El juego del Destino

Capítulo 35

Ha llegado el sábado. Hayde dijo que vendría; me encuentro muy emocionada por verla de nuevo después de tanto tiempo. La he extrañado mucho más de lo que creí que lo haría. Son cerca de las tres de la tarde cuando me manda un mensaje indicándome que está por llegar a casa. Salgo de mi habitación y bajo a la sala; me acomodo en uno de los sofás y espero a que suene el timbre anunciando la llegada de mi hermana. Quiero que Jake conozca a Hayde; a ambos les he hablado mucho del otro. Tomo mi teléfono y llamo a mi querido amigo.
– Hola, mi querida Smerald – me responde al segundo tono.
– Jake, mi hermana está por llegar a mi casa; me gustaría mucho que la conocieras. ¿Te es posible venir?
– Con todo el placer del mundo voy, princesa, pero no sé dónde vives.
– Te mando mi ubicación – escucho que algo dice, pero no logro entender.
– No es necesario, Smerald; dice Deiben que él me lleva.
– De acuerdo – respondo, terminando la llamada.
No logro comprender qué le sucede a Deiben. ¿Por qué se comporta de esta manera? ¿Acaso busca molestarme? ¿No puede simplemente alejarse y dejarme tranquila? No me resulta sencillo superar mis emociones hacia él. Mi corazón siempre lo elige, aunque no desee hacerlo, y eso me asusta; no quiero tener en mi vida ese sentimiento tan destructivo. Lo mejor que puedo hacer es mantener a Deiben lo más lejos de mí. El timbre de la puerta me saca de mis pensamientos; me pongo de pie y me dirijo a abrir.
– Hola, inglesa – me saluda Hayde con una enorme sonrisa.
– ¡Hermana alemana! – grito para después abrazarla –. Te he extrañado tanto.
– Yo a ti, hermanita. Has cambiado mucho; sin lugar a dudas, has madurado y estás más hermosa que antes.
– Mira quién habla, ¡estás bellísima, hermana! Entren. Por cierto, hola, Nires, también me da gusto verte.
– Ya me he percatado de eso, cuñada – comenta Nires en tono de broma, para después saludarme con un beso en la mejilla –. Hayde tiene razón, te ves realmente bien.
– Muchas gracias, tú también, cuñado. Sin lugar a dudas, eres el cuñado más guapo que tengo.
– Soy el único.
– En eso tienes razón. ¿Consideras que sea por eso? – cuestiono, riendo.
Entramos en la casa y avanzamos hasta la sala; ellos se acomodan en el sofá más grande para estar juntos. Les ofrezco algo para beber, y ambos me dicen que un jugo estaría bien. Me siento realmente feliz de tener a Hayde aquí. Mis padres salieron, pero dijeron que volverían temprano para ver a Hayde, debido a que ella tiene muchas ocupaciones, al igual que Nires; solo vinieron hoy y por la tarde regresan a Nueva York. Me encuentro saliendo de la cocina cuando el timbre vuelve a sonar; no puedo abrir con mis manos ocupadas.
– Yo abro – indica Nires. Me limito a mover mi cabeza de manera afirmativa, y él se dirige a abrir la puerta. Llego a la sala y le entrego su jugo a mi hermana, mientras que dejo el de Nires sobre la mesa.
– No considero que sea buena idea, Nires; lo mejor será que me vaya – escucho la voz de Deiben acercándose a donde nos encontramos Hayde y yo.
– Vamos, hermano; hace mucho no te veo, quiero contar con tu compañía aunque sea por poco tiempo.
– ¿Continuarás escondiéndote de mí, Deiben Nollan? – cuestiona mi hermana, bromeando como ella lo hace usualmente.
– No entiendo de qué hablas, Hayde; nunca me he escondido de nadie ni de nada, ese no es mi estilo. Me alegra mucho verte nuevamente.
– ¿Entonces por qué no sé de ti desde que le rompiste el corazón a…? – la miro con desaprobación para que no termine la frase.
