El Juego Maldito (Ñahui)

La Cadena Que Marca El Límite

LA CADENA QUE MARCA EL LÍMITE

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Todo el grupo tomó un autobús que los llevó por casi tres horas de recorrido a un lugar muy alejado, cerca de uno de los volcanes más famosos en el país. La nación se divide por lo visto en tres regiones, la del pacífico donde poseer las mejores playas del mundo, seguida de la región andina donde posee a los volcanes más activos en todo el continente y al final, la región del amazonas, donde se encuentran especies endémicas de la región. El país es un atractivo que no se encuentra en ningún otro lado.

El viaje se ha vuelto un poco más pesado, y es que han estado moviéndose de un lugar a otro, estar tanto tiempo sentados y en la misma posición agota demasiado.

Jeanine aferra su mano a la de Harold y la aprieta, coloca su cabeza sobre el cristal del auto y contempla el pasar del paisaje, tan solo puede ver arboles moviéndose ante sus ojos de forma violenta. El auto merma la velocidad y logra ver a una persona caminando de forma desorientada al borde de la carretera.

Una mujer de vestido rasgado caminaba con las piernas manchadas de sangre, con su cuerpo sangrando, sus piernas débiles. Su estado es deplorable.

Jeanine se pone de pie enseguida y pega un grito.

—¡Hay una chica herida en la carretera! —suelta, con la intención única de ayudarla. La pobre se ve muy mal.

Todos miran hacia las ventanas del lado derecho, pero no logran divisar lo mencionado por la chica. La miran con ojos de extrañeza y la misma siente cómo si realmente estuviera loca.

—¿Estás segura, Jeanine? —pregunta Mirla viendo hacia afuera—. Yo no alcanzo a ver nada.

Se escuchan murmullos entre todos, haciendo sentir muy incómoda a Jeanine.

—Seguramente fue una ilusión —comenta la Bruja Aldalgisa, recobrando la postura en su asiento.

Aquello toca de nuevo los filamentos de la chica, está vez no decide callarse.

—Creo saber cuándo veo algo y estoy segura que vi a una chica muy malherida...

La bruja Adalgisa suelta un carraspeo, mueve sus manos con delicadeza y entrelaza los dedos. Le da una mirada pausada a Jeanine, una mirada que ella no puede descifrar del todo, ya que parece que intenta darle calma, pero al mismo tiempo dejarla perturbada.

Es difícil encontrar las palabras adecuadas cuando se necesita describir algo que puede ser considerado como malo.

—Yo nunca dije que usted, señorita, estuviera ciega, loca o en un trance. Tan solo digo que aquí..., en este lugar las cosas no son lo que parecen. Aquí, incluso debes dudar de quién eres.

Augusto mueve un poco su cuerpo y mira a Jeanine que se muestra intranquila. Le toma la mano libre y busca en su basto diccionario de vida, palabras que logren reconfortarla.

—Debes de sentarte, querida. No es bueno que estés de pie mientras el autobús se mueve —deja a la chica sobre el asiento y se dirige a todos—. Justo ahora, iremos a un bosque protegido y muy reconocido. El Río De Arboles es nuestro destino, señores. Veremos justo al volcán «Reventador», al noroeste está el bosque, uno de los lugares más misteriosos de este país. Tendremos un guía, que nos ayudará a internarnos en el bosque y nos llevará justo al norte del bosque, pero nos dejará dos, tres o más horas antes de que llegue el ocaso.

Todos se miran extrañados, unos a otros cuchichean, hasta que Mirla alza voz enseguida.

—¿Nos dejará en el bosque solos? —Augusto asiente con la cabeza atrayendo el temor de la chica que preguntó—. Óigame, sé lo que es este bosque, he leído sobre este lugar. El Río De Árboles es uno de los lugares que más asociación histórica tiene con asesinatos y suicidios. Desde tiempos remotos, se venía a matar a gente aquí, se las abandonaba a su suerte y aquí mismo se realizaba el ritual de aquella secta donde le dieron cacería a varias mujeres, en este mismo lugar fue la desaparición masiva del aula 96, del colegio 3 De Enero. Aquí también está la más grande tasa de suicidios del país.

Mirla ha investigado todo conforme al juego Ñahui y al Río De Árboles, y no puede negar verse afectada. Aquel bosque tétrico ha sido escenario de múltiples sucesos que no han tendido explicación certera y eso desubica los pensamientos de todos.

Es ahí cuando la Bruja Adalgisa se pone de pie y mira a todos. Sabe muy bien cómo funciona el miedo a lo desconocido y todos los presentes temen por sus vidas.

—Es necesario venir a este lugar, porque solo aquí, podremos iniciar y acabar con el ritual. Sellaremos el juego y así, todo acabará para ustedes. El Río De Árboles es un lugar con muy alta concentración de fantasmas, demonios, entes y almas en pena. Este es el lugar más embrujado del país y del mundo, quizás. Muchas cosas cuentan de aquí, pueden ser ciertas como falsas, cada una más peligrosa que la anterior. Pero crean esto, no subestimen nunca a este bosque y de los poderes que tiene.

Nadie dijo más, fue como una forma muy directa de explicar que no hay solución. No hay vuelta atrás, no es necesario seguir un camino si no estás dispuesto a llegar hacia el final. Todos guardaron silencio y se acomodaron en sus asientos.

No han aceptado su destino final, tan solo quieren acabar con todo esto.

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De ahí, la llegada quedó bañada por un hermoso bosque, muy grande y con gigantes árboles, en cada sección hay ciertos tipos de árboles, pero todos son de la misma especie, haciendo largas filas de verdes de diferentes tonalidades en total, pero en cada sección había de la misma especie. Si se lo ve desde el cielo, pueden verse ríos de verdes, cada río de distinto color, de ahí su nombre.

Se bajaron del autobús y llegaron, dejando ver una hermosa vista de muchos árboles muy altos, al fondo un cielo azul con el volcán de fondo. Jeanine camina lento hasta ver un gigante letrero.

«Bosque Protegido 'El Río De Árboles'»




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