—¿Por que eres tan aburrida? —entrecierro los ojos mientras Wiston cruza una pierna sobre la otra.
—¿Aburrida? —grito molesta, de hecho me habia enojado desde que me dijo que Sasha Arévalo era el hombre perfecto para mi.
—Lo eres, siempre traes esa cara amargada —entrecierro los ojos.
—¿Tu me dices eso a mi? —coloco mis brazos en jarra, mientras lo miro a los ojos.
Wiston se encoge de hombros y luego se pone de pie
— Esta noche no llegaré a dormir —ruedo los ojos, mientras lo veo enarcar una ceja —Iré por ahí a ver mi programa favorito.
—Está noche, me toca turno para supervisar las jaulas
—Bien, disfruta tu noche —Wiston desaparece, mientras resoplo y me dejó caer en la silla en la que él estuvo.
Años de años haciéndome cargo de la jaula con Leo, era nuestro legado, pero últimamente me sentía cansada, quizás era por vivir lo mismo desde que tengo uso de razón.
Escuchó pasos y Sasha aparece más relajado con el cabello revuelto, vistiendo pantalones cortos y el dorso... desnudo... mi garganta se seca y carraspeo para aclararla, debía estar cansada para babear literal por este hombre.
—¿Te cierro la boca? —Wiston está ante mí con una amplia sonrisa y su mirada se pasea de Sasha hacia mi —Grandioso, no eres de piedra después de todo
—Te juro que si estuvieras vivo, te usaría de trapeador —milagrosamente él no se molesta, al contrario parece divertido.
—Constanza —una de las trillizas se ha acercado —Te he buscado por toda la casa —Elena está de brazos cruzados y me observa molesta.
Resopló por que sabía que ella me regañaria por no integrarme.
Ella comienza con su discurso y mi cerebro se desconecta, sin desearlo mi mirada busca a Sasha quien se detuvo para revisar su móvil.
—Creo que ya no necesita entrar a la piscina, lo has bañado con tu baba —la verdad prefería mil veces al fantasma cascarrabia a este bromista, ruedo los ojos, pero Winston lo ignora.
—¿No eras tú el que iba a pasear por ahí? —se encoge de hombros y se sienta en el respaldo de la silla, lo veo cruzar la pierna y prestar atención a Sasha.
—Puedo decirte si está escribiendose con otra mujer y también te ayudaré a espantarla, puedo darle un buen susto —se frota las manos —De manera que ni en sueños se le vuelve a acercar a tu hombre.
—¡Cállate! —explotó furiosa
—¿Qué? —desvió la mirada hacia Elena que me observa con el rostro compungido por mi arrebato —Sólo quiero lo mejor para ti Constanza —responde con tristeza —Pero no interferire
—Dios Elena, no es a ti, es a este maldito fantasma que no deja de fastidiar —ella desvía la mirada hacia uno de mis costados, ruedo los ojos al escuchar una carcajada.
—No se por que creen que vivo a tu costado —se encoge de hombros —Siempre hacen lo mismo.
Elena tiene su mirada fija en mi costado, mientras que Winston esta junto a ella.
—Pensé ya habías superado lo del fantasma.
—Difícil con Winston, se hace notar cuando uno lo ignora —y no mentía ya que él había pasado cantando desafinado un repertorio de canciones que ahora no deseaba escuchar.
—Vamos Constanza, debes relacionarte no estar encerrada aquí... —calla al notar a Sasha —Él es soltero como tú —sonríe —Vamos, debo hablar con Lena y Eloise.
—Ni se te ocurra Elena, sabes bien que adoro mi soltería
—No lo creo, debes vivir aburrida en tu departamento, necesitas un poco de emoción o quizás mucha emoción.
—No me atrae Sasha Arévalo, no quiero que me envuelvan en sus telarañas de romanticismo
—Vamos Constanza
— Prometelo Elena —ella sonríe y su mirada se situó de nuevo en Sasha, la verdad esperaba que dejará el tema de una vez.
Sasha
La verdad no tenía tantos mensajes como aparentaba, pero no me atraía estar junto a la piscina, había tenido una semana dura y lo único que deseaba era dormir.
Pero a la familia no se le decía no y estaba aprendiendo a vivir rodeado de gente, ya no tenía que encerrarme en mi mismo por miedo al que dirán o que me tacharan de loco, aunque ellos aún no sabían de mi don, pero algo me decía que me aceptarían tal cuál era.
Me dirijo hacia ellos y puedo notar que Constanza también se dirige hacia la piscina, había algo en ella que me atraía, pero al mismo tiempo sentía un poco de duda ya que mi experiencia con Violeta no fue la mejor, la ame con locura, pero ella conoció a Elías y todo se derrumbó. Ella era su alma gemela, mientras que yo no era nada, sólo alguien que la amó, pero cuando aparecía el alma gemela, no importaba lo que uno hiciera por amor, ya que las almas gemelas se envolvían en una burbuja, ruedo mis ojos mentales porque tenía duda de eso. Bueno no, quizás un poco de nostalgia por no vivir eso aún.
La música, las risas llegaron hasta mis oídos y sin pensarlo una sonrisa se dibujo en mis labios, ellos eran mi familia y por fin estaba viviendo lo que tanto deseaba.
Una cerveza fue puesta en mi mano por Elias, mientras escuchaba las felicitaciones por haber ganado el caso.
—Hola hermano —me giró y Marco está ante mi sonriendo, me acercó y lo abrazó fuerte, teníamos años sin vernos, desde que se había ido a estudiar fuera, las llegadas a casa habían sido más lejanas.
—Marco, que alegría verte —era maravilloso tenerlo nuevamente en casa.
Lo presenté con la familia, pero había algo extraño con mi hermano, lo noté un poco tenso al caminar hacia Constanza y Leo.
—¿Pasa algo? —él niega, pero su mirada no se apartaba de ella.
Al estar frente a ella, Marco resopló y me miró.
—Estoy cansado —acotó
—Sólo te presentó a Constanza y a ...Leo —carraspeo —Él es mi hermano Marco Arévalo.
Ella dio un paso hacia adelante y sonrió de medio lado.
—Marco —murmuró algo molesta —Tú y yo vamos a hablar —para mi sorpresa ella lo tomo de la oreja como si fuera un niño y lo llevó a un lugar apartado, mientras escuchaba las palabrotas salir de la boca de mi hermano.