El juego del Destino

Capitulo 42

Me duele mucho esta situación. Quiero mucho a Jake, es mi mejor amigo y no me gusta lo que ocurre, pero no puedo separarlos. Conozco bien a Deiben; solo Kyler lograba detenerlo. ¡Ojalá estuviera aquí para ayudarme! Debo hacer algo.

—¡Diablos, Místic! Siempre ocasionando problemas. ¿Qué nos haces para volvernos locos? —cuestiona Conor, que no sé qué hace aquí en compañía de Kyler. Es como si mis deseos fueran escuchados.

—¡Guarda silencio y ayúdenme a separarlos! —ordeno con tono desesperado.

—¡Es suficiente, Deiben Nollan! —exclama Kyler, sosteniendo a Deiben. Conor se encarga de Jake y se lo lleva a la enfermería—. Has asustado a Místic; mírala, pálida cual fantasma. ¿Te parece adecuado?

—¡Místic! —exclama Deiben, liberándose del agarre de Kyler—. ¿Te encuentras bien?

—¿Por qué lo hiciste, Deiben? —pregunto, sintiendo lágrimas correr por mis mejillas.

—Estaba muy molesto, perdóname. Sé que no es lo correcto, pero no pude controlarme al ver cómo actuaba.

—Debo ir a ver cómo se encuentra.

—¡No! —exclama Deiben, deteniéndome—. No volverás a estar cerca de él, no te lo puedo permitir.

—No te preocupes, Místic; Conor lo llevará a la enfermería y nos dirá lo que suceda. No entiendo lo que ocurrió; por suerte, veníamos llegando para hablar con Deiben, pero ya lo haremos en otro momento. ¿Estás bien, hermano?

—Solo fueron unos cuantos golpes, no es para que te preocupes, Kyler.

—No puedo quedarme aquí solamente, quiero hablar con él.

—¡No!

—¡Lo haré! —expreso con determinación.

—De igual manera harás lo que decidas, te acompaño.

—No quiero más problemas.

—¿Eso significa entonces que espere aquí, cierto? —Asiento—. Lo haré, pero solamente porque no quiero que te molestes conmigo. Ten cuidado.

—Todo estará bien, te lo prometo —respondo con confianza, le doy un rápido beso en los labios y después avanzo en dirección a la enfermería.

Me siento muy triste por la manera en la que se ha desarrollado todo esto. Ciertamente tenía claro que Jake sabría de quién se trataba tarde o temprano, pero no imaginaba que llegarían a pelear de esta manera. Conozco bien el temperamento de Deiben, pero esperaba otra reacción de Jake. Puedo entender perfectamente que se sienta molesto conmigo. "¿Qué tal si no quiere hablar?", pienso preocupada. No quiero que deje de ser mi amigo; él es importante para mí y ocupa un gran lugar en mi vida. No llego hasta la enfermería porque Jake se encuentra regresando, Conor lo acompaña.

—¿Podemos hablar? —pregunto cuando se encuentra frente a mí; él evita mirarme.

—Lo siento, no quiero hacerlo; además, no considero que tengamos un tema de conversación.

—Me voy —indica Conor, entendiendo que Jake y yo debemos hablar. Conor se marcha.

—Yo también me voy, adiós, Místic —dice Jake y después intenta irse, pero lo detengo—. ¡No quiero hablar! ¡¿No entiendes?! ¡Estoy molesto! No quiero decir algo fuera de lugar, no quiero lastimarte.

—Entiendo, Jake, soy consciente de tu molestia y lo lamento; no debí ocultarte nada, eres mi mejor amigo —musito, sintiendo mis lágrimas correr por mis mejillas.

—Era, ya no somos más amigos, Místic. No tienes que disculparte por nada; sé reconocer cuando pierdo. Nunca imaginé quién era mi contrincante para robar tu corazón. Lo peor de todo es que yo jamás podría ganarle a Deiben. Si te hubiese conocido antes que él, hubiera tenido una verdadera oportunidad de conquistarte; realmente nunca la tuve, Místic. Pero me duele lo ocurrido; lo consideraba mi mejor amigo. Nunca antes conocí a una persona como él. Entiendo por qué no me lo dijiste y acepto mi derrota por ser contra él, a quien estimo a pesar de todo. Yo me voy hoy; no volverás a saber de mí; no puedo ser tu amigo y espero puedas entenderlo. Te quiero y deseo que sean muy felices.

—No quiero perder tu amistad.

—Intenté ser tu amigo nada más, pero no me es posible. Sé que tú no puedes amarme de la misma manera en que yo lo hago; sé que me quieres, también es posible que ocupe un lugar en tu corazón, pero no es el que yo deseo tener. Adiós, Místic, fue bueno conocerte.

—Jake, perdóname, yo… —me veo interrumpida por él, que coloca su mano en mi mejilla.

—Te entiendo, no tienes que disculparte por nada. Yo te amo, tú a mí no, y siempre me dejaste claro que solo me veías como un amigo. No es tu culpa ni de nadie. Lamento lo que sucedió afuera; estaba molesto, aún me siento de esa manera, pero tengo claro que no fue la manera correcta de actuar. Soy una persona civilizada y, como tal, debí hablar y también debí entender cuando dijiste que no, porque "no" es "no". Lo siento de verdad; me dejé llevar por mis emociones. Tengo muchas cosas por hacer aún para volver a Inglaterra. Adiós.

—Ten un buen viaje.

—Gracias —musita, marchándose. Lo veo retirarse. Jake es una gran persona y tiene razón en algo: si nos hubiésemos conocido antes, seguramente me hubiese sido posible quererlo como él esperaba que lo hiciera.

Me quedo de pie observándolo mientras se aleja hasta que sale de mi campo de visión. Me encuentro quieta, pensando seriamente en cómo hubiese sido todo con Jake si hubiésemos tenido la oportunidad de conocernos antes. Tal vez ni siquiera hubiese funcionado; cuando lo conocí era un Casanova de lo peor, tenía a todas las chicas enamoradas de él, pero considero que ahora tiene claro que no siempre es posible ganar. Sin duda alguna, siempre ocupará un lugar en mi corazón, no el que él quería tener, pero sí el de mi mejor amigo. De pronto, alguien me asusta al abrazarme por la espalda.

—Tiene razón —musita con tono tranquilo quien reconozco enseguida como Deiben.

—¿En qué? —pregunto, acomodándome en su abrazo.

—Él habría logrado tener tu corazón si le hubieses dado una oportunidad; es una persona valiosa. Gracias por elegirme aún cuando te he fallado, por perdonarme y darme una nueva oportunidad; te haré muy feliz —me giro para mirar sus hermosos ojos azules.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.