—"Os encontráis encerrados en una sala con dos puertas custodiadas por dos guardias. Una puerta conduce a la libertad, mientras que la otra puerta, nos lleva a una celda donde nadie escapa jamás.
Los guardias son idénticos entre sí, pero se diferencia en que uno de ellos siempre dice la verdad, y el otro siempre miente. Pero tú no sabes quien es cada uno.
¿Cómo podrías elegir la puerta de la libertad con seguridad de no equivocarte, si únicamente puedes hacer una pregunta a solo uno de los guardias?
¿Qué pregunta le harías?".
—Si estamos encerradas de verdad —Decidió decir ese comentario al aire Sara, cuando en ese momento las paredes empezaron a cerrarse.
—Creo que la se, esto me lo hicieron hace tiempo una pregunta —Dije yo, que estaba deseando no
equivocarme.
—La respuesta es que para salir eligiendo la puerta verdadera, debemos de preguntarle a cualquiera de los dos guardias que te responda a la siguiente pregunta: ¿Por qué puerta me diría el otro guardia que debo de seguir? y siempre elegir la puerta contraria a la que me diga.
En ese momento lo escribi tal cual lo había dicho en el móvil, y de nuevo la pantalla se puso de color verde.
—¡Bien! —Dije resoplando.
En ese momento y sin dar descanso alguno, se encendió la tercera pizarra, en ellas aparecían una foto con dos bebés y abajo escrito:
—"Alfredo y Alfonso nacieron a la vez en el mismo segundo. Sus madres dieron a luz justo en el mismo instante. Sin embargo, nunca celebran cumpleaños el mismo día. ¿Porque no celebran el cumpleaños el mismo dia?"—
—Es muy fácil —dijo Sara, y sin detenerse a explicar cogió el móvil y puso la respuesta, puso el teléfono en verde, y las paredes se detuvieron a la vez.
—¿Cuál era la respuesta? —Preguntó Cinthia.
—La respuesta es que nacieron a la vez, pero en diferentes zonas horarias. Alfredo a lo mejor nació en un sitio a las once de la noche y el otro bebé, en otro distinto a las siete del día siguiente, y por esa razón nunca lo celebran el mismo día. —Respondió Sara.
—Muy bien chicas, ya solo os queda un nivel, me estáis sorprendiendo, pero este último es el más difícil y al alcance de muy pocas personas, daros prisa que el tiempo se acabó. —Irrumpió la voz del desconocido en la tensión que había en el ambiente por intentar resolver todo rápido.
Se encendió otra luz, pero esta vez no había una pizarra, había una mesa pequeña con dos relojes de arena, y al lado un papel que decía:
—"Disponemos de dos relojes de arena pequeños, que no tienen ningún tipo de marca. Uno de ellos mide exactamente cuatro minutos, mientras que el otro mide siete. El reto consiste en utilizar estos relojes para medir exactamente la cantidad de nueve minutos"—.
En ese momento me quedé parada y pensando, porque la respuesta se podía sacar a un simple cálculo y lógica, y yo lo sabía. En ese momento moví uno de los dos relojes y la paredes empezaron a moverse y hacerse más pequeñas, en ese momento decidí ir moviendo los relojes calculando el tiempo, para sacar la respuesta.
Minutos más tarde al fin la pude sacar.
—¿Que te falta Catherine? —Preguntó Ana, que estaba esperando con el móvil en la mano.
—Poco —respondí mientras seguía moviendo los relojes.
—¡Ya la sé!, tengo la solución, pon esto en el móvil Ana, La solución consiste en darle la vuelta a los relojes al mismo tiempo.
Pasados cuatro minutos:
Justo cuando el reloj de cuatro minutos termine, gíralo de nuevo. Al de siete minutos aún le quedan tres por vaciar.
Pasados tres minutos (en total siete)
Al reloj de cuatro le queda uno
El reloj de siete ha terminado (lo giramos para que se cuente un minuto.
Pasado un minuto (en total ocho)
El de cuatro ha terminado, en ese momento, utilizamos el monto acumulado en el reloj de siete para terminar la cuenta de 9.—
En ese momento se puso la pantalla en verde y se abrió la puerta.
—Vámonos rápido, quedan todavía cuatro niveles más—.
Entramos en la quinta sala y estaba el reloj que marcaba 09:27...