El Juego del Tiempo - Leyendas de Verano e Invierno 1

57. Jor XVI

Muerte de la oscuridad

Subimos los escalones de la habitación de la celda pues después de lo mostrado Shakar sabía que nosotros no éramos los malos y que podía confiar. Y ahora a cambio debíamos ayudarlo con lo que desde los catorce deseo, acabar con su padre.

En el centro de la torre, en una habitación responde y alto techo se encontraba la Daga de Eldoran, la que contenía el poder del Dios Draconio, de la oscuridad.

—Ahí está —dijo Shakar— en medio de todo, no sé si ustedes lo vean pero... Las Voces lo rodean.

—Yo las veo —dijo Aleidón, pero yo no veía nada y al igual que Ojos Verdes, mostraba desconcierto.

Shakar miró con curiosidad a Aleidón y cuando el elfo estuvo pronto a liberar su furia para ahuyentarlos el mago lo detuvo.

—Si estás dispuesto a dejar tu pasado —lo miró con los profundos ojos celestes propios de él— también consigo estos poderes que te atan a él. Maximan Lucem.

De las manos de Aleidón surgió una luz infinita logrando que todas las voces huyeran del lugar, aunque todo siguiera un poco oscuro por la noche que había caído, las luces que el mago generaba era tales que no era suficiente para los pútridos seres, pero si para la Daga. Shakar apretó con la mano el mango de la Daga y sentí con el un pequeño escalofrío.

—Está pesada —dijo— y siento su poder, su oscuridad y las... cadenas.

Una figura muy parecida a un fantasma parecía colgar de unas cadenas del techo de la habitación. Cada músculo del cuerpo se veía formado en su delgado cuerpo, mientras cabellos de color negro y algunos mechones blancos caían lisos y ondulados sobre su rostro que miraba hacia abajo sin mucha esperanza.

—No se atrevan a retirar la Daga de Eldoran. Es lo poco de poder que me queda en este mundo —alzó la vista y miró a Shakar, luego a Aleidón— no se atrevan.

—¿Qué harás al respecto?

La figura gritó tratando de zafarse de las cadenas y por el susto Shakar retiró la daga y al querer apuntar a la figura esta desapareció, pero las luces del mago desaparecieron y antes de que la torre cayera se escucharon voces.

—¿Qué has hecho? —susurraban en la oscuridad y varias pisadas se arrastraban generando un sonido escalofriante— Shakar Obscurus, mereces la muerte.

Un cuerpo gris saltó de la oscuridad sobre Shakar, lanzándolo al suelo donde otros más lo arrastraron, otro grupo agarró a Aleidón por las espalda y lo tiraron al suelo hacia atrás, igual con Ojos Verdes y no tardé en sentir los varios brazos sobre mi pecho y por alguna extraña razón se sentía reconfortante, como si yo debiera pertenecer a esa oscuridad, sentí como dos alas de energía se desprendían de mi espalda y en mi cabeza se escuchaba un repetido No.

Los seres salieron expulsados por una energía que no me pertenecía y me encontraba nuevamente de pie, Ojos Verdes se revolvía en una bruma de oscuridad y con tan solo acercar mi mano está se esfumó, dándome libertad de levantarla, fui donde Aleidón y de igual manera lo levanté, después no había rastro de Shakar.

—Hay que irnos mientas podamos —dijo Ojos Verdes.

—Hicimos una promesa —dijo Aleidón tomando su hombro.

—Yo no quiero formar parte de esa ridiculez —dijo Ojos Verdes apartando su hombro— al menos él tiene un padre y se quiere deshacer de él solo porque le hizo daño, donde queda el habla, la comunicación.

La elfomestiza se marchó de la torre y ninguna Voz se atrevió a tocarle, entonces solo estábamos Aleidón y yo. Subimos las escaleras pues supusimos que se había librado pues no había rastro de la daga y cada paso que dábamos la torre parecía desmoronarse y empezaba a hacerlo.

Rocas cayendo desde arriba hacían que todo el complejo temblara y pronto la luz de la luna asomaba por los huecos, haciendo que Las Voces huyeran del impacto directo de su luz.

—Estaban muy cómodas aquí —comentó Aleidón, solo asentí y seguí buscando a Shakar.

—No pensé que finalmente lo harías —escuchamos la voz de Thaurus, era baja y pausada— matarme con la Daga. Destruir tu hogar.

—Ya viviste demasiado.

Seguimos el sonido de las voces y nos topamos con una habitación, Shakar recuperando su tono de piel normal observaba a su padre desde arriba, pues este seguía en su cama, el elfo sostenía la daga en la mano, pero no mataba a su padre.

—Veo que trajiste compañía. ¿No podías solo?

—¡Silencio! —gritó Shakar y de una patada a su padre lo mandó a estrellarse contra la pared de su habitación, rompiéndola y logrando que este cayera a lo más bajo de la torre donde muchas rocas lo aplastaron.

Shakar bajó y pronto salimos de la torre destruyéndose, corriendo antes de que una roca nos aplaste y una vez afuera vimos a Ojos Verdes forcejeando con Thaurus de color gris, que con el brazo la tenía agarrada al cuello.

—Si me matas la matas a ella —dijo Thaurus mientras sonreía, Shakar frunció el ceño y corrió hacia ambos.




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