El juego del Destino

Capítulo 37

La verdad es que me ha dado apetito inexplicablemente. Me pregunto: "¿A dónde iremos?". Sugeriré ir a donde venden mi comida favorita. Poco a poco me pierdo cada vez más en mis pensamientos, hasta que mi mente absorbe por completo mi atención y no percibo nada del exterior.

– Hola, Místic, ¿cómo estás? – me saluda alguien, sacándome de mis pensamientos.

– ¡Conor! – digo emocionada. Entendía que se había ido por un tiempo, por eso no lo había visto hasta ahora –, ¿cómo estás?

– Yo pregunté primero.

– Muy bien. ¿Cuándo volviste? Deiben me dijo que te habías marchado un tiempo. ¿Por qué? ¿Qué has hecho? ¿Cómo has estado?

– Hey, tranquila. Me fui porque necesitaba un cambio de ambiente. ¿Acaso no me veo mucho mejor? Aunque siempre he sido un galán, mírame ahora. Además, ya he dejado atrás mi pequeña obsesión... al menos mientras tú estabas lejos – comenta coquetamente, sonrío por su comentario–. Volviendo a lo importante, tuve que regresar y aquí estoy de nuevo. ¿Regresaste con mi hermanito? Te vi hablando afectuosamente con él, aunque en un principio no te reconocí y pensé que por fin había aceptado que te perdió, pero ahora no estoy seguro. Has cambiado mucho y te ves hermosa; mi hermanito tiene suerte.

– No he vuelto con él y no lo haré. Somos amigos.

– No entiendo. ¿Por qué tienes que ser tan obstinada, Místic? Tus ojos no mienten, y cuando lo ves, brillan como nunca lo hicieron. Y toma en cuenta que lo admito con todo el dolor de mi corazón, porque hubiese deseado que me miraras de esa manera. En fin, eso no es asunto mío. ¿Lo viste jugar? Es bueno, no tanto como yo, pero es bueno.

– Sigues siendo el mismo engreído. Sabes que es mucho mejor jugando que el mismísimo Kyler.

– Hay cosas en la vida que jamás cambian, Místic, una de esas es mi manera de ser. Aunque tienes razón, tiene demasiado talento.

– Jake, Deiben y yo iremos a celebrar el triunfo. ¿Te gustaría venir?

– ¿Quién es Jake? Bueno, no importa. No puedo hacerlo, linda, tengo muchas cosas que hacer para el compromiso.

– ¿Qué compromiso? ¿Te casarás? ¿Con quién?

– ¿Casarme yo? Solo si es contigo – expresa, para después reír al ver mi expresión–. Bien, tengo claro que no lo harías. Relájate. Admito que aún no me rindo contigo, pero eso no es importante ahora mismo. Es Kyler quien se casará, pensé que lo sabrías. Hoy por la noche es su compromiso. Imagino que si Deiben no te lo dijo e irá a celebrar contigo es porque no piensa ir; es muy rencoroso y no puede perdonar a papá aún, tal vez ni Kyler ni yo logremos persuadirlo, pero tú tal vez podrías hacerlo. Estás invitada, ¿sí? Trata de convencerlo.

– Está bien, Conor, lo intentaré, pero no te prometo nada, ¿de acuerdo? Sabes bien que Deiben es muy necio y convencerlo de algo es casi imposible.

– Simplemente dile que irás y él mismo se ofrecerá. Si aún no vuelves con él, estoy seguro que hará lo que sea para reconquistarte; yo lo haría.

– ¡Estás loco! – exclamo, para después reír.

– Admito estarlo y te culpo de ello – replica entre risas.

– Smerald, ¿quién es él? – escucho la voz de Jake, y en ella noto un poco de molestia.

– ¿Smerald? ¿En serio? – pregunta, para después reír más fuerte.

– ¡Guarda silencio, imprudente! Lo siento, Jake, así es él siempre. Te presento a Conor Nollan, es mi amigo, además de ser uno de los hermanos de Deiben...

– Además, también su exnovio más guapo.

– ¿Es él? – pregunta seriamente Jake, y logro notar el cambio total en su expresión.

– ¿Ser quién? – pregunta Conor sin comprender.

– El idiota que rompió el corazón de mi Smerald.

– No sé qué debería responder a eso.

– Nada, Conor – intervengo para que guarde silencio. Conor siempre suele hablar demasiado y, como siempre, ignora lo que digo y continúa hablando; él realmente es incapaz de captar una indirecta.

– ¡Ya entiendo! ¿Hablas del "perfectito"? No, no soy yo. ¡Ojalá y lo fuera, así tendría el corazón de esta hermosa chica! Pero no es así, yo tan solo soy el idiota que la mandó directo a los brazos del chico perfecto. Pero vamos, amigo, ni me lo recuerdes, porque me lleno de ira. Fue de lo más oportunista y miserable. Si no se tratara de mi...

– ¡Ya basta, Conor! – lo interrumpo en un tono más molesto de lo que pretendía.

– Lo siento, me voy, no quiero morir aún. No olvides lo que te pedí, Místic.

– Lo intentaré, pero no te prometo nada – asiente y lo observo alejarse. Conor es un hablador, y si no lo detengo, dice todo sin filtro alguno.

– No puedo creer que salieras con él, es realmente muy raro. En fin, ¿podemos irnos? – cuestiona Jake, sacándome de mis pensamientos.

– Aún no, invité a Deiben y aceptó.

– ¿Por qué? Debiste consultarme antes. Quería pasar un tiempo solo contigo, como hacíamos antes; hace mucho que no podemos hacerlo.

– No creí que te molestara. Dijiste que era para celebrar el triunfo del equipo, y él es el capitán, además de ser mi amigo.

– No quiero que vaya con nosotros.

– Ya lo he invitado, no voy a decirle que mejor no vaya.

– Déjame hablar con él, estoy seguro que entenderá.

– No entiendo por qué te comportas de esta manera, Jake. Ya lo he invitado y vendrá.

– ¡Desde que regresaste siempre es Deiben esto, Deiben lo otro, Deiben es el mejor en todo siempre! ¡Es suficiente, Smerald, quiero que salgamos tú y yo como antes!

– ¿Estás celoso? Quiero pensar que no son más que celos de amigo. Sabes perfectamente que para mí eres mi mejor amigo, y Deiben también; lo quiero mucho, quiero que tengan una buena relación y convivan.

– Convivo mucho con él, me agrada, por ello no he cambiado de habitación ni aceptado tu invitación. Es mi amigo, pero cuando estamos juntos, él siempre tiene toda tu atención. Si estoy celoso, y no, no son celos de amigo; eso tú lo sabes muy bien, porque no he ocultado en ningún momento lo que siento por ti.

– Entiendo. ¿Sabes? Ya no quiero ir a ninguna parte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.