—¿Hermosa la pintura?
Volteo a mirarlo por un segundo antes de girar mi atención nuevamente hacia la pintura.
—Muy hermosa aunque no la comprenda—soy sincera, el hombre a mi lado se ríe.
—Es la primera mujer que es sincera conmigo.—respondió, parado a mí lado—Esta pintura no representa nada.
—¿Usted la hizo?
—Por supuesto, y como pintor me gusta escuchar las opiniones sincera de las personas que la ven pero—suspira y añade—Buscan elogiar y pierden su esencia, la pintura es tan plana como ellos al momento de soltar mentiras.
—Wow es un significado profundo—pienso en voz alta, el hombre ser ríe—¿Esto es una prueba?
—Lo es, y ha pasado con éxito la prueba jovencita—sonrió satisfecho, giro a ver la persona mayor, levantando su mano—Soy Nicolás petterson.
—Persefone—Estrecho su mano con cortesía aunque la retiro rápidamente—¿Seguira colgado ahí como exhibición?
—Tal vez—respondió—¿Le gusta la pintura?
Niego con la cabeza—No es lo mío.
Pero mi hermana le gusta dibujar en sus tiempos libres y conozco que sus pinturas son dignas de elogios.
—Conoce a alguien que si—no respondo, Nicolás se despide luego de entablar una corta conversación y se marcha con su bastón. Vuelvo a mirar la pintura con curiosidad.
Aunque el haya dicho que no significa nada, según lo que se, los pintores siempre expresan sus emociones en la pintura siempre habrá una firma que los distinga en cada pintura, su sello y este no es la excepción solo que no sé cuál es.
No me desvano los sesos con eso y finalmente camino hacia el principe heredero que parece imperturbable, llego mirando su traje gris corbata del mismo color, reloj Rolex, un par de gemelos azules.
Cuando estoy frente a el a pesar de usar máscara recibo su fría mirada que parece haberme matado, su mano se posa en la copa que hay en mi mano y lo deja con el mesero.
—Eres muy desobediente ¿No lo crees Persefóne?
—No es justo que tu sepas mi nombre y yo no sepa el tuyo—cambio de tema haciendome a su lado.
—Cambiar de tema no te salvara Persefóne, mientras más juegues conmigo peor será tu castigo—dijo tomando mi mano y guiandome hacia unas sillas cuando la subasta está a punto de comenzar.
—Podrias dejar de pensar en castigarme—pido sentandome, mirando la paleta en mi mano—Tu guardaespaldas me ordeno que no me apresurara hacia ti y eso hice. ¿por qué debo pagar por los errores de otro?
Se queda en silencio, presto atención a las dos personas arriba en el escenario, lo escucha hablar y decir las reglas principales y la donación que se puede hacer, El príncipe heredero se encuentra sentado de piernas cruzadas mientras yo estoy a su lado algo cerca para simular contacto.
La subasta comienza con un jarrón de la antigua china, porcelana pura y bien cuidada, la puja asciende a diez millones y se vende a un anciano feliz.
—¿Vas a comprar algo?—pregunto mirando a las personas pujar, aunque este es mi primera vez asistiendo a un evento así, no me sorprende tanto que gasten dinero.
—Ya he donado, no necesito comprar nada si no me atrae la atención—contesto frío—¿Vas a comprar algo Persefóne?
—No tengo dinero—aún.—Cuando consiga un trabajo, iré a una subasta y comprare lo que pueda.
—Sere tu jefe, suerte con eso—lo miro sorprendida, el no dice nada más siento ganas de pisarle el pie.
—Un collar de jade puro de la dinastía ming el jade como muy pocos saben, en la joya más valiosa y cara del mundo, entonces si quieren adornar a su mujer con esta bella joya pueden comenzar a pujar, la puja comienza en veinte millones.
El collar es muy bonito limpio brillante y es tan difícil de ignorar, sonrió de repente, cuando comienza a pujar.
—40 millones—pronunció una voz.
—Cuarenta millones ¿Alguien ofrece más?
—45 millones.
—45 millones, ¿Alguien ofrece más que eso?—pregunta el hombre ansioso.
Miro la paleta en mi mano, levanto la paleta y digo un número pasando mi mano por el muslo del hombre a mí lado—100 millones.
—¡CIEN MILLONES! ¿alguien ofrece más que eso?—exclamo el hombre rebosante de alegría—¡Cien millones vendido a la una, a las dos y a las tres!
—¡Vendida por cien millones a la joven de rosa! ¡Sin duda la mujer es muy afortunada!—sonrio.
—¿Como planeas pagar cien millones?—pregunta el hombre a mi lado con voz profunda, levanto la cabeza y lo miro.
—Soy tu prometida tu pagas.—me levanto del sillón para ir a retirar mi premio bajo la mirada atenta de todos, subo los escalones y llego hasta el emocionado hombre que le entrega el collar de jade.
Lo examinó con detenimiento para después llevármelos sin decir palabras, vuelvo a mi asiento y la puja continúa hasta que todo queda vendido, El principe heredero se va hacia el presentador sacando su billetera mientras yo observo de brazos cruzados con la joya en una hermosa caja negra.
—Usted no es consciente del peligro ¿Verdad jovencita?—cuestionó el guardaespaldas con desaprobación.
—Lo soy, pero también soy una prometida necesitada—susurro como una chica enamorada.—¿El no puede pagar esto?
El hombre se rió fríamente y no dijo más nada.
El príncipe heredero volvió de regreso, sin mirarme me atrae hacia el con mucho cuidado sin tocarme tanto algo que había notado, no deja que lo toque mucho y el no me toca mucho crei que era un comportamiento normal entre el y yo, pero es así con todos.
Soy guiada hasta las camionetas que están afuera, mientras los guardaespaldas nos protegen de las cámaras y los pocos reporteros, entro en la camioneta y para mi sorpresa El principe heredero también entra ajustando su saco.
—Conduce.
El auto arranca a velocidad, me pegó al extremo de la puerta tentada aventarme por la carretera para escapar, el ambiente dentro del auto bajo varios grados, siento mucho frío.
—Dime como debo lidiar contigo Persefóne—se quito la máscara, dejándolo a un lado para observarme con interés que me aterro.—¿A quien debo matar para que seas obediente?