Cinco año
—¿Puedes verme? —me encogi de hombros y segui sirviendo el té imaginario, dejó caer su puño en mi mesita de juego, levanto la mirada y lo veo furiosa.
—¿Cuál es tu problema? —él desvia la mirada hacia mi cama y luego suspira con fuerza.
—No me temes —niego y levanto la tetera.
—Vuelves a hacer escandalo y te doy con ella —abre la boca, pero no gesticula palabra alguna.
—Eres una niña y estas hablando con un fantasma
—¿Y? —ruedo los ojos y me pongo de pie, de pronto ya no queria seguir jugando, este fantasma tonto habia venido a arruinarme la diversión —Sal de mi habitación.
— Me tienes intrigado, no eres como las tipicas niñas, deberias estar gritando a todo pulmón y temblando de miedo.
— Eres muy aburrido —Subo a mi cama y tomo el libro que estaba hojeando por la noche.
—¿Perros? —siento su respiración en mi nuca y me muevo de modo que si estuviera vivo le entierro el codo.
—¿Algún problema? —desvia la mirada hacia la mesita y nota que los peluches sentados para tomar el té son perros, su mirada recorre la habitación y luego me mira.
— Ni una muñeca, solo... perros —silba y lo veo caminar por la habitación — Eres diferente jovencita.
No respondo y sigo mirando el libro de perros, papá y mamá me lo habian obsequiado en mi cumpleaños, sabia cual era mi destino, para lo que estaba siendo preparada desde que llegue al mundo.
Aparece una mano en mi campo de visión y veo que es el fantasma.
— Mi nombre es Wiston y ¿tu eres? —levanto la almohada y saco aquel juego de guantes, me apresuro a colocarlo y extiendo mi mano.
— Constanza Vrej
Diez años
—¡Eres un loco! —paso el dorso de mi mano por mis ojos y escucho sus crueles palabras, eramos amigos desde kinder, luego nos hicimos novios, pensé que toda la vida ella estaria conmigo, aunque apenas tuvieramos diez años. Confiando en su cariño desde casi bebés le confie mi secreto... ese que me atormentaba todas las noches, las historias del pasado llegaban a mí como si de una pelicula se tratara.
—Era tu abuelo Cindy —ella de un manotazo, se sacude mi mano que trataba de sujetarla —No miento, solo me confio donde habia escondido el collar perdido de tu abuela.
—¡No quiero que me hables Sasha! ¡No quiero que piensen que soy una loca igual a ti! —recoge sus libros y la veo marcharse de mi lado lo mas rápido posible.
Y era de esperar, Cindy contó mi secreto en el colegio, pero de una manera tenebrosa, fui considerado brujo, santero, satánico y todo lo malo que existiera ya que Cindy contó que por las noches era visitado por el mismo diablo asi que mi adolescencia fui prácticamente relegado a un rincón por la sociedad, pero esto lo vivi solo, sin contarselo a mis padres.
Diecinueve años
—Eres bonita, pero eso no compensa lo detestable que eres —ruedo los ojos y sigo revolviendo el hielo en mi vaso.
—¿Pedi tu opinión? —sus mejillas se tornan de rojo carmesi.
—Eres... —calla al ver que Leo se acerca a la mesa
—¿Algún problema con mi hermana? —enarco una ceja al ver que traga grueso y da un paso atrás
—Ninguno Leo, admiraba sus singulares guantes, debió ser una quemada muy dolorosa.
Ambos guardamos silencio, ya que no era mi intención compartirles que los usaba por que me daba la gana y no por los rumores que circulaban 《Que habia sido quemada en el accidente de nuestros padres, donde murió papá》
— Si gustas le doy una patada en su pálido trasero —sonrió ante las palabras de Wiston, si, el fantasma fastidioso se nego a irse y me acostumbre a él, a su agrio humor, sus historias tristes y tambien las alegres... era mi amigo.
— Bien, mi hermana y yo vamos a cenar tranquilamente —él asiente y me lanza una ultima mirada antes de marcharse —Deberias darle una oportunidad.
— No
— Es nuestro destino Constanza
— No lo quiero Leo —desvio la mirada —Mamá sufrio mucho por la muerte de papá, no quiero vivir eso, esperar cada dia que la muerte me visite para volver a verlo.
—No puedes vivir sola, toda la vida —su mirada se centro en mis manos —Fue un error de mamá el haberte puesto guantes desde que eras niña, debio permitir que la historia siguiera su curso
— No fue un error, me ha protegido Leo y ahora lo hago yo. No quiero la maldición, ni hoy ni nunca, seré la tia solterona, pero no me importa.
— Espero que recapacites y dejes que el amor llegué a tu vida. Mamá y papá fueron felices, el regalo de los Areválos fue lo mejor para los Vrej
Veintitres años
—Seré Juez —Marco me observó desde su lugar
—Te felicito —murmure y lleve mi taza de café a los labios —Seguiremos los pasos de papá.
Él asiente
—Asi será Sasha, pero por el momento me dedicaré a pasar mis ultimos dias con mi novia, está furiosa por que me voy a EU, nunca la conociste.
Me encogo de hombros y me centro en mi computador.
—Esa parte de ti, nunca la voy a entender, eres amargado y eres joven aún, no te gusta relacionarte con los vecinos, ni con las amistades de nuestros padres. Has asistido a tantos colegios porque nunca estas bien en algun lugar ¿Cuál es tu problema Sasha?
Lo miro a los ojos, con mi sonrisa de burla, esa que habia sido mi máscara desde ese fatidico dia en que decidi confiar mi secreto a Cindy.
—Ningún problema hermanito —doy un sorbo a mi bebida
— Entonces no te niegues a acompañarnos esta noche en la cena, viene mi novia y su prima
Frunzo los labios y asiento, no perdia nada con asistir a la cena de mi hermano.
Quizas su novia no habia escuchado los rumores de que yo estaba loco y era un peligro.
Sonrei ante ese pensamiento y me puse de pie, iria a prepararme para la cena de esta noche.
—Soy Violeta —mi corazón salto al verla, ella era preciosa, senti que ella reunia lo que siempre desee de una mujer.
— Soy Sasha Arevalo —estreche su mano y senti que mi corazón salto de la emoción, pero no la famosa corriente que llegaba hasta el corazón... señal de que las dos mitades se habian encontrado para ser una.