Baje la vista al libro que tenía delante de mí, se empezaron a mover las letras y a formar una frase. La frase que formaron las letras era: “Catherine Ross, te falta poco para estar preparada, piensa en lo que vas hacer, no sirve de nada, respira dos veces y reflexiona”.
En ese momento pestañee y las letras volvieron a su sitio,—¿no vas a decir nada? —y mi respuesta fue, —la ignorancia es la mejor respuesta —le miré y empecé a sonreír, —Pero claro, igual no sabes lo que es eso —concluí la conversación, Lucas no se atrevió a decirme nada.
Pero lo que había pasado era super raro y no podía parar de pensarlo y decidí contárselo a Ismael. Salimos al recreo y antes de llegar a nuestra sitio, le dije a Ismael que teníamos que hablar de una cosa que me había pasado, yo le conté todo lo que me había ocurrido, a lo que el contesto, —¿Que ponía en la frase? —yo le dije tal cual lo que leí. El me miro y sonrio.
Pero me quedé con una pregunta, “¿por qué pasaba eso?” y “¿Porque él lo veía como algo normal?”. Llegó la noche y me fui a dormir, había sido un día muy largo y seguía sin encontrar el sentido de lo que me estaba pasando, pero estaba relacionado con aquella puerta, y quería una respuesta para saber todo lo que me estaba ocurriendo.
Me fui a la cama y me quede dormida, y lo que no sabía es lo que me iba a pasar en el sueño, soñe que estaba en la puerta de aquel edificio, y baje hasta aquella sala pequeña donde se encontraba aquella puerta, la puerta estaba abierta y cuando entre, escuche una voz diciendome, —Bienvenida Catherine Ross—...
No vi quien me estaba hablando, porque estaba todo blanco, pero justamente cuando terminó el mensaje, me desperté, estaba desorientada, seguía sin creerme lo que estaba pasando. Me levanté de la cama y me fui al instituto y hablé con Ismael, le dije que me había ocurrido una cosa en el sueño, le conté cada detalle del sueño, en ese momento él me dijo.
—¿Quieres saber lo que hay detrás de esa puerta? —a lo que yo le respondí —si —quería saberlo ya, me dijo que después del instituto íbamos. Llegamos a la puerta, en ese momento empecé a tener un fuerte dolor de cabeza, y en un segundo todo se nublo, y se puso negro, me desmaye.
Abrí los ojos y veía la luz del sol reflejada en mi cara, estaba en una cama, no sabia donde estaba, en ese sitio no había estado nunca. Apareció en ese instante Ismael por la puerta y me dijo, —por fin te despiertas —.
—¿Cuánto tiempo llevo durmiendo? —le pregunté, —¡Dos semanas!, —me respondió mientras se reía —llevas un par de horas, es normal si es la primera vez que vas de un plano a otro —me dijo mientras me miraba.