ten una bonita noche, nuevamente gracias.

Deiben: Gracias a ti, hermosa.

Dejé el teléfono. "¿Cómo es posible que un mensaje me haga sentir tan feliz?" Era increíble. Me quité el maquillaje. Al llegar a mis labios, recordé el beso de Deiben. Me preparé para dormir y me quedé profundamente dormida.




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