No me gusta tener tantas dudas; siempre que las tengo, me imagino un millón de escenarios, y ninguno es muy positivo, por lo que comienzo a sentirme realmente incómoda. Nunca me ha gustado que me oculten cosas.
—Deiben, por favor, explícame, no entiendo nada. ¿Por qué te comportas así con Kyler? —De pronto, veo aparecer frente a nosotros a la persona que menos imaginé encontrar en este lugar.
—¡Deiben, gracias por estar aquí en este día tan especial para mí! —exclama emocionada. Deiben la observa un momento y luego hace un gesto de desagrado.
—Iré por algo de tomar. ¿Quieres algo, Místic?
—Voy contigo —respondo deseando no quedarme con esa bruja.
—Necesito estar solo un momento —susurra en mi oído. Me limito a asentir, y él se aleja dejándome con esa compañía nada agradable.
—¡Místic Cotrell! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Cuánto hace que regresaste?
—Tres meses —respondo con sinceridad.
—¡Fantástico! —espeta con amargura. Realmente, a ella no le agrado, y a decir verdad, ella tampoco me agrada. Trato de ignorarla esperando que se marche, pero al parecer no entiende indirectas, al igual que Conor, así que continúa hablando—. Concluyo que te gusta ser la segunda opción, simplemente el premio de consolación. Pobrecita, debe sentirse muy mal.
—Aquí estás, cariño. Vamos, quiero que conozcas a alguien —dice Kyler abrazando a Chloe y llevándosela.
Las palabras de Chloe me lastiman y me hacen sentir triste, aunque consigo ocultarlo perfectamente. "¿Cómo se atreve a hablarme así?", me cuestiono tratando de calmarme. Nunca le he hecho nada para que me trate así. Ahora entiendo un poco mejor, pero ¿qué sucedió? ¿Cómo es que Kyler se comprometerá con Chloe? Una infinidad de preguntas invaden mi cabeza. Quiero irme de este lugar en este preciso momento; venir ha sido la peor idea que se me pudo ocurrir. De haber sabido que ella estaría aquí, jamás hubiese venido.
—No le hagas caso, Místic. Tú nunca serás la segunda opción —comenta Conor acercándose, sacándome de mis pensamientos destructivos.
—¡Me utilizaste, Conor Nollan, y no te lo perdonaré! ¡Realmente no puedo creerlo! ¡¿Dónde está Deiben?! Quiero irme ahora mismo de aquí.
—Perdóname por hacerte pasar por esto, Místic. Solo quería que mis dos hermanos se llevaran bien de nuevo. Sabes que eran grandes amigos; la confianza que se tenían era increíble, tanto que me daba celos la buena relación que tenían, a pesar de que no se conocían desde siempre.
—No entiendo nada, Conor; además, estoy muy molesta por cómo me ha tratado esa bruja.
—Eso es, ¡no es más que una bruja! Te explicaré: hace aproximadamente seis meses, esa chica le robó el corazón a Kyler y rompió la buena relación entre Kyler y Deiben. Mi hermano está loco por ella, no escucha a nadie, y ahora dice que se casará con ella. Por eso todo este teatro. Ella seguía con Deiben hasta que un día Deiben encontró a Kyler besándose con Chloe. No es culpa de Kyler; Chloe le dijo que había terminado con Deiben, pero no era verdad. Kyler no piensa bien; le duele lo de Deiben, pero no puede alejarse de esa mujer.
—Si soy la segunda opción, un premio de consolación, Conor. Si ella no hubiese traicionado a Deiben, ellos seguirían juntos. Como ahora ella se casará con Kyler, Deiben intenta que regrese con él. Soy una ilusa a la que pueden engañar fácilmente; tiene toda la razón, no soy más que la segunda opción.
—No lo eres, y no vuelvas a repetir eso —dice la voz de Deiben—. Lo mejor será que salgamos de aquí para hablar. Conor, despídeme de Kyler y dile que después lo buscaré para hablar. Vamos, Místic.
Venir a este lugar ha sido la peor idea que se me ha ocurrido. Camino delante de Deiben; estoy cansada de que piensen que soy un premio de consolación. No he vuelto con Deiben y no pienso hacerlo. El encargado trae el auto de Deiben. Camino rápidamente para subir, tomo asiento en el lugar del copiloto y me giro a observar por la ventana. Deiben sube y conduce en silencio. Me siento muy triste; siento cómo las lágrimas comienzan a salir de mis ojos sin que pueda detenerlas. Me percato de que Deiben detiene el auto de pronto.
—No llores, Místic. No sé por qué dijiste eso, pero no es verdad. Nunca te he visto así —expresa con tono afectuoso. No respondo, ni lo miro—. Vamos, Místic, hablemos.
—Llévame a mi casa o me bajaré e iré caminando —respondo evidenciando mi molestia.
—Por favor, Místic, hablemos y después te llevaré a casa.
—Es que no quiero, Deiben. No me siento bien; solo quiero estar en mi habitación y no pensar en nada.
—Debí decirte la razón por la que no quería venir; podría haber evitado este mal momento, pero no quise que pensaras algo que no era. Ella ya no me interesa, pero Kyler es mi hermano; aún me duele que me traicionara así.
—No me importa lo que sientas por ella, Deiben. Tú y yo solo somos amigos, y lo seremos siempre.
—No me gusta eso que dices. Si no te interesa, ¿por qué lloras?
—Porque estoy furiosa y no puedo rebajarme a responderle a esa loca como merecía. Lloro de enojo y frustración por permitir que me insultara así. ¡Llévame a casa!
—¿Por qué dijiste que eras la segunda opción?
—Así me ves tú, así me veía Conor también. Para la única persona que no lo soy es para Jake, pero no puedo corresponderle. ¿Sabes lo mal que me siento por no poder corresponderle al joven que dejó toda su vida solo para estar conmigo?
—Yo nunca te he visto así —responde mirándome.
—No te creo, pero de igual manera eso carece de importancia. Ya no siento nada por ti —respondo observándolo con dureza.
—Me lo merezco. Tenía un diamante y lo cambié por una roca sin valor —expresa con tristeza. Me percato de que corre una lágrima por su mejilla; me parte el corazón verlo así. Debo calmarme; no es su culpa que esa bruja aparezca en todos lados y arruine todo.
—No llores, Deiben. Sé que desde que regresé te lastimo constantemente; lo lamento, esa nunca ha sido mi intención. Perdóname.
Editado: 21.04.2025