– ¿A quién? – cuestiona Jake, curioso, haciendo notar su presencia.
– No te preocupes, Jake; hablan de una amiga de mi hermana, pero eso ya ha quedado en el pasado. Ahora, Hayde, deja tranquilo a Deiben – indico con seriedad, evitando que diga mi nombre –. Entra, Deiben, eres bienvenido. Gracias por traer a Jake. ¿Quieren algo de beber?
– No fue nada, Místic, y no te preocupes, estoy bien.
– Yo tampoco quiero nada, por ahora – contesta Jake con su hermosa sonrisa, tan característica de él.
– Como deseen. Hayde, él es Jake; ¿te hablé de él, lo recuerdas? Jake, ella es mi hermana mayor, Hayde.
– Hermosa como tú, Smerald; me da gusto conocerte por fin, Hayde. No sabes lo mucho que Smerald habla de ti.
– Si son cosas malas, no le creas absolutamente nada. En cuanto a ti, creo que te conozco de toda la vida; me da mucho gusto por fin tener la oportunidad de conocerte en persona, y déjame decir que eres mucho más guapo de lo que parecías ser en fotografías – comenta Hayde; Jake sonríe amablemente.
– Jake, también quiero presentarte a mi cuñado favorito, Nires Wayne; es el hombre más hermoso del mundo mundial, y espero que tenga en su automóvil mis chocolates, o caerá del pedestal.
– Tranquila, tendrás esos chocolates; es un placer conocerte, Jake – expresa Nires, sonriendo.
– El placer es todo mío.
– Deiben, ¿no te gustaría que saliéramos a dar una vuelta? – pregunta Nires, notando la incomodidad de Deiben; él se limita a afirmar, tratando de sonreír.
– ¿Puedo acompañarlos? – pregunta Jake, entusiasmado.
– Sí – responden ambos al mismo tiempo.
– Vuelvo más tarde, Hayde – indica Nires, despidiéndose de mi hermana; ella se limita a asentir.
– Hasta luego, Smerald; ha sido un gusto conocerte, Hayde.
– Igualmente, Jake.
Una vez que se han despedido, avanzan en dirección a la salida; mi hermana me mira de una manera que me deja claro que tiene muchas dudas en cuanto a lo sucedido y que tendré que explicarle muchas cosas. Ahora entiendo que Nires no solo invitó a Deiben para salvarlo de esta incómoda situación, sino que también lo hizo para dejarme a solas con Hayde y hablemos como es debido. Parece estar molesta, y algo me dice que esto no terminará nada bien.
– ¿Qué tal todo en Nueva York? – pregunto para romper el silencio incómodo que se ha apoderado de la sala.
– Excelente, pero no quiero hablar sobre eso; tienes mucho que explicarme. ¿Por qué dijiste que a una amiga mía? No puedo creer el descaro con el que mientes, Místic; te desconozco, no tienes ni siquiera consideración por la presencia de Deiben. ¡Lo negaste!
– No he mentido. ¿Acaso no soy tu mejor amiga?
– No juegues, Místic; no está bien que ocultes haber tenido una relación con Deiben. No tiene nada de malo. ¿Por qué lo haces?
– Jake y Deiben son compañeros de habitación; no quiero que se lleven mal. Jake detesta a la persona que me hizo tanto daño, y lamentablemente esa persona es Deiben; simplemente quiero que tengan una buena relación.
– Discúlpame, Místic, pero la única que te hizo daño fuiste tú misma con tus decisiones y tu manera de actuar. ¿Ya no lo recuerdas? ¡Quien se alejó de él fuiste tú! ¡Quien se rindió al primer obstáculo, fuiste tú! ¡Debiste quedarte y luchar con el amor que decías tener hacia él! Deiben se equivocó, es cierto, pero debiste quedarte y enfrentar todo. ¿Acaso no te das cuenta de que lastimas a Deiben al negarlo? Entiendo que lo que sucedió te hizo daño, que seguramente después de este tiempo ya no sientes lo mismo por Deiben, pero aun a pesar de todo, Deiben es un joven maravilloso; sabes que lo aprecio mucho y no me gusta verlo sufrir.
– Tienes razón, Hayde, pero deja de regañarme; no quiero lastimar a Deiben de ninguna manera. Todo lo que sucedió me lastimó mucho, eso sin lugar a dudas, pero ya lo he perdonado. Por el bien de ambos, lo mejor es decir que era mi mejor amigo; no puedo pedirle a Jake que no lo odie después de que fue testigo de la manera en la que me encontraba en ese momento, de todas las ocasiones que tuvo que consolarme, de todas esas veces que me obligó a comer algo, de todas las ocasiones en las que me hizo salir a pesar de que todo lo que deseaba era quedarme encerrada; literalmente deseaba morir, y Jake no me lo permitió; estuvo todo el tiempo conmigo. Lo siento, hermana, pero tú no estuviste ahí.
– Estaba lejos, es cierto, pero podías llamarme siempre y lo sabes; sabes bien que la manera en la que actuaste fue cobarde; escapaste y alejaste a todos de ti. Cuando te fuiste, la información sobre ti era básicamente nada. Entiendo que ese joven estuvo contigo, pero fue porque tuvo la oportunidad; yo no te habría dejado sola con todo ese dolor si me hubieses permitido acompañarte.
– Tengo claro que yo los alejé a todos, y es por ello que ni tú ni nadie puede opinar al respecto; no puedes juzgarme de ninguna manera. Jake es importante para mí, así como lo es Deiben, y no quiero que tengan problemas; no es solo que él tuviera la oportunidad, él decidió estar conmigo y ayudarme, por eso estoy muy agradecida con él y lo quiero mucho; quiero que se sienta tranquilo y no tenga problemas con nadie, menos con alguien tan importante para mí como lo es Deiben.
– No soy nadie para juzgarte; eso bien lo sabemos, por ello es que no lo hago. ¿Jake es tu novio?
– Sabes bien que es mi mejor amigo; no te mentiría jamás, y no creo en el amor.
– Entonces no entiendo por qué te preocupa de esa manera; si le explicas lo sucedido, él entenderá y dejará de alimentar ese odio que dices que siente. Deiben pagó por su error, eso te lo aseguro, y ha sufrido bastante; no es justo que lo lastimes más.
No respondo más; me he comenzado a sentir molesta; no me gusta que las personas me juzguen; tengo mis razones para hacer lo que hago y no necesito que alguien más me diga si es correcto o no lo es. Escucho que la puerta se abre; son mis padres. Hayde se pone de pie y avanza para saludarlos; aprovecho ese momento para ir hasta mi habitación; me dio gusto ver a mi hermana, pero ahora mi estado de ánimo ha cambiado y no quiero hablar con nadie más por ahora. Cierro mi habitación con llave, avanzo hasta mi cama y me recuesto sobre ella; desearía tener la oportunidad de volver a escapar. Son cerca de las seis de la tarde cuando llaman a la puerta de mi habitación, haciendo que me sobresalte; no quiero ver ni hablar con nadie; solo quiero estar en mi habitación sin preocuparme de absolutamente nada.
– Místic, abre la puerta; vengo a despedirme.
– Dile a Nires que conduzca con cuidado; tengan un buen viaje de regreso.
– No seas infantil; sabes que tengo razón en lo que te he dicho.
– Hasta luego, Hayde; gracias por venir.
– De acuerdo, Místic; te conozco bien, así que por ahora no te molestaré más; te llamaré después, caprichosa.
Escucho cómo se aleja de la puerta de mi habitación; no me gusta enojarme con ella, pero tampoco tolero que quiera comportarse de esa manera conmigo; soy consciente de lo que hago. También tengo presente que tendré que decir la verdad tarde o temprano, pero por ahora prefiero mantener todo en calma, y si tengo la oportunidad de no hablarle a Jake sobre la relación que tuve con Deiben, será mucho mejor; no quiero lastimar a Deiben, pero tampoco quiero hacer que tenga problemas con Jake.




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