El Juez [saga Arévalo #14]

Capítulo 5

—Te dije que tú quedarías —levantó la mirada y el padre de Sasha esta sentado sobre el escritorio con la pierna cruzada, su mirada estaba fija en el desorden que tenía en el escritorio.

—Si, lo recuerdo —suspiró mientras hojeo la octava carpeta sin ningún resultado positivo.

—Bueno, pues empecé a susurrar en el oído de la trilliza mayor para que insistiera con Sasha.

Ruedo los ojos y con aburrimiento tachó en la hoja de papel el nombre del expediente.

—Sólo conmigo te ensañaste en no dejarme en paz.

—Lo lamentó, pero tu eres un poco testaruda,  lo importante que estas aquí, cerca de mi hijo.

—Por un corto tiempo —murmuró y apoyo mi mejilla en la palma de mi mano —No encuentro un expediente que urge —suspiró y me levantó rápidamente para dirigirme a la otra pila de carpetas, odiaba los lugares cerrados.

Desvió la mirada y observó a Sasha salir de su oficina con una gran sonrisa dibujada en su rostro, mi mirada sigue el rumbo de la suya y frunzo el ceño al notar la manera en que mira a Ania.

Sacudó la cabeza y pienso que el encierro esta haciendo estragos, Sasha y yo, no nos llevamos. Desde que lo conocí sentí un cierto rechazó por él, ya que me parecía un hombre vanidoso, muy seguro de que las mujeres caerían rendidas a sus pies y yo odiaba ese tipo de hombres. Sasha se endereza su saco azul ese que hacia que su cuerpo se mirará fuerte y bien definido.

—¿Celosa? — aprieto los puños mientras observó a Wiston, él está riendo con el padre de Sasha.

—Apareciste —murmuró para que el resto no me escuché hablar sola.

—Y lo hice a tiempo, en mis muchísimos años de existir nunca había entendido la frase "matar con la mirada" hasta hoy damas y caballeros —enarca una ceja y estira el cuello para mirar a Ania que era todo dientes con Sasha—La fulminas con la mirada y un nervio brinca en tu mejilla

—Mejor ayudame guardando silencio que debo encontrar una carpeta.

—Nunca pensé que iba a llegar el día que te vería celosa —sonríe y su mirada no se aparta de Sasha —Pienso que su sonrisa es falsa —murmura.

Ruedo los ojos y comienzo a revisar las carpetas, al poco rato mi mirada se fija en un par de zapatos relucientes, voy levantando la mirada poco a poco hasta llegar a los ojos azules de Sasha.

—¿Cómo vas? —pregunta, sin desearlo mi mirada se ha detenido en sus labios, siento que mi garganta se ha secado, definitivamente el encierro me estaba afectando y mucho.

—Bien —mi voz ha sonado dura y fuerte, él enarca una ceja ante mi violencia.

—Disculpa la molestia, pero si necesito el café que te pedí hace dos horas —abró la boca y la cierro rápidamente cuando recuerdo el café que me pidió cuando salí de firmar el contrato.

—Lo siento Sasha —me encojo de hombros y dejó las carpetas —Ania me pidió una carpeta que le urge.

—No olvides que eres mi asistente —sonríe —Tú trabajas para mi, puedes ayudarla, pero que no absorba todo tu tiempo —asiento y me doy cuenta que tiene razón, olvide su primer pedido como jefe por centrarme en lo que necesitaba Ania.

—Iré por el café —muerdo mi labio al recordar los tacones que me hizo usar Elena y que ya estaba odiando con toda mi alma, me dolía el dedo chiquito del pie, la planta y los talones.

Cierro los ojos y trato de mentalizarme que falta poco para la salida.

Caminó despacio hacia la puerta, pasito a pasito, pero igual mis pies tambaleaban, así que decidí arrastrar los pies. Pagaría los zapatos a Elena por que al terminar el día juraba que ya no tendrían zuela.

—¿Necesitas ayuda? —miró sobre el hombro a Sasha y niego rápidamente.

—Tranquilo, todo esta bajo control —arrastró más rápido los pies para llegar a la cocina.

—"Muy controlado" —Wiston ríe casi en mi oído — "Parece que vas a caer de hocico"

—¡Cállate! —murmuró furiosa, llego a la cafetera y pienso que también necesito una taza de café.

No le había preguntado como le gustaba así que lo preparé como a mi me gustaba.

Regresar a la oficina fue una odisea, cuando al fin lo hice me sentía una ganadora.

Miré alrededor y no había nadie, así que opte por quitarme los zapatos, los deje debajo de mi escritorio y lleve la bandeja a la oficina de Sasha. Él no estaba como esperé, así que coloque la bandeja sobre el escritorio. Cuándo me giró para salir abró la boca al verlo entrar y cargando mis zapatos.

—¿Paso algo? —extiende el elegante par de zapatos negros, mientras su mirada se dirige a mis pies desnudos.

Suelto el aire retenido

—Me los quité por un momento —camino hacia él y tomó los zapatos rápidamente.

—Sientate Constanza —muerdo mi labio inferior y niego —Tenemos visitas afuera, los clientes no pueden verte descalza

—No había nadie —él sonríe de medio lado.

—Están llegando, si no quieres sentarte, yo te ayudo —antes que pueda decir algo, Sasha Arévalo, mi jefe desde hoy, está a mis pies y en cuestión de segundo toma mi tobillo y ... ¿Qué rayos pasó? Una electricidad me está recorriendo toda la pantorrilla, mi cuerpo tiembla y estoy segura que caeré calcinada en cualquier momento, un fuego me ha envuelto. Podía jurar que las luces en el edificio se apagarán. De mi interior brotó un gritito mientras ese extraño fuego y la electricidad esta corriendo a gran velocidad directo a mi corazón. El agarre de Sasha se ha quitado no se cuanto tiempo, pero a través de lo que me consume puedo ver su rostro contraído como si tuviera un fuerte dolor.

Ambos nos miramos.

—Yo... —Sasha esta confundido sin dejar de verme —Debo atender a las visitas.

Su mirada se aparta, estoy temblando y me abrazó a mi misma mientras estoy segura que mi ropa humea, jamás había sentido algo así y no podía ser la maldita maldición, no habia tocado mi mano.

—Debo irme —apresuro el paso hacia la puerta.

—El otro zapato —murmura Sasha, bajó la mirada y me doy cuenta que sólo llevo puesto uno.

—Claro —murmuró mientras me acercó a tomar el otro, ambos nos negamos a mirarnos a los ojos —Ahí está tu café.




